¿Qué harías con el edificio de Casa Decor 2025 si te lo dejasen vacío? Bienvenidos a Sagasta 33

Cuando uno busca casa —bien para comprar, bien para alquilar— ha de saber que el estrés, la ansiedad y hasta la decepción van a formar parte del periplo, indivisiblemente. No pasa nada porque, de igual forma, uno ha de saber que el destino tiene escrita la calle, el número, el piso y la letra de tu nuevo hogar, ese que en cuanto atraviesas la puerta sabes que va a ser tuyo, cueste lo que cueste.

Las casas, los hogares, comienzan a existir así, con un pálpito, un vértigo o una placentera sensación de bienestar. Entras y lo sabes: estás en tu casa.

Desde hace 33 años, Casa Decor —la plataforma de interiorismo, diseño y tendencias referente de este país— nos devuelve esa sensación de bienestar en dos momentos: cuando anuncian el edificio elegido y cuando, por primera vez, cruzamos el umbral de la exhibición.

Desde 1992, Casa Decor atesora una envidiable colección de edificios históricos y singulares, inmuebles de gran valor arquitectónico entre los que encontramos palacios, palacetes, bancos, embajadas, viviendas señoriales, construcciones industriales y hasta un convento.

Para esta 60ª edición —además de en Madrid, la feria también se celebró varios años en Valencia y Barcelona—, la organización vuelve a un edificio de porte señorial y estilo decimonónico, con amplios espacios, techos altos, muy luminoso y rico detalles de época. En definitiva, un edificio residencial como los que ya no se hacen.

Casa Decor vuelve a Chamberí, un distrito muy apegado a su historia, ya que este variopinto distrito de la capital ha acogido siete ediciones. Bienvenidos a Sagasta 33. El inmueble de este 2025, de 7.141 metros cuadrados, distribuidos en bajo y cuatro plantas, ocupa todo el frente de manzana de la calle Sagasta, desde la plaza de Alonso Martínez hasta la calle Covarrubias.

Su imponente fachada está coronada por dos torreones octogonales en las esquinas y uno central en forma trapezoidal, recubiertos de teja de cinc al estilo francés. De cada uno de ellos sobresale una hilera de balcones y miradores acristalados que dan dinamismo a la fachada, perfectamente alineada por medio de balconadas con balaustrada de piedra y rejería.

La simetría de la fachada está milimétricamente diseñada a través de la composición de los paños de ladrillo visto, todos del mismo tamaño y delimitados por calles de piedra revocada en blanco, que contrasta con el rojo del ladrillo, dando aún más fuerza al alineamiento de todos los elementos.

Construido entre 1899 y 1901 por el arquitecto bilbaíno Luis de Landecho Jordán y Urríes, Sagasta 33 es un espléndido ejemplo del eclecticismo madrileño de finales del siglo XIX, fiel a las tendencias del racionalismo neogótico, con la potente presencia del ladrillo visto combinado con piedra y metal.

El edificio fue un encargo de la familia Zabálburu, para la cual Landecho había realizado diversos proyectos tanto en Bilbao, como en Madrid. La viuda de Zabálburu le encomendó la realización de dos edificios de viviendas de alquiler en la plaza de Alonso Martínez, entre las calles Sagasta y Covarrubias, que constituyen un magnífico conjunto urbano que el vizcaíno sintetizó con elegancia y brillantez.

Las generosas dimensiones de Sagasta 33 permitirán la segmentación de más de 50 espacios, auténticos lienzos en blanco que motivarán la creatividad de los profesionales y empresas participantes. Las 90 ventanas abalconadas del edificio garantizan que la luz natural llegue a todos los rincones. Además, dos amplios patios de luces surten de iluminación a todas las estancias interiores.

En 2003 el edificio se sometió a una reforma integral para uso de oficinas, saneando cubiertas y fachada. El portal, las escaleras y los principales espacios comunes mantienen sus elementos originales.