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El Chico Llama: “Dibujo para transformar la fealdad del mundo en algo bonito”
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El Chico Llama: “Dibujo para transformar la fealdad del mundo en algo bonito”

Sus cotizadas ilustraciones reflejan la síntesis de la perfección, envuelta en colores alegres y referencias a la cultura pop. Hablamos con él de belleza y fealdad, de maravillas y miedos, pero, sobre todo, de aquello que lo hace único

Foto: Javier Navarrete decidió convertirse en El Chico Llama, como quien se transforma en superhéroe, para protegerse. (Cortesía)
Javier Navarrete decidió convertirse en El Chico Llama, como quien se transforma en superhéroe, para protegerse. (Cortesía)

Javier Navarrete (Madrid, 1988) decidió convertirse en El Chico Llama, como quien se transforma en superhéroe, para protegerse de las burlas que su pelo rojo desataba. “Me inventé una máscara detrás de la que sentirme más fuerte”. Y se puso a dibujar, a dibujar sin parar. Tanto que hoy es uno de los ilustradores jóvenes más reconocido —su obra es genuina— y deseado del país.

Tras una sólida trayectoria como diseñador de Experiencia de Usuario —esos profesionales que consiguen que una app, una web o un software resulten intuitivos, eficientes y agradables al usuario— para varios medios de comunicación y empresas de tecnología, El Chico Llama comenzó su andadura como ilustrador en 2016.

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y con un máster en Diseño Gráfico de la Comunicación, en 2018 decidió apostar por su vocación artística a tiempo completo. Desde entonces, ha trabajado para grandes firmas como BBVA, Amazon, Pfizer, Disney+ o Sony Entertainment, además de colaborar con agencias y clientes, particulares o públicos —como el Ayuntamiento de Madrid—, en proyectos de dirección de arte.

placeholder Javier Navarrete es El Chico Llama. (@soyelchicollama)
Javier Navarrete es El Chico Llama. (@soyelchicollama)

Su trabajo busca la síntesis de la perfección, envuelta en colores alegres y referencias a la cultura pop. Hablamos con él de belleza y fealdad, de maravillas y miedos, y, sobre todo, de una verdad: la suya, la que lo hace único.

placeholder De viñetas y apuntes. (@soyelchicollama)
De viñetas y apuntes. (@soyelchicollama)

PREGUNTA. ¿Qué tipo de niño fuiste?

RESPUESTA. Mi infancia explica bastante bien lo que soy ahora: un apasionado de las plantas. De pequeño me pasaba horas leyendo libros de botánica y creando mi propio herbario: secaba hojas y flores y las guardaba entre páginas de cuadernos. Esa afición me convirtió en una persona muy observadora, siempre atento a mi entorno. Jugaba con mis amigos, claro, pero también me encantaba pasar tiempo solo. Mis padres tenían una casa en el campo y yo me perdía observando la vegetación, explorando… Cada día era una pequeña gran aventura.

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placeholder Torres Blancas. (@soyelchicollama)
Torres Blancas. (@soyelchicollama)

P. Al acercarnos a tu obra, lo primero que nos llama la atención es que siempre dibujas escenas en armonía, mundos perfectos. Cada trazo está cuidado al milímetro, todo es bello, todo está en equilibrio. ¿Por qué este enfoque?

R. Pues porque en realidad soy una persona negativa y pesimista. (Risas). Mis ilustraciones son justo lo contrario, como una especie de terapia. Intento volcar en ellas lo opuesto a mi visión personal del mundo. Me ayudan a lidiar con esa forma de ser, a transformar lo feo y lo gris en algo bonito. Es mi manera de disfrutar de la belleza de las cosas pequeñas.

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placeholder Llueve. (@soyelchicollama)
Llueve. (@soyelchicollama)

P. Tenías un buen trabajo como diseñador de Experiencia de Usuario. ¿Qué te empujó a dejarlo todo y ponerte a ilustrar profesionalmente?

R. Llegué a sentirme bastante estancado y cero satisfecho con mi situación laboral. Sin pretender nada, empecé a compartir mis ilustraciones en redes sociales. En 2018 tenía un trabajo en un banco que no me aportaba nada, así que decidí arriesgar. Pedí una excedencia y empecé a profesionalizar mi faceta como ilustrador. Participé en mercados de diseño, vendí mis láminas, contacté con marcas… Así comenzó todo.

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placeholder Orgullo. (@soyelchicollama)
Orgullo. (@soyelchicollama)

P. ¿Hubo algún encargo que marcase el antes y el después?

R. Sí, uno de Sony Entertainment. Me contactaron para ilustrar una serie de películas seleccionadas para un proyecto que estaban desarrollando. Fue un momento clave, porque pensé: “Si una marca así confía en mí, igual lo que hago sí tiene valor”. Eso fue lo que me dio el empujón definitivo para continuar por este camino.

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placeholder Aperitivo. (@soyelchicollama)
Aperitivo. (@soyelchicollama)

P. Atesoras más de 46.000 seguidores en Instagram y subiendo. ¿Qué importancia le das a las redes sociales?

R. Ahora, bastante menos que antes. Durante mucho tiempo me generaban ansiedad. Es cierto que siguen siendo nuestro escaparate, una forma de llegar a la gente y dar visibilidad a nuestro trabajo, pero hay que saber poner límites. Te absorben, te exigen estar todo el rato produciendo, publicando… Y eso puede llegar a afectar a tu creatividad. Al final, intento usarlas de forma práctica, sin dejar que me dominen.

“Hay cosas con las que no comulgo y que prefiero no apoyar. Busco proyectos que conecten con mi forma de ver el mundo”

P. ¿Qué te lleva a aceptar o rechazar un encargo?

R. Lo primero es que me interese creativamente, que me aporte algo, que me permita desarrollarme como ilustrador. También valoro mucho que esté alineado con mis principios personales. Hay cosas con las que no comulgo y que prefiero no apoyar, así que busco proyectos que conecten con mi forma de ver el mundo.

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placeholder Gijón. (@soyelchicollama)
Gijón. (@soyelchicollama)

P. Cuéntanos como nació El Chico Llama.

R. Surgió en un momento de mucha inseguridad personal. Quise crear un seudónimo para protegerme un poco, como una máscara detrás de que sentirme más fuerte. Estuve dándole muchas vueltas y acabé eligiendo algo paradójico: un guiño al hecho de ser pelirrojo, que siempre fue una fuente de inseguridad para mí.

Durante mucho tiempo me hizo sentir diferente, sobre todo en el colegio. Así que decidí transformar esa inseguridad en algo positivo, en una especie de emblema personal. Y fíjate, al final es lo que me ha llevado profesionalmente hasta donde estoy hoy.

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placeholder Donostia. (@soyelchicollama)
Donostia. (@soyelchicollama)

P. ¿En qué proyecto soñado te gustaría trabajar?

R. Creo que, como muchos ilustradores, sueño con hacer una portada para ‘The New Yorker’; es algo que siempre está ahí presente. También me gustaría publicar un libro ilustrado propio. Estoy trabajando en un encargo, pero tener algo completamente mío sería un gran paso. Esas dos ideas están siempre en mi horizonte.

Javier Navarrete (Madrid, 1988) decidió convertirse en El Chico Llama, como quien se transforma en superhéroe, para protegerse de las burlas que su pelo rojo desataba. “Me inventé una máscara detrás de la que sentirme más fuerte”. Y se puso a dibujar, a dibujar sin parar. Tanto que hoy es uno de los ilustradores jóvenes más reconocido —su obra es genuina— y deseado del país.

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