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Martirio: “Nunca me he creído ni la más grande ni la más chica; lo que sí sé es que soy única”
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Martirio: “Nunca me he creído ni la más grande ni la más chica; lo que sí sé es que soy única”

A sus 71 años, Martirio mira de frente con sabiduría y bondad. En su camino, las palabras 'libertad' y 'creación' han sido clave. Hoy, convertida en una Gran Dama de la canción, nos dejamos hipnotizar por su voz y su luz únicas

Foto: Maribel versus Martirio: la fórmula perfecta para ser icono patrio y ciudadana de a pie al mismo tiempo. (Fotografía: Rosa Veiga)
Maribel versus Martirio: la fórmula perfecta para ser icono patrio y ciudadana de a pie al mismo tiempo. (Fotografía: Rosa Veiga)

“O Sil leva auga, o Miño leva fama (El Sil lleva agua, el Miño lleva fama)”. Así reivindican con orgullo en O Barco de Valdeorras, Ourense, la verdad de su precioso río: el mismo que, en alianza con las sierras de la Lastra y del Eixe, contribuye a crear el microclima del lugar, una bonita sartén de laderas verde intenso que en verano se mide con los 40 grados (y más), día sí y día también. Difícil asimilar que estamos en Galicia.

A María Isabel Quiñones Gutiérrez, nuestra protagonista, no le asusta el calor. Nació en Huelva y lleva cuarenta años en Madrid. Aun así, nos procuramos una sombra protectora y la compañía de un par de copas del mejor godello, el de Godeval, bodega pionera en la recuperación de esta uva autóctona en su momento más crítico, los años 70, cuando apenas quedaban un cinco por ciento de vides.

Pedimos dos Cepas Vellas bien fríos. Tras un primer trago de este vino dorado, de cuerpo generoso y acidez perfecta —remite a frutas maduras, hinojo y hierbabuena— activamos las notas de voz. Nuestra primera pregunta iba a ser: ¿de qué color son tus ojos? Sin embargo, Maribel, a.k.a Martirio —epítome de la modernidad en aquella España que despertaba a la alegría y el color—, no se ha sentado frente a nosotros con sus míticas gafas de sol. Maribel y sus 71 estupendos años miran de frente, con la sabiduría y el aplomo que dan los años vividos, pero también con la bondad de quien ha sabido crecer entre gente positiva y talentosa.

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Martirio, nuestra Gran Dama de la canción, entre vides de buen godello. (Rosa Veiga)

A Martirio, la artista —permítasenos jugar con ambos nombres—, no se le escapa ni una. Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, la intérprete de 'Sevillanas de los bloques' controla el espacio, la luz y la energía que evoluciona a su alrededor con la eficacia de la creadora que lleva cuatro décadas sobre un escenario. Ella será la protagonista de la sexta ‘Velada de los sentidos’ que organiza Godeval, un festival de una sola noche y un solo artista que, como su vino, resulta íntimo y romántico, un viaje a otro tiempo y otro espacio entre los viñedos que rodean el precioso monasterio de Xagoaza.

Pero eso ocurrirá esta noche. Aún seguimos en el hotel bajo nuestra sombra protectora y con nuestros Cepas Vellas aliviando la tremenda ola de calor.

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Los viñedos de Godeval rodean el precioso monasterio de Xagoaza. (F. Z.)

PREGUNTA. Íbamos a preguntarte por el color de tus ojos, pero nos has desmontado el arranque. ¿Cómo te las has arreglado para no mostrar nunca su color?

RESPUESTA. En verdad, en estos cuarenta años de Martirio, solo me han 'robado’ dos fotos sin gafas de sol. Gracia no me hizo, las cosas como son.

R. ¿Qué tipo de niña fue Maribel?

R. Muy imaginativa. Fui hija única hasta los 8 años, así que me pasaba la vida creando mundos, jugando sola, imaginándome cosas. Leía muchos cuentos. A mi padre le encantaba el teatro, el cine, la radio… declamaba poesía. Mi madre cantaba maravillosamente: zarzuela, ópera… A mi alrededor había mucho movimiento cultural.

“La enfermedad me marcó. Me dio más profundidad, más comprensión, más empatía. Me quitó muchas tonterías”

Era una niña tímida, muy reconcentrá. Tenía polio, y eso también influyó. Creo que la enfermedad me marcó para toda la vida: me dio más profundidad, más comprensión, más empatía. Me quitó muchas tonterías. Y a la vez, era una persona muy social, tenía muchas amigas y amigos. A mí la vida, desde siempre, me encanta, sobre todo reírme. Siempre he tenido una parte profunda y otra muy desenfadada.

P. ¿Cuándo empezaste a cantar?

R. Siempre he cantado, desde chiquitilla, desde que tengo uso de razón, vaya. Y ya de adolescente, en la pandilla, era la que llevaba los discos, la que se traía la guitarra a las bodas, bautizos, comuniones… Siempre cantaba. Mi madre estaba todo el día cantando, y yo igual. Profesionalmente, empecé a los 25 con Jarcha.

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El entorno de Bodegas Godeval es realmente mágico. (F. Z.)

P. Precisamente, hace no mucho vimos el documental ‘Generación Jarcha’, coproducido por RTVE. La descripción de esa época, de ese momento de nuestra historia, resulta fascinante, sobre todo porque en Jarcha todo era verdad, era la voz de un pueblo abrazando su libertad. ¿Qué queda de esa época en Maribel?

R. De Jarcha me queda todo. Yo llegué al grupo después del éxito de ‘Libertad sin ira’. Querían dar cierta vuelta hacia el flamenco y me llamaron. Estuve cuatro años con ellos, aprendí a hacer voces, armonizar, rescatar canciones populares, reivindicar poetas progresistas. Para mí, Jarcha era libertad. Fue maravilloso. Yo los seguía desde los 19, porque había formado parte en un grupo de teatro en Huelva fundado por Ángel Corpa —creador de Jarcha—. Y, mira tú por dónde, la vida me llevó a trabajar con ellos. Nos lo pasamos muy bien, recorrimos toda España, pueblo a pueblo. Les quiero muchísimo.

“La gente se identificaba, protestaba, se rebelaba, se alegraba… Todo a la vez. Jarcha era un grupo con una conciencia social limpia y bonita”

P. ¿Qué le daba Jarcha a los españoles en plena Transición?

R. Felicidad. Alegría. Teníamos clarísimo el valor de la música como arma de futuro, pero, además, todo en Jarcha era calidad, de las letras a las armonías. Era todo muy bonito. La gente se identificaba, protestaba, se rebelaba, se alegraba… Todo a la vez. Jarcha era un grupo con una conciencia social limpia y bonita.

“Me he esforzado en ser siempre la misma. Tengo la suerte de haberme inventado un 'otro yo' que me permite destacar en algunas facetas y, al mismo tiempo, seguir siendo Maribel, una mujer anónima”

P. ¿Cómo ve Maribel la vida hoy, con 71 años? ¿Has alcanzado la calma?

R. Calma no he tenido en mi vida. (Risas) Siempre he tenido un nervio que me ha llevado a hacer muchas cosas, a estar pendiente de todo, a inventar. No dejo de juntarme con gente más joven que sabe más que yo, aprendo de ellos y de los mayores. En lo que siempre me he esforzado es en ser siempre la misma.

Tengo la suerte de haberme inventado un 'otro yo' que me permite destacar en algunas facetas y, al mismo tiempo, seguir siendo Maribel, una mujer anónima. No tengo la servidumbre de la fama desde que me levanto. Eso es buenísimo para mi cabeza y para mi corazón. Por eso sigo siendo igual. Nunca me he creído ni la más grande ni la más chica. Lo que sí sé es que soy única.

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placeholder Martirio durante su actuación en 'La velada de los sentidos' de Godeval. (F. Z.)
Martirio durante su actuación en 'La velada de los sentidos' de Godeval. (F. Z.)

P. Hablemos de la construcción de Martirio, el personaje. ¿Cómo se te ocurrió?

R. Pues mira, estando en Jarcha conocí a Kiko Veneno. Su mujer, Ana Fernández, era amiga mía desde el colegio. Kiko me cambió la cabeza, me ayudó a entender la música desde otras perspectivas. Y así, de su mano, con el grupo Veneno, entré en otra dimensión. Veneno éramos Kiko, los hermanos Raimundo y Rafael Amador —Pata Negra— y yo. Aprendí muchísimo y me empujaron a encontrar mi propia voz.

“Hicimos la primera peineta con cartón y papel de plata, y para darle el toque underground a Martirio sumamos unas gafas negras y un abanico”

Y así hasta que un buen día de 1984 nos salió un concierto en Rock-Ola. Ana y yo hicimos la primera peineta con cartón y papel de plata, y para darle el toque underground al personaje sumamos unas gafas negras y un abanico. Todo el mundo se quedó flipando. Así nació Martirio y así empezó la inmensa colección de peinetas, abanicos y gafas.

P. ¿Cómo es esa colección?

R. Una maravilla que ocupa toda una nave, en casa ya no cabía ni una gafa ni un vestido más. (Risas). Estoy elaborando un dosier con una chica de Alicante que monta exposiciones. La idea es hacer algo en condiciones en Madrid. Tengo trajes increíbles firmados por grandes modistas y diseñadores.

“Todo el mundo tenía su propia idea de Martirio en la cabeza; yo les oía y negociaba, porque la línea siempre la he marcado yo”

En cuarenta años de carrera he colaborado con muchísimos artesanos y creativos. Todo el mundo tenía su propia idea de Martirio en la cabeza; yo les oía y negociaba, porque la línea siempre la he marcado yo, por eso mi estilo está tan definido. Definido en todo: letras, música, producciones… siempre he llevado la voz cantante. En esa nave hay mucha historia de España.

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placeholder Arriba: monasterio e iglesia de Xagoaza. Abajo: parra centenaria ajena a la tremenda plaga de filoxera que sacudió nuestro país a finales del siglo XIX. (F. Z.)
Arriba: monasterio e iglesia de Xagoaza. Abajo: parra centenaria ajena a la tremenda plaga de filoxera que sacudió nuestro país a finales del siglo XIX. (F. Z.)

P. En 1986, Martirio inició su carrera en solitario. Al instante te convertiste en una de las figuras más icónicas y originales de la música española de los 80 y 90. Si algo te caracteriza es tu capacidad para tender puentes entre culturas, fusionando géneros diversos que van de la copla al flamenco, pasando por el bolero, el jazz, el tango, el rock o la guaracha, entre otros. ¿Eres nostálgica? ¿Echas de menos aquella época?

R. No. Yo me he bebido la vida a sorbos. Todo lo he vivido intensamente. Doy gracias de haber podido rodearme de los mejores artistas. Atesoro infinidad de colaboraciones, como las de Susana Rinaldi, Compay Segundo, Chavela Vargas, María del Mar Bonet, Carlos Cano, Alberto Cortez, Amancio Prada, Pedro Guerra, Chano Domínguez, Miguel Poveda, Marta Valdés, Soledad Bravo, Lila Downs, Bola de Nieve y tantos otros.

“Chavela Vargas es la mujer más linda, valiente y poderosa que he conocido”

P. No podemos hablar de todos, pero sentimos la imperiosa necesidad de preguntarte por tu relación con Chavela Vargas.

R. Chavela es la mujer más linda, valiente y poderosa que he conocido. Me bendijo. Canté con ella, comí con ella, reí con ella. Me enseñó a llorar, a paladear cada palabra, a hacer que llegaran al vientre de otra persona. Chavela era capaz de cantar al desamor sin rencor. Transformaba cada canción en un poema.

P. ¿Qué tal te has llevado con tu discográfica? ¿Intentaron manejarte mucho?

R. He tenido siete discográficas, con eso te lo digo todo. Y sí, muchas veces me decían: “Sigue esta línea, que por aquí vas a triunfar”. Pero como yo necesitaba otra cosa… me iba.

P. El precio de ser una misma.

R. Exacto. El precio de la libertad, que se paga con dinero. No hay otra.

“En muchos sentidos, me considero una arqueóloga de la música”

P. A partir de 2007 entras en una etapa artística de madurez en la que se suceden grandes trabajos, como ‘Coplas de madrugá’, ‘Flor de piel’, ‘Mucho corazón’ o ‘Primavera en Nueva York’. A lo largo de tu trayectoria, ¿cómo ha evolucionado tu forma de cantar?

R. Con el tiempo he ganado en el uso de la pausa y, sobre todo, en la elección de repertorio. En muchos sentidos, me considero una arqueóloga de la música.

placeholder Martirio acompañada por su Raúl Rodríguez, todo un verdadero virtuoso de la guitarra y su hijo querido. (F. Z.)
Martirio acompañada por su Raúl Rodríguez, todo un verdadero virtuoso de la guitarra y su hijo querido. (F. Z.)

P. A estas alturas de la película, ¿te arrepientes de algo?

R. No. De nada. Nunca hice nada que no quisiera hacer. Nunca me han manejado. Y eso, ya te digo, cuesta dinero.

P. Fijémonos en el tinglado musical presente… Si tuvieses 25 años, ¿a quién te querrías parecer: Karol G, Amaia, Aitana, Rosalía, La India…?

R. Me gusta mucho Sandra Carrasco cantando flamenco. También Encarna Anillo. Me hace mucha gracia Magüi. Me gusta la novedad de La Tremendita. Natalia Lafourcade, por supuesto. Todas ellas me traen cosas que me gustan.

P. En la industria musical española de hoy, ¿qué abunda más: el sexo como reclamo o el talento?

R. Creo que hay una generación joven muy preparada. Lo veo, por ejemplo, en mi hijo Raúl —(Rodríguez) un auténtico virtuoso de la guitarra—. Hay músicos excelentes, con mucha cultura. Luego hay gente que está muy bien para bailar y divertirse. Y otra que… ni fu ni fa. Pero sí, hay una juventud maravillosa y preparada.

P. ¿Con qué nos vas a deleitar hoy en la ‘Velada de los sentidos’ de Bodegas Godeval?

R. Voy a trazar un recorrido por mi trayectoria. Habrá canciones del disco de Chavela, de mi nuevo proyecto ‘El sur del tango’, con bandoneón, violín y piano, que me tiene absolutamente feliz; es un recorrido entre Gardel y Piazzolla. El tango me parece teatral, profundo, sanador. Siempre digo que el tango es el marido de la copla y eso me permite interpretar desde las entrañas. Habrá tango, copla con jazz, blues… y alguna sorpresa. Estoy feliz de estar aquí, en Galicia, con toda esta buena gente.

“O Sil leva auga, o Miño leva fama (El Sil lleva agua, el Miño lleva fama)”. Así reivindican con orgullo en O Barco de Valdeorras, Ourense, la verdad de su precioso río: el mismo que, en alianza con las sierras de la Lastra y del Eixe, contribuye a crear el microclima del lugar, una bonita sartén de laderas verde intenso que en verano se mide con los 40 grados (y más), día sí y día también. Difícil asimilar que estamos en Galicia.

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