En el corazón de la sierra burgalesa, entre montañas cubiertas de pinos y pueblos de piedra, se esconde un destino que parece sacado de una película de aventuras: Salas de los Infantes, conocido por albergar su propio “Jurassic Park” a la española. Este pequeño municipio de apenas 2.000 habitantes se ha convertido en uno de los lugares más fascinantes de Castilla y León gracias a su espectacular legado paleontológico. Sus alrededores guardan huellas de dinosaurios, fósiles milenarios y un museo dedicado por completo a estos gigantes prehistóricos, lo que lo convierte en un plan ideal para una escapada de fin de semana diferente, cultural y muy entretenida.
Situado a poco más de una hora de Burgos capital, Salas de los Infantes forma parte del entorno del Parque Natural de las Lagunas Glaciares de Neila y del área conocida como la Sierra de la Demanda, una zona de belleza natural que combina bosques, montes y yacimientos de incalculable valor científico. Aquí, hace más de 140 millones de años, los dinosaurios caminaban sobre un terreno pantanoso que, con el paso del tiempo, conservó sus pisadas como un testimonio asombroso del pasado. Hoy, esas huellas pueden verse en los alrededores del pueblo, en yacimientos visitables como los de La Pedraja, Las Sereas o Costalomo, donde los visitantes pueden contemplar marcas reales de dinosaurios carnívoros y herbívoros perfectamente conservadas.
El pueblo cuenta también con un museo de dinosaurios. (Cortesía)
El epicentro de esta experiencia jurásica es el Museo de los Dinosaurios de Salas de los Infantes, una joya local que reúne fósiles, réplicas, reconstrucciones y restos originales hallados en la zona. Su colección incluye huesos de saurópodos y terópodos, huevos fosilizados y piezas únicas que ilustran cómo era la vida en la región durante el Cretácico. Además, el museo colabora con la Fundación Dinosaurios de Castilla y León, que impulsa investigaciones, excavaciones y actividades educativas para todos los públicos.
Pero Salas de los Infantes no es solo dinosaurios. El pueblo conserva un encanto rural auténtico, con calles empedradas, casas de piedra rojiza y un ambiente tranquilo que invita a pasear sin prisa. La iglesia de Santa María, de origen románico, y el Puente Romano sobre el río Arlanza son algunos de sus puntos de interés histórico. Además, su ubicación estratégica lo convierte en una base perfecta para explorar otros atractivos naturales cercanos, como el Desfiladero de Yecla, las Lagunas de Neila o el Monasterio de Santo Domingo de Silos, uno de los más visitados de la provincia.
Una de las iglesias de Salas de los Infantes. (Cortesía)
Para las familias, la visita es doblemente atractiva. Los más pequeños disfrutan especialmente de los talleres de fósiles, las rutas señalizadas con figuras de dinosaurios y las recreaciones al aire libre que hacen sentir que uno ha viajado millones de años atrás. Durante el verano, el municipio organiza además actividades temáticas, rutas guiadas y jornadas de excavación, lo que le ha valido el apodo de “el pueblo de los dinosaurios”.
En el corazón de la sierra burgalesa, entre montañas cubiertas de pinos y pueblos de piedra, se esconde un destino que parece sacado de una película de aventuras: Salas de los Infantes, conocido por albergar su propio “Jurassic Park” a la española. Este pequeño municipio de apenas 2.000 habitantes se ha convertido en uno de los lugares más fascinantes de Castilla y León gracias a su espectacular legado paleontológico. Sus alrededores guardan huellas de dinosaurios, fósiles milenarios y un museo dedicado por completo a estos gigantes prehistóricos, lo que lo convierte en un plan ideal para una escapada de fin de semana diferente, cultural y muy entretenida.