El nuevo Nobel de Literatura, László Krasznahorkai (Gyula, Hungría, 71 años), ha recibido el reconocimiento de la Academia Sueca por una obra que desafía las convenciones narrativas y se adentra en los límites de la condición humana. Criado en una familia burguesa judía, el escritor húngaro encontró su voz tras años de vagabundeo por los márgenes de su país, donde conoció las historias de los desposeídos que más tarde poblarían sus libros.
Aunque quiso dedicarse a la música, terminó hallando en la literatura su territorio natural. Su primera novela, Tango satánico, publicada en 1985, lo consagró como una voz singular, capaz de combinar la densidad filosófica con un lirismo oscuro que la crítica internacional, Susan Sontag incluida, celebró con entusiasmo. A lo largo de cuatro décadas, Krasznahorkai ha construido un universo literario donde el caos, la espiritualidad y la búsqueda de sentido conviven en una tensión constante.
Con Melancolía de la resistencia, el escritor vuelve a una pequeña ciudad húngara que, entre rumores y un circo que promete mostrar una ballena disecada, se hunde en el miedo y la confusión. Es una fábula sobre el orden, el caos y la fragilidad de la razón humana. Más reciente, El barón Wenckheim vuelve a casa retoma ese escenario de provincias para narrar el regreso de un aristócrata arruinado que busca reconciliarse con su pasado.
Entre monólogos filosóficos y sátira social, el autor explora la decadencia moral de una comunidad y la soledad del individuo. Por último, Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río traslada al lector a Japón, donde un descendiente del príncipe Genji emprende una travesía espiritual en busca de un jardín legendario. En esta obra, la prosa se vuelve contemplativa y luminosa, impregnada de la filosofía zen que Krasznahorkai tanto admira.
El nuevo Nobel de Literatura, László Krasznahorkai (Gyula, Hungría, 71 años), ha recibido el reconocimiento de la Academia Sueca por una obra que desafía las convenciones narrativas y se adentra en los límites de la condición humana. Criado en una familia burguesa judía, el escritor húngaro encontró su voz tras años de vagabundeo por los márgenes de su país, donde conoció las historias de los desposeídos que más tarde poblarían sus libros.