Crítica de 'El Eternauta', un clásico del cómic convertido en un digno espectáculo de supervivencia con Ricardo Darín
Una entretenida (aunque poco original) historia de supervivencia con la que conectamos gracias a la presencia magnética de un símbolo argentino como Ricardo Darín
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"Como esas series de mierda que te gustan a vos", dice uno de los personajes de 'El Eternauta' a otro, mientras conduce en plena situación apocalíptica, para describir lo que están viviendo. Y es que las circunstancias extremas y cercanas al 'fin del mundo', por mucho apagón que asole nuestras vidas un lunes cualquiera, siempre fueron cosa de la ciencia ficción y no del mundo real.
El nuevo número 1 de Netflix parte de un concepto distópico enraizado, para deleite de los verosimilistas, en la más absoluta normalidad. Como si fuese una de las producciones de Irwin Allen en los años 7; una de esas películas llenas de catástrofes y repartos multiestelares que se enfrentaban de cara al terremoto, la nevada o el hundimiento de turno.
En apenas unos días, la adaptación de una historieta legendaria en Argentina desde su publicación, en los años 50 del pasado siglo, ha alcanzadado la gloria netflixiana. Sus autores, el guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López, nunca hubiesen imaginado que el universo horripilante que idearon hace unos 70 años, cuando el sci-fi estaba más de moda que nunca, se convertiría en una gran producción de la que todo el mundo está hablando estos días.
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Tras la falta de electricidad y la situación de incertidumbre, apagón mediante, del pasado lunes, podemos sentirnos identificados con esos pobres argentinos que no saben por qué la nieve que cae sobre un Buenos Aires veraniego les mata de manera fulminante.
Dirigida con solvencia y abundancia de medios (los que siempre faltaron a la hora de planear una traslación audiovisual) por Bruno Stagnaro, 'El Eternauta' se preocupa por ir presentando a sus personajes a fuego lento y por crear situaciones de tensión irrespirable mediante el montaje y una planificación 'invisible' pero milimétrica. Los pequeños episodios de subsistencia conforman un todo compacto, entretenido y sumamente adictivo.
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Aun con las lógicas diferencias en la trama (estamos hablando de un cómic que se publicó hace demasiado tiempo en la revista 'Hora Cero Semanal'), 'El Eternauta' televisivo es más o menos fiel a la obra original, que solo conocieron unos pocos afortunados fuera de Latinoamérica. Allí es, de hecho, una obra de culto.
Como avanzábamos al hablar de la trama, una tormenta de nieve tóxica acaba con gran parte de la población, dejando como resistencia a unos pocos supervientes en la capital argentina. Juan Salvo, el protagonista, trata de abandonar la casa de sus amigos, lugar donde le pilla el desastre, para encontrar a su hija.
No sabremos del destino de la joven, motor principal que activa al protagonista encarnado por Ricardo Darín, hasta pasados unos capítulos. De manera modélica, para despertar el interés acerca del destino de la joven, nada mejor que un prólogo en ella es la protagonista; el primer personaje en descubrir la extraña tormenta que mata repentinamente a sus amigas cuando todas se encuentran a bordo de un yate.
Una situación peliaguda y presentada en los primeros minutos que da paso a varias secuencias en las que las que lo común de la vida real (una partida de cartas, una charla entre amigos) se va enrareciendo hasta aislar a sus personajes, que se protegen de la nieve mortal.
Uno de los riesgos de la serie era la visualización de los 'cascarudos' (SPOILER desde aquí), esa especie de escarabajos gigantes responsables de lo que, pasado el ecuador de la serie, resulta ser una invasión alienígena. Lo cierto es que el resultado no solo está a la altura, sino que el director es lo suficientemente inteligente como para dosificar la presencia de los 'bichos' y no perder la conexión realista lograda en los episodios previos.
Como en todo el cine de supervivencia, 'El Eternauta' no es nada original a la hora de plasmar cómo, en situaciones límite, el ser humano es capaz de lo mejor, pero también de lo peor. En este caso, el peligro alienígena se queda en nada ante el egoísmo humano y un instinto de supervivencia que enfrenta, como decía la canción, a hermano contra hermano y a padre contra hijo.
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En el epicentro de este caos, Ricardo Darín es el personaje principal, el faro con el que se identifica el espectador. Ayuda, y mucho, que el actor sea un auténtico símbolo argentino que cae bien a prácticamente todo el mundo. Gracias a él podemos interesarnos por esta entretenida (aunque como decíamos, poco original) historia de supervivencia y esperar una más que segura segunda temporada que aún no ha empezado a rodarse.
"Como esas series de mierda que te gustan a vos", dice uno de los personajes de 'El Eternauta' a otro, mientras conduce en plena situación apocalíptica, para describir lo que están viviendo. Y es que las circunstancias extremas y cercanas al 'fin del mundo', por mucho apagón que asole nuestras vidas un lunes cualquiera, siempre fueron cosa de la ciencia ficción y no del mundo real.