Así es el hotelito majorero con más encanto: arquitectura, arte, diseño y mucha historia

El municipio de La Oliva, en el norte de Fuerteventura, esconde varias maravillas naturales y otras fruto del empeño del alma humana. En este segundo apartado clasificamos Casa Montelongo, un oasis de belleza, arte y diseño. Un pequeño hotel con mucho (ponle al menos tres ‘u’ más) encanto.

En su día, esta casa canaria fue vivienda burguesa y hasta casino. Profundamente enraizada en la historia y la tradición local, el proyecto de recuperación y restauración de Montelongo —uno de los inmuebles centenarios con más solera de La Oliva— viene firmado por Néstor Pérez Batista, arquitecto canario afincado en Berlín.

El proyecto consta de dos alojamientos independientes de lo más exclusivos, con salón-comedor, cocina, dormitorios y baño. Más allá de sus muros: volcanes milenarios, dunas llenas de vida, playas de aguas turquesas, una gastronomía de ensueño y la gente buena de una isla plena en carácter y personalidad (ese bien intangible que tan poco abunda últimamente).

Casa Montelongo, antiguo casino, se encuentra en el área histórico-artística de La Oliva. En consecuencia, la renovación debía estar a la altura del entorno. Los principales argumentos del desarrollo del proyecto se centraron en el contexto urbano en el que se encuentran el alojamiento. Una de las metas era establecer una relación estrecha e imprescindible entre las estancias de la casa y el patio central.

Cada espacio de Casa Montelongo se diseñó de manera individualizada, pero al mismo tiempo, se conectó estratégicamente con el patio a través de huecos en las fachadas interiores, enfatizando la sensación de apertura y transparencia, evitando interferir en las relaciones fluidas que se establecen en él.

Esta estrategia buscaba apropiarse de los espacios exteriores y hacer que pasaran a ser una estancia más de ambas unidades residenciales. Los detalles en iluminación, geometría espacial, confort térmico y privacidad de las estancias imprime a cada vivienda cierta sensación de ‘nowhere’, perfecta para la contemplación, la reflexión y el hedonismo.

El patio con piscina está presidido por la escultura ‘Perfección pasajera’ de Oscar Latuag, artista multidisciplinar canario que se desenvuelve sin problemas en el terreno de la arquitectura, la escultora, el muralismo y el diseño; un auténtico explorador de las formas. En su obra, Latuag percibe y observa la idea en sí misma, en su naturaleza, como si de un escáner se tratara, clasificando, agrupando, seleccionando y eliminando excesos, hasta llegar a la expresión más absoluta y simple de lo que quiere contar.

Para el historiador majorero Pedro Carreño Fuentes, “Casa de Montelongo se asienta en un solar de la antigua calle de la Iglesia, que luego se llamó calle del General Franco —en memoria de la visita del militar a La Oliva en la década de los cincuenta— y que hoy recibe el nombre de avenida Tababaire”.

“En Casa Montelongo tuvieron lugar importantes eventos sociales, ya que contaba con el beneplácito y la protección de las fuerzas vivas del municipio —añade Carreño Fuentes—. Eran celebraciones en las que siempre había bailes y la gente improvisaba canciones que muchas veces se dirigían a la marquesa local, copillas como esta: ’Qué es aquello que relumbra / en la sala más que el sol / doña Nieves del Castillo / hija del gobernador’”.