No es la playa, pero este pueblo a 1 hora de Madrid te devuelve al verano
El final del verano invita a buscar rincones donde prolongar la calma sin alejarse demasiado de la ciudad. A tan solo una hora de Madrid, hay un destino que conserva intacto su encanto
Iglesia de San Juan, en Patones de Arriba. (iStock)
El final del verano no siempre significa despedirse del aire libre ni de los días tranquilos. A apenas una hora de Madrid, Patones de Arriba ofrece una escapada distinta: un rincón serrano donde el tiempo parece detenido y las calles de pizarra negra transportan a otra época. Es un plan perfecto para quienes buscan desconexión sin alejarse demasiado de la capital.
Declarado Bien de Interés Cultural en 1999 por su valor etnográfico y ambiental, este pueblo es considerado uno de los mejores ejemplos de la llamada arquitectura negra. Tal y como señala la web de 'Turismo Patones', sus empinadas calles y viviendas de pizarra muestran la evolución de la vida en la sierra, desde las casas humildes de una sola planta hasta las restauraciones actuales.
El recorrido invita a detenerse en la antigua iglesia de San José, hoy convertida en Oficina de Turismo y sala de exposiciones, donde además se conserva una pequeña capilla con la Virgen de las Candelas. Desde allí, perderse por el entramado de callejuelas es ya una experiencia en sí misma: fachadas oscuras, chimeneas de pizarra y pequeños detalles arquitectónicos que recuerdan cómo era la vida rural hace siglos.
En lo alto del pueblo aparecen las eras, antiguas explanadas de piedra destinadas a la trilla del cereal y que hoy funcionan como miradores naturales. También, según recoge Turismo Patones, destacan las construcciones ganaderas como los tinados o arrenes, que recuerdan la importancia del pastoreo en la zona. Otros rincones emblemáticos son el lavadero y la Fuente Nueva, datada en 1908, lugares que evocan la vida cotidiana de generaciones pasadas y que hoy son algunos de los puntos más fotografiados por los visitantes.
Patones de Arriba no tiene playa, pero sí la capacidad de prolongar la sensación de verano: paseos tranquilos, buena gastronomía serrana y paisajes que invitan a sentarse al sol y disfrutar sin prisas. Una escapada cercana que combina patrimonio, naturaleza y esa calma que tanto se busca al volver de las vacaciones.
El final del verano no siempre significa despedirse del aire libre ni de los días tranquilos. A apenas una hora de Madrid, Patones de Arriba ofrece una escapada distinta: un rincón serrano donde el tiempo parece detenido y las calles de pizarra negra transportan a otra época. Es un plan perfecto para quienes buscan desconexión sin alejarse demasiado de la capital.