Gina Ventós
Close Up

EN BARCELONA

Metemos las narices en el exclusivo y bohemio piso barcelonés de Gina Ventós

Los aromas, las fragancias y los recuerdos habitan cada rincón de esta casa en la que vive esta barcelonesa con sus tres hijos.

Texto Cris Castany
Foto Elena Mercé
Formato Marina G. Ortega | María Mateo
Producción Eshter y Mar
Maquillaje y peluquería Equipo Ana Prado
E

n una de las zonas nobles de Barcelona, junto a un emblemático parque, vive Gina Ventós. Una cuarentañera que pertenece a una histórica saga de perfumistas de Barcelona. Su padre, Ernesto, fue una personalidad reconocida por ser mecenas y creador de obras vinculadas al olfato, que incluso concibió Olor Visual, una colección de arte inspirada en las esencias que creó su familia a lo largo de varias generaciones.

Hoy la presidenta de la Fundación Ernesto Ventós, una institución que busca acercar el mundo sensorial y olfativo a la sociedad y enriquecer su experiencia del arte, la cultura y del mundo que nos rodea, nos abre sus puertas para descubrirnos el hogar en el que vive con sus tres hijos adolescentes. Un piso que reformó de la mano de dos reconocidas interioristas barcelonesas y que respira un estilo bohemio que define completamente la forma de ser de nuestra anfitriona.

Gina Ventós
El salón enmarcado por tres ventanas fue lo que enamoró a Gina Ventós de esta casa.

“La estructura de la casa ya era muy buena”, dice, pero cuando llegó a este piso de doscientos metros se dio cuenta de que necesitaba un lavado de cara y se puso en manos de Esther Mercé y Mar Ferreres, dos de las expertas en decoración que triunfan en la Ciudad Condal y que son conocidas porque en cualquier casa recuperan la esencia respetando las bases y la llevan a la actualidad, al siglo XXI.

De techos altos y espacios amplios con vistas a uno de los parques mejor situados de la ciudad, se encontró con una joya: “Me encantó por la luz y quería mantenerlo clásico, pero al final no dejo de tener 47 años y me gusta la estética actual”. Las expertas recuperaron el parqué escondido bajo un suelo de poliuretano de los 80, matizaron el brillo, actualizaron el color, también realzaron las molduras del techo y lo pintaron todo de blanco. “Yo aporté todas las piezas decorativas, muchas antiguas de mi familia y también arte de mi padre y comprado por mí”.

Salón
Detalle de estanterías del salón
Las butacas y el sofá a medida los adquirió cuando entró a vivier en la residencia. La pieza escultural de la pared es de la galería madrileña Max Estrella. A la derecha un detalle de la estantería con obra indonesia de de su tio Luis Ventós.

Una de las estancias que más llaman la atención es la entrada, el único toque de color importante que encontramos. Es una de las señas de identidad de estas interioristas que buscan conseguir un efecto ‘wow’ nada más entrar. Este recibidor está enmarcado en un verde plomo y aprovecharon para tapizar el interior del gabanero con un tartán inglés y así no romper la unidad del espacio.

A medida que se avanza por la casa, muchas obras con forma de nariz persiguen al visitante: alfombras, esculturas, pinturas… Un universo estético único que te hace conocer la importancia de los aromas en esta familia. Entre ellas, instalaciones audiovisuales en forma de lámpara rompen el ambiente contemporáneo e incorporan lo digital. 

La entrada
La entrada
La entrada en verde plomo tiene un gabanero forrado con papel con estampado de tartán. Un detalle del pasillo con unn espejo esférico que amplía visualmente la anchura del espacio.

La anfitriona nos lo enseña mientras habla de su próximo proyecto: la fundación va a poner aromas a una exposición sobre el Amazonas. Nos explica que el comisario lo tiene clarísimo, quiere notas que huelan a quemado, a la tierra mojada cuando llueve, a tabaco. Y ella nos reconoce que no ha heredado el don del gran nariz que fue su progenitor, que llegó a ser académico en el sillón Césped de la Academia del Perfume: “Yo soy diseñadora de moda. Estuve 15 años en ese sector trabajando en empresas como Natura, Toni Miró, también en Emporio Armani en París, en showrooms y en Custo Barcelona”. Pero, al final, el negocio familiar tiró de ella.

“En el año 2014 empecé a trabajar con mi padre, fue a lo tonto. Él era perfumista, coleccionista de arte contemporáneo, que compraba a través de su memoria olfativa. Veía una obra de arte y decía: ‘A mí me huele a…’. Asociaba el arte a percepciones olfativas desde que la Fundació Miró en el año 79 le pidió a un grupo de perfumistas que pusieran olores a unos objetos de arte contemporáneo, y nunca más dejó de hacerlo”.

sofá
El sofá de lino encabezado con obra de madera de Luis Ventós.

Él era un gran coleccionista, de bastones de doble uso y de sellos. Y se dijo: “Voy a incluir artistas porque el arte se ve, se huele. Hoy se toca, pero no se huele. Y esta idea no existía. Entonces empieza a preguntar a artistas contemporáneos de aquella época, que era el principio de la democracia, si tenían obra relacionada con el mundo olfativo. Su idea fue durante más de cuatro décadas coleccionar piezas relacionadas con el mundo de los aromas. La colección se llama Olor Visual, llena de pintura, escultura, vídeo y mucha fotografía. Y luego en el 2002 empezó a hacerse con narices de todo tipo”. 

Nos fijamos en las paredes. Ahí Gina tiene algunas de esas piezas heredadas, también en la librería de madera, que cuando llegó a esta casa nos cuenta que era supercargada y enmarcaba demasiado el comedor, así que con las especialistas aligeraron su estética pintándola de blanco, también hicieron lo mismo con la chimenea.

Chimenea
Vitrina
Pintaron paneles de madera que enmarcaban la chimenea para dar más luz a las estancias. Encabeza el comedor una vitrina de Luzio personalizada.

Su casa, según reconoce, está decorada a base de recuerdos. La alfombra del salón estaba en casa de sus padres, era muy clásica y le cortó los flecos para darle un aspecto más actual. También tiene mucha obra de su tío, el escultor Luis Ventós; entre sus piezas favoritas, unos moáis de madera. Asimismo, se ha hecho con obra de la galería Max Estrella de Madrid o un videoarte de Pagés. “Es una obra de una artista que me compré cuando me mudé aquí y me pareció muy original”, confiesa. Una instalación de los puertos de Róterdam. “La verdad es que me gustó mucho porque sale ella en el vídeo y tiene música”.

Hace ya tres años que entró a vivir aquí, tras unos meses de lavado de cara en un tiempo récord, y nos dice que le gusta especialmente el barrio porque prácticamente toda su familia vive en la zona, y su hermana, una artista que hace velas con narices, cómo no, también está pensando en acercarse.

sillón
cama
La habitación de las niñas con tejidos naturales como protagonistas tienen ropa de cama de la firma Brins.

En el lado opuesto del salón se encuentra la zona de descanso, donde tanto ella como sus tres hijos viven rodeados de este mundo ‘nasal’. También nos sorprenden tallas de un metro de vírgenes antiguas, que nos confiesa que son de su lado materno: “Mi madre, además de ser católica y practicante, colecciona imaginería religiosa. Pero en la decoración es más moderna que yo”.

El interiorismo corre por sus venas, hasta una hermana se dedica a ello profesionalmente, a la que pide mucho consejo, pero, dado que tiene muchísimo trabajo, prefirió ponerse en manos de Mercé y Ferreres. “Me convenció porque me propusieron ideas que me encajaban perfectamente, y no se volvieron locas con imposibles. Me sugirieron objetivos prácticos y hacerlo en poco tiempo: recuperar el suelo, los lavabos. Hacerles un vestidor a mis hijas, que son adolescentes, y están encantadas. Recuperaron muebles de la cocina de la otra casa para aprovechar una isla que me había hecho en Aspen para la anterior”.

A la izquierda una consola de herencia familiar. En medio, una perspectiva del living de la casa. A la derecha, una instalación de la colección ‘Olor Visual’.
Arriba una consola de herencia familiar. En medio, una perspectiva del living de la casa. Abajo, una instalación de la colección ‘Olor Visual’.

Sus días transcurren entre reuniones, visitas y brainstormings para hacer proyectos expositivos, asesorías olfativas o más educativos. Cuando no se reúne, intenta viajar por placer, y le gusta la fotografía, de ahí que en el comedor tenga una vitrina llena de cámaras antiguas de su padre: “Me la compré en Luzio. Las patas se las hice luego, aunque ahora me la voy a llevar a una casa en el Empordà y creo que este mueble acabará allí”.

Esa pasión por el campo se nota en esta casa en la que los materiales nobles son el hilo conductor de todas las estancias. Maderas, tejidos naturales… son una constante, y nos confiesa que las sábanas también son muy especiales, se las hace en Brins, una firma de alta costura para el hogar, muy exclusiva, que está en Barcelona. Detalles que contrastan con su carácter relajado y bohemio, que consigue, según confiesa, entre las clases de pilates y los partidos de hockey hierba, deporte que practica desde pequeña en el Real Club de Polo de Barcelona, otra tradición familiar que sigue manteniendo; ahora lo hace en un equipo de mujeres entre 35 y 48 años.

Un detalle de la cocina con isla de Aspen. A la derecha, la anfitriona posa con velas hechas por su hermana.

Recién aterrizada de Abu Dabi, explica a Vanitatis que se ha reunido con el director del Louvre para organizar una exposición aromatizada. Parecida a la que están planeando para la Copa América, donde participarán en la exposición inmersiva del IMAX, en la que nada más entrar olerá a mar. “Una proyección del IMAX que es impresionante, ahí se explica la competición, los siete equipos… Hay espacios estratégicos en los que hemos puesto el aroma a Mediterráneo. Bueno, de hecho, les propusimos tres fragancias y de estas escogieron una que había diseñado mi padre. Me hizo mucha ilusión”. Su padre creaba esencias para gran consumo tan reconocibles como las de las Matutano al jamón (ahora Lay’s), el Ambipur o el lavavajillas Mistol. “La primera gala de la Academia del Perfume se empezó con siete perfumistas premiados, dos de mérito y dos honoríficos, y mi padre fue uno de los de mérito por su trayectoria profesional y artística”. Su rastro sigue presente, en su hija, su fundación y la memoria (olfativa) colectiva, y también entre estas paredes.