Enclavado en plena Sierra de Francia, al sur de Salamanca, La Alberca parece detenida en el tiempo. Sus calles empedradas, balcones de madera rebosantes de flores y casas de arquitectura tradicional castellana hacen de este municipio uno de los pueblos más bellos y fotogénicos de España. No es casualidad que en 1940 se convirtiera en el primer pueblo declarado Conjunto Histórico-Artístico del país, un reconocimiento que hoy se entiende al recorrer sus rincones llenos de historia, tradición y encanto.
Pasear por La Alberca es como entrar en un cuento. Las fachadas de piedra y entramado de madera, adornadas con geranios y claveles, crean una estampa viva que se mantiene gracias al cuidado de sus vecinos, orgullosos de conservar su legado. La Plaza Mayor, porticada y llena de vida, es el corazón del pueblo. Desde allí parten callejuelas estrechas que conducen a pequeñas plazas, fuentes antiguas y ermitas escondidas entre los muros de piedra.
La Alberca tiene sus balcones llenos de flores. (Turismo de la Sierra de Francia)
Además de su belleza arquitectónica, La Alberca ofrece una rica herencia cultural. Aquí se conservan tradiciones ancestrales como la del "marrano de San Antón", un cerdo que se deja suelto por las calles del pueblo hasta ser rifado en enero, una costumbre que simboliza la solidaridad vecinal. También destaca su Semana Santa, sus fiestas patronales y su artesanía, especialmente la talla en madera y la orfebrería.
A pocos minutos del centro se encuentra la Sierra de Francia, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, un paraíso natural perfecto para los amantes del senderismo y la fotografía. Desde el cercano Santuario de la Peña de Francia, situado a más de 1.700 metros de altitud, se puede disfrutar de unas vistas espectaculares del paisaje serrano, con atardeceres que tiñen de oro los tejados de La Alberca.
Otros detalles del pueblo. (Turismo Sierra de Francia)
En cuanto a la gastronomía, el pueblo es un auténtico homenaje a los sabores castellanos. Los embutidos ibéricos, el hornazo, la carne de morucha y los quesos de la zona son algunos de los imprescindibles, siempre acompañados de un buen vino de la D.O. Sierra de Salamanca. Los restaurantes y mesones locales ofrecen platos caseros en ambientes acogedores, ideales para una comida al calor de la chimenea durante el invierno o una cena bajo las estrellas en verano.
Su cercanía a Salamanca (a poco más de una hora en coche) lo convierte en el destino perfecto para una escapada de fin de semana. En dos días es posible perderse por sus calles, visitar el entorno natural y disfrutar de su ambiente tranquilo y hospitalario. Además, la oferta de casas rurales y pequeños hoteles con encanto permite una experiencia auténtica y relajante.
Enclavado en plena Sierra de Francia, al sur de Salamanca, La Alberca parece detenida en el tiempo. Sus calles empedradas, balcones de madera rebosantes de flores y casas de arquitectura tradicional castellana hacen de este municipio uno de los pueblos más bellos y fotogénicos de España. No es casualidad que en 1940 se convirtiera en el primer pueblo declarado Conjunto Histórico-Artístico del país, un reconocimiento que hoy se entiende al recorrer sus rincones llenos de historia, tradición y encanto.