Hay lugares que no necesitan filtros, ni colas de acceso, ni planes programados al minuto. Rincones que conquistan por lo que ofrecen sin quererlo: naturaleza en estado puro, calma real y una desconexión inigualable. Uno de esos lugares existe y se llama El Hornillo, un pequeño pueblo de apenas 280 habitantes situado al sur de la provincia de Ávila, en pleno corazón del Valle del Tiétar.
Este municipio, enclavado en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, es un refugio ideal para quienes este verano necesitan frenar el ritmo y dejarse llevar por el ritmo pausado de la vida rural. Con una altitud de 746 metros, El Hornillo ofrece temperaturas agradables, paisajes espectaculares y un silencio que te abraza.
Uno de los mayores atractivos de El Hornillo es su entorno natural. El ríoCantos, que atraviesa el municipio, forma pozas y charcas cristalinas ideales para darse un buen chapuzón. La joya de la corona es la Piscina Natural Río Cantos, de acceso gratuito y rodeada de frondosa vegetación. El agua baja directamente desde la Sierra de Gredos, así que la experiencia es, cuanto menos, refrescante.
Quien disfrute de caminar encontrará aquí un paraíso sin aglomeraciones. Senderos como la Senda de las Escarilluelas, de baja dificultad, permiten recorrer el entorno fluvial paralelo al río en apenas 40 minutos, con tramos sombreados y rincones ideales para parar a leer, pensar o simplemente observar. A apenas tres kilómetros del núcleo urbano, el Mirador de la Sierra de Gredos regala vistas impresionantes del paisaje montañoso que envuelve el valle.
Estas marmitas de gigante ofrecen un baño cristalino en plena Sierra de Gredos (Google)
Tradición viva y arquitectura de montaña
El Hornillo mantiene intacto el sabor de los pueblos auténticos. Calles estrechas, casas de piedra, una pequeña iglesia y un ayuntamiento que marcan el pulso tranquilo de la vida cotidiana. Aquí no hay artificios, ni escaparates para el visitante, pero sí una comunidad que cuida sus raíces y sus tradiciones. Entre las fiestas locales destacan la de San Marcos (25 de abril), la del cerezo en agosto y la de San Juan Evangelista (27 de diciembre), momentos en los que el pueblo se llena de música, encuentros y celebraciones populares.
¿Cómo llegar?
La ubicación de El Hornillo es otro de sus encantos, está lo suficientemente cerca para una escapada de fin de semana desde Madrid, pero lo bastante escondido como para mantener su autenticidad. Está a solo 6 km de Arenas de San Pedro, a 85 km de Ávila capital y a unos 172 km de Madrid. En coche, el trayecto desde la capital dura alrededor de dos horas. Se recomienda tomar la N-403 hacia Ávila y luego enlazar con la AV-924 en dirección a Arenas de San Pedro; desde allí, una carretera local conduce directamente hasta El Hornillo.
El encanto radica en lo que no tiene, ni grandes hoteles, ni tráfico y mucho menos estrés. No nos podemos olvidar de lo que sí tiene estar rodeado de pinares, castaños y cerezos. Aquí la cobertura móvil no es perfecta, pero eso también forma parte del plan. Lo que sí abunda es aire puro, tranquilidad y una desconexión real.
Hay lugares que no necesitan filtros, ni colas de acceso, ni planes programados al minuto. Rincones que conquistan por lo que ofrecen sin quererlo: naturaleza en estado puro, calma real y una desconexión inigualable. Uno de esos lugares existe y se llama El Hornillo, un pequeño pueblo de apenas 280 habitantes situado al sur de la provincia de Ávila, en pleno corazón del Valle del Tiétar.