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Crítica de 'El Jardinero': un Norman Bates entre flores en una serie hitchcockiana y entretenida pero olvidable
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Crítica de 'El Jardinero': un Norman Bates entre flores en una serie hitchcockiana y entretenida pero olvidable

La serie se ha convertido en uno de los grandes éxitos de la plataforma en estos días de vacaciones y Semana Santa. Analizamos sus pros y sus contras en esta crítica

Foto: Cartel promocional de 'El Jardinero'. (Netflix)
Cartel promocional de 'El Jardinero'. (Netflix)

Tras alcanzar los primeros puestos entre lo más visto de Netflix, 'El Jardinero' se ha convertido en tema de conversación entre los amantes del streaming esta Semana Santa. La China Jurado, madre sobreprotectora desde que un accidente provocado por ella causó la pérdida de sentimientos a Elmer, su hijo, es una especie de sicaria que utiliza la frialdad de su retoño para cometer asesinatos por encargo. El objetivo: conseguir el dinero suficiente para abandonar la lluviosa Pontevedra en la que posee un vivero espectacular e irse al cálido México para recuperar su casa familiar y olvidar penas con un par de margaritas.

Las cosas se tuercen cuando uno de esos encargos de matarife tiene que ver con Violeta, una maestra de primaria. La 'doña' de la ciudad, una insólita Emma Suárez que no acepta el suicidio de su propio hijo, culpa a la chica del fallecimiento. Y nada mejor que recurrir a la China Jurado y a Elmer para deshacerse de ella.

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placeholder Dos fotogramas de 'El Jardinero'. (Netflix)
Dos fotogramas de 'El Jardinero'. (Netflix)

Ninguna de las dos mamás, ni la millonaria ni la sicaria, imaginaban que el joven y bello jardinero se enamoraría de Violeta y pensaría más en protegerla y en salvarla de sus propios traumas que en cargársela con esa jeringuilla llena de un líquido tan verde como sus propias plantas.

Madres obsesivas, hijos que se salen de la tangente y un montón de revelaciones a través de flashbacks en cada capítulo. Un mecanismo narrativo que encantaría al mismísimo Hitchcock, que de progenitoras oscuras sabía un montón. Sobre todo de aquellas que influyen directamente en el comportamiento psicótico de sus vástagos. Ahí estaba el Claude Rains completamente dominado por su perversa madre en 'Encadenados'.

O, sobre todo, el Norman Bates que asumía (SPOILER alert, por si existe un ser humano que aún no haya visto 'Psicosis') su personalidad después de mandarla al otro barrio. De hecho, con Bates y aquella obra maestra, el director británico se salió de la tangente del cine de la época: por primera vez, el criminal era tan mundano como cualquiera de nosotros. Nadie podría imaginar que el jovencito amante de la taxidermia podía ocultar una doble y oscura personalidad homicida.

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placeholder Álvaro Rico, uno de los grandes hallazgos de 'El Jardinero'. (Netflix)
Álvaro Rico, uno de los grandes hallazgos de 'El Jardinero'. (Netflix)

Nadie lo espera tampoco de Álvaro Rico, cuya ambivalente y añil mirada expresa la inquietud y la fascinación de un ángel obligado a actuar como un diablo. Su interpretación es, sin duda, una de las grandes virtudes de la serie y una promesa de todo lo que puede hacer gracias a esa ambiguedad de efebo siniestro.

A su lado, una Cecilia Suárez que deja de lado su vertiente cómica para ser una mami manipuladora y religiosa que parece hacer las cosas más horribles por el bien de su hijo. De hecho, es su voz en off la que introduce los capítulos y va señalando los momentos álgidos de la trama.

Sin embargo, las aristas de su pasado artístico, el que la llevó no solo al accidente que causa el trauma de su hijo, sino también a los brazos del hombre equivocado, no parece estar del todo explotado. Le falta, quizá, ese desmadre que hizo grandes a mommies monstruosas como la de la 'Carrie' de Brian de Palma.

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placeholder Cecilia Suárez y Álvaro Rico en 'El Jardinero'. (Netflix)
Cecilia Suárez y Álvaro Rico en 'El Jardinero'. (Netflix)

Quizá sea ese uno de los problemas de 'El Jardinero' si se busca en ella algo más que un simple entretenimiento: los personajes están más definidos por sus acciones (palpables y obvias) que por su personalidad; son más de acción que de reflexión.

Lo mismo ocurre con la Violeta a la que encarna, de manera muy eficiente, Catalina Sopelana. Alguno de los mencionados flashbacks, que nos recuerdan que viene de una relación posesiva, resultan un tanto incongruentes con su personalidad taimada y amable. Solo hace falta llegar al clímax final y a la cascada de acontecimientos del sexto capítulo para ver bastantes incoherencias en la actitud de su personaje. Porque si bien es verdad que el amor todo lo puede, pocas veces es tan milagroso.

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placeholder Álvaro Rico (FOTO 1), con Francis Lorenzo y María Vázquez (FOTO 2) intentando darle caza. (Netflix)
Álvaro Rico (FOTO 1), con Francis Lorenzo y María Vázquez (FOTO 2) intentando darle caza. (Netflix)

El guion tampoco parece aprovechar del todo la subtrama de esos policías que, como pareja, son el contrapunto maduro de Elmer y Violeta. Interpretados con oficio por Francis Lorenzo y María Vázquez, la historia de estos amigos/amantes de pistola en el bolsillo no se mezcla con la trama principal hasta pasada media serie. De hecho, en los tres primeros capítulos parece que estemos ante dos ficciones distintas.

En el capítulo final, la resolución del aspecto policial y la investigación de marras bordea peligrosamente lo inverosímil. Y cuando entronca con un final abierto es demasiado tarde para reconducirlo; para que el espectador se crea de la misa la mitad.

Con una buena factura técnica y una ambientación muy gallega, en la que Pontevedra luce como pocas veces en pantalla, se nota el cuidado trabajo tras la cámara y la abundancia de medios. A veces, uno se pregunta cuánto se ha pagado por incluir, con fines narrativos, secuencias de 'Titanic' y 'Deseando Amar' o canciones como el 'Apocalypse' de Cigarrettes after sex.

'El Jardinero' se mira con curiosidad de principio a fin, entretiene y es una prueba del prometedor talento de Álvaro Rico. Nadie espera que esté, pese a las similitudes, a la altura de cualquier Hitchcock (de hecho, la comparación sería del todo injusta), pero sí da la sensación de que con algo más de introspección, menos canciones y menos música subrayando algunas secuencias y algo más de cayo en los personajes, estaríamos ante una de las grandes series del año y no ante un sencillo pasarratos.

Así, lo que podría haber sido un jardín monumental se queda en una modesta plantación de flores cuyo olor durará lo que dure esta primavera. Como el recuerdo de 'El Jardinero'.

Tras alcanzar los primeros puestos entre lo más visto de Netflix, 'El Jardinero' se ha convertido en tema de conversación entre los amantes del streaming esta Semana Santa. La China Jurado, madre sobreprotectora desde que un accidente provocado por ella causó la pérdida de sentimientos a Elmer, su hijo, es una especie de sicaria que utiliza la frialdad de su retoño para cometer asesinatos por encargo. El objetivo: conseguir el dinero suficiente para abandonar la lluviosa Pontevedra en la que posee un vivero espectacular e irse al cálido México para recuperar su casa familiar y olvidar penas con un par de margaritas.

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