Cinco cabalgatas para vivir una noche de Reyes diferente en Cataluña
De las centenarias de Igualada y Sant Vicenç dels Horts, a la llegada en barco de Tarragona, la bajada esquiando por el valle de Núria o el olor a lavanda de las calles de Taradell, estas cabalgatas no dejan a nadie indiferente
La noche de Reyes es posiblemente una de las más mágicas del año. Desde que empieza a caer la tarde, los más pequeños (y los que no lo son tanto) esperan ilusionados la llegada desde Oriente de sus Majestades. Las cabalgatas que se celebran en cada rincón del país son la carta de presentación de Melchor, Gaspar y Baltasar, y su comitiva, antes de repartir millones de regalos durante su jornada vespertina.
En Cataluña, por ejemplo, las hay de todo tipo en sus más de 900 localidades; desde las más tradicionales y centenarias hasta las más genuinas y recientes. Sea como sea, todas ellas comparten dos ingredientes: el espíritu navideño y el aunar las tradiciones de la tierra. Hacemos un repaso por las más especiales de la región.
1. Igualada, la más antigua
La localidad barcelonesa de Igualada, en la comarca de Anoia, presume de celebrar una de las cabalgatas más antiguas de la Comunidad Autónoma; también de las más genuinas. Y es que, ¿en cuántos pueblos los propios pajes bajan de sus carrozas, sacan unas llamativas escaleras alargadas y comienzan a trepar por los balcones, repartiendo los regalos? Esta tradición, que se denomina Camí dels Reis, la festejan los igualadinos desde 1895 y es Fiesta Patrimonial de Interés Nacional desde 2016.
Esta ardua tarea no sería posible sin la ayuda del paje Faruk. El mensajero oficial de sus Majestades es el encargado de recorrer las calles del municipio semanas previas al 5 de enero e ir recogiendo las cartas de los niños y las niñas, asegurándose de que sus mensajes llegan a Melchor, Gaspar y Baltasar. Este año, además, Faruk irá en una carroza especial conmemorando el 80 aniversario de su primera aparición.
2. Tradición sostenible en Sant Vicenç dels Horts
Otra cabalgata centenaria es la de Sant Vicenç dels Horts. De nuevo en la provincia de Barcelona, el alcalde es quien entrega en la plaza de la Vila la llave de todos los hogares del municipio para que ninguno se quede sin sus presentes. A continuación comienza la cabalgata, en la que además de la comitiva real, desfilan otros personajes emblemáticos como la Estrella Anunciadora y Fantasía, el Camell Reial, el Ninot de Neu o la Bombolla Reial. Todos ellos interactúan con las personas que se acercan a visitarlos, deteniéndose en un punto clave del recorrido.
Fue en 1896 cuando un grupo de vecinos de Sant Vicenç se reunieron por primera vez para que los Reyes Magos repartieran personalmente los regalos; los llevaban en un carro. Casi 130 años después, se han cambiado los carros por las carrozas, hechas con materiales reciclables, minimizando plásticos de un solo uso o primando la iluminación LED. El mejor ejemplo de que las tradiciones pueden adaptarse a los tiempos que corren sin perder su esencia comunitaria.
3. Olor a lavanda en Taradell
Seguimos sin abandonar la provincia de Barcelona para visitar Taradell. Las antiguas fábricas textiles del Vapor y del Tinte hacen sonar sus sirenas para avisar de la llegada de sus Majestades. Después de realizar la ofrenda al Niño Jesús, acuden a la plaza de las Eras donde comienza la cabalgata. El toque especial lo dan las antorchas de barballó (espliego) que los vecinos encienden a medida que la comitiva va recorriendo las calles del pueblo. Las familias van al campo a recoger esta planta y crear enormes ramos que encenderán para guiar a los Reyes Magos hasta sus hogares. El municipio no solo se llena de luz, sino que también queda impregnado de un agradable olor a lavanda, que ya es un símbolo de la Navidad taradellesa.
4. En Tarragona, por mar
A Tarragona, como no podía ser de otro modo, los Reyes llegan en barco. Las sirenas de todas las embarcaciones suenan al unísono para recibirlos. Esta particular banda sonora está acompañada por una veintena de fuegos artificiales. Todos los vecinos reciben a sus Majestades en el barrio marítimo de Serrallo, donde desembarcarán y comenzarán el recorrido de la cabalgata.
Abre el desfile la carroza de la Farola de la ciudad de Tarragona. A ella le siguen otras míticas como la de la Estrella que ha guiado a los Reyes de Oriente, la de la Noria para suministrar agua a todos los animales que les acompañan, así como las del Dromedario, el Camello y el Elefante, esta última con más de cien años de historia, ya que comenzó a desfilar en 1921.
5. Los esquiadores de Núria y Queralbs
Cataluña también es montaña y nieve, por lo que no es de extrañar que sus Majestades lleguen esquiando. Es, precisamente, lo que ocurre en el valle de Núria, en concreto en el municipio de Queralbs, situado en pleno Pirineo catalán.
Las familias llegan a este espectacular paraje en el tren cremallera desde Queralbs, el único modo de acceder al valle. Allí un espectáculo de luz, fuego y música recibe a unos Reyes Magos de lo más montañeros que, tras su bajada esquiando, visitan a la virgen del Santuario de Núria y los más pequeños les entregan sus cartas. La vuelta a Queralbs se hace de nuevo en tren, donde la comitiva real subirá a sus carrozas para realizar el desfile. El vagón en el que viajan es una reliquia que solo circula en ocasiones tan especiales como esta noche mágica.
La noche de Reyes es posiblemente una de las más mágicas del año. Desde que empieza a caer la tarde, los más pequeños (y los que no lo son tanto) esperan ilusionados la llegada desde Oriente de sus Majestades. Las cabalgatas que se celebran en cada rincón del país son la carta de presentación de Melchor, Gaspar y Baltasar, y su comitiva, antes de repartir millones de regalos durante su jornada vespertina.