Javier Cámara y Carla Quílez nos presentan 'Yakarta', la serie sobre bádminton y perdedores: "Lloramos viendo a Carolina Marín"
Los dos actores nos hablan del trabajo de menores en el cine y en la televisión y en cómo un deporte sirve para hacer la radiografía de dos personajes que no suelen aparecer en las series de televisión
‘Yakarta’ es un homenaje a los perdedores a través de un deporte considerado minoritario: el bádminton. Un exjugador venido a menos y con pasado traumático ve la posibilidad de su vida en una adolescente con problemas familiares para que juegue un campeonato en Yakarta.
Ese es el punto de partida con el que David San José y Elena Trapé, los mismos cerebros tras la laureada ‘Celeste’, vuelven a Movistar Plus+ con esta serie que depende, en gran medida, de la presencia de Javier Cámara y Carla Quílez.
Con el creador y la directora y con los dos actores, que tienen una química que salta a la vista, hablamos este lunes sobre la España profunda, la dureza del deporte o el dramatismo escondido de una producción llamada a convertirse en una de las grandes de nuestra ficción en este 2025.
PREGUNTA. ¿Cuál era vuestro conocimiento previo del mundo del bádminton?
JAVIER CÁMARA. Del mundo del bádminton, te diría Carolina Marín. A mí me gusta mucho el deporte, el deporte de sofá. Y los últimos 10 años de Carolina han sido impresionantes a nivel europeo, mundial y olímpico. Pese a todo, lo cierto es que siempre tenías que ir buscando dónde verla. Pero me parece que eso pasa mucho en España, ¿no? Que de repente despunta un jugador o una jugadora en un deporte minoritario y lo populariza.
CARLA QUÍLEZ. En mi caso, lo primero fue un contacto directo, porque fui a hacer un entreno antes de que me cogieran para el personaje. Lo hice con un entrenador del centro de alto rendimiento de Madrid que se llama Víctor. Él nos ha acompañado durante todo el proceso. En el instituto haces lo típico: te dan la raqueta y dices tú ¿qué hago con esto? Ya en Barcelona he hecho un montón de entrenos y me he empapado con toda la técnica, que es muy compleja. También dicen que es un deporte de mancos. Eso me dijo mi entrenador, porque como solo usas un brazo y la misma pierna, se te cargan mucho.
P. Hay una secuencia tremenda en la que los dos habláis y tú, Javier, acabas llorando. Además se desvela algo muy importante en la trama. ¿Cómo entrenasteis vuestra relación para llegar a un momento así?
JAVIER CÁMARA. Hay escenas muy duras, y esa que dices es una de las más duras.A mí me daba mucho pudor contarle eso a una menor de edad. No era mi experiencia, era la experiencia de mi personaje, pero me daba pudor en esas circunstancias. Necesitábamos mucha intimidad también. Creo que resultó mejor porque Carla ha estado rodeada por mujeres en esta serie, tanto Elena Trapé dirigiendo… como Rita, directora de fotografía, Marta, Lilian, Usue. Diego sabía que tenía que rodearla para que estuviera muy confiada y muy tranquila, porque es una ficción donde se dicen y se escuchan cosas bastante fuertes. Y luego hemos hecho mucho el idiota, fundamentalmente. Por eso hemos tenido muchísima confianza desde el principio y creo que eso nos ha ayudado también a meternos en secuencia así.
P. Ya que los personajes tienen un arco dramático complicado, ¿rodasteis cronológicamente?
JAVIER CÁMARA. Si te digo la primera escena que rodé… Fue la de la comisaría. Esa fue la primera, con Jorge Usón. Y es algo que ocurre prácticamente al final. Esas son las peculiaridades de las series, que cuando tienes un presupuesto ajustado y cuando un capítulo es aquí, o allí, tienes que rodar todo en el mismo sitio.. Rodar de forma cronológica es contar con mucho dinero.
CARLA QUÍLEZ. Sí, de hecho, rodamos la primera secuencia y la última el mismo día. El encuentro de estos dos personajes y cómo se despiden porque se produce en el mismo sitio.
JAVIER CÁMARA. Yo creo que Carla ya está acostumbrada a esto. Aparte de que tiene unos premios estupendos y unas películas maravillosas, sobre todo dirigidas por unas diosas, ¿no? Porque tanto Elena Trapé, en este caso, como Pilar Palomero, o Leticia Dolera, son estupendas. Yo siempre digo a Carla que parece que se ha comido una señora mayor
P. Y al estar rodando una road movie, ¿os volvisteis locos con tanta localización?
JAVIER CÁMARA. Eso es interesante porque, claro, Carla todavía es menor de edad. Dentro de poco ya no, pero ahora es menor de edad. Los horarios de los menores son muy ajustados. Y si tienes que rodar a una hora y media de distancia, ya has perdido una hora y media y otra hora y media para volver. Había días que solo podíamos rodar con ella tres horas o cuatro horas. Y es la protagonista de la serie, está en el 98% de las secuencias.
P. Vuestro look en la serie, tanto del entrenador como el de la chica, está muy definido. ¿Disteis ideas?
JAVIER CÁMARA. Para esto nombraremos a Lilian, que fue la maquilladora. O a Elías, que era el peluquero, Marta Murillo, la diseñadora del vestuario y Rita Roliera, directora de fotografía. Además yo dirigí un capítulo y tuvimos el tiempo de coordinar esos equipos para que a nivel de luz, de estética, de colores, de maquillaje y de peluquería todo tuviera una textura que nos ayudara a ver a dos personas descuidadas que no tienen ningún placer por vestirse o por cuidarse. Mucho más en el caso de mi personaje.
CARLA QUÍLEZ. Yo creo que a mí también me ayudaron muchísimo porque se atrevieron a ponerme un flequillo. Al principio, era un flequillo recto. Yo no me quería cortar el pelo. Sí que es verdad que la construcción del personaje fue clave y realmente yo vi un personaje que no había visto nunca y eso también me gustó muchísimo.
P. En esta serie de perdedores y de la España profunda, también hay mucho referente: del Siglo de Oro a Julio Iglesias. ¿Cuál era vuestro conocimiento previo?.
JAVIER CÁMARA. Hay una cosa de Diego, el director, que me fascina y es cómo hace que lo popular trascienda lo emocional. Siempre quiere hablar de personajes que te encuentras por la calle y pasan desapercibidos. Dice que hay una España que nunca se ha contado, que es esa España de cabecera de comarca y de pueblos como Ponferrada, Cazorla, Tardajos, Totana, Mula...
Pero es que había muchas ciudades y muchos pueblos que no se han contado tanto en la ficción. También se trata de darle la épica de lo popular a través de las canciones de Julio Iglesias y darles otra lectura, de ver en lo conocido algo que trasciende y que se poetiza. Creo que Elena Trapé también ha hecho un trabajo maravilloso con la música, con la estética; esa estética de lo feo que es muy atractiva también.
P. Además hay una mirada de ternura hacia los personajes...
JAVIER CÁMARA. Exacto. Tú notas que eso tiene un anclaje popular y que ese tío, mi personaje, está en un instituto de Vallecas, dando clases y está aburrido; que la chica está en su casa en una fotocopiadora y hasta las narices de su madre. Eso nos gustaba mucho. Cuando nos lo contaban, yo decía, ay, pues ojalá consigamos desprender esa ternura.
CARLA QUÍLEZ. Yo no quería que cayese mal mi personaje. Tenía que caer mal, obviamente, pero quería que hubiera algo más que eso. En eso nos han ayudado mucho Diego y Elena: construir los personajes como algo fundamental.
P. También se muestra lo duro que es vivir del deporte…
JAVIER CÁMARA. Carolina Marín, por ejemplo, se rompió delante de toda España, delante de todo el mundo, en esa semifinal en Tokio. Recuerdo cómo el pabellón se quedó en silencio. Estábamos a las ocho y media de la mañana, Diego en su casa y yo en la mía, pergeñando la idea de Yakarta y queríamos ver lo que hacía una jugadora de ese deporte.
Cuando vimos a Carolina y se rompió, nos echamos a llorar. Fue un momento muy duro. Pensamos: 'qué dura es la vida de un deportista en un deporte como este, que es tan solitario con su entrenador en todos los hoteles, en todos los campeonatos, en todos los lugares…’ De repente, llegas a una semifinal en la que eres la gran favorita para conseguir la medalla de oro y todo se va a la porra.
Diego San José y Elena Trapé
PREGUNTA. Primera pregunta obvia, ¿por qué el bádminton?
DIEGO SAN JOSÉ. A la hora de dedicarle una serie a la derrota como concepto de vida y a perder sistemáticamente como un camino para afrontar las cosas, necesitábamos un ambiente en el que ganar tampoco te cambiase la vida. Creo que los deportes minoritarios, como pueden ser el bádminton o podrían ser otros, tienen ese aspecto. Tú puedes entrenar todo el año para ganar un campeonato en Ponferrada, pero cuando lo ganas y salgas al parking ya has vuelto a ser la misma persona que antes de ganarlo. Me genera mucha simpatía y mucha ternura ese tipo de perfil de gente. Gente que lucha por cosas que no implican la gloria ni del fútbol, ni del teatro, ni de la música.
P. Hay escenas muy emocionales, sobre todo una en la que Javier Cámara empieza a llorar. ¿Cómo las trabajasteis?
DIEGO SAN JOSÉ. En esa escena, el personaje de Joseba le estaba diciendo a Mar ‘hasta aquí hemos llegado, esto se ha acabado’, pero es que en la vida real se estaba acabando el rodaje. Es decir, que de alguna manera también veíamos a Javier Cámara despidiéndose de Carla Quiles. Creo que eso les emocionó a ellos y yo también pude llorar viéndoles despedirse porque todos decíamos adiós después de muchas semanas juntos.
P. También está muy trabajado el look decadente de los personajes. Sobre todo el de Javier…
ELENA TRAPÉ. Trabajamos mucho con el equipo de maquillaje, peluquería y Marta Murillo, que es nuestra figurinista. También estuvo en ‘Celeste’ y es maravillosa. Hicimos muchas pruebas. A nivel de vestuario, el tema de que el protagonista fuese entrenador y profesor de educación física ya nos marcaba que iba a ir en chándal, pero había que buscar la textura y los colores. Y luego el tema de los pelos, ya que probamos barba, perilla, patilla, no patilla, el color de la cana…Al final llegamos a algo muy chulo visualizando a una persona que se levanta, quizás se pasa algo de agua por el pelo, pero toda la parte de atrás le queda levantada de pasar horas pegado a la almohada. También había que transmitir olor a húmedo.
Hicimos lo mismo con Carla porque es una edad, la de ella, en la que el adolescente se reivindica mucho a través de su ropa. Pensábamos: esta niña tampoco está bien, está vinculada al deporte, pero no está bien. Había que ver cómo nos lo podía explicar a través de su aspecto. Ese proceso para mí es uno de mis favoritos. Cuando llega un día en el que, en una de esas pruebas, miras a Javier Cámara y dices: ya es Joserra. Eso es brutal.
P. Habéis dicho que ‘Yakarta’ es una oda a los perdedores… Es algo que se ve en las caras de muchos personajes
DIEGO SAN JOSÉ. En las series, las caras normales de la vida no están. Creo que hay que elegir rostros, cuerpos y estéticas mucho menos calculadas en la ficción. No solo Joserra, la federación y los rivales también tienen caras normales. El casting es de caras de la vida, ¿no? Y a mí me gusta mucho eso. Y toda la figuración. El coro también es de gente real, por ejemplo.
ELENA TRAPÉ. Es verdad que la ficción tiene las mismas caras todo el rato: la misma ceja, la misma nariz, el mismo labio, el color de los dientes. Yo cuando salgo a la calle no veo a todo el mundo así. No me interesa, y además no me transmite nada. Pienso: me cuesta mucho creerme que esta señora con esta cara tiene una copistería.
P. Hay muchas bombas emocionales a lo largo de la historia. Sorpresas narrativas que el espectador no espera en el primer capítulo. ¿Estaban muy calculadas?
DIEGO SAN JOSÉ. Incluso a la hora de hacer el trailer o la promoción estamos evitando los dos grandes temas que esconde la ficción para que el espectador no los descubra de sopetón. Esta ha sido una actitud muy generosa por parte de la productora, que nos permite escribir dos primeros episodios en los que jugamos a ocultar qué es lo que realmente está pasando. Lo más convencional hubiera sido que, ya en el capítulo 1, se hubiese presentado el gran conflicto de Joserra.
La serie también habla sobre los prejuicios. El espectador igual ha juzgado a Joserra y de repente se siente mal porque dice, ‘ostras, yo pensaba que este tipo iba por aquí y ahora entiendo que su dirección era otra’, Creo que está guay que nosotros, como espectadores, nos sintamos un poco culpables de haber prejuzgado a nuestros personajes.
‘Yakarta’ es un homenaje a los perdedores a través de un deporte considerado minoritario: el bádminton. Un exjugador venido a menos y con pasado traumático ve la posibilidad de su vida en una adolescente con problemas familiares para que juegue un campeonato en Yakarta.