Esto es lo que opina 'The New York Times' de Isabel Preysler
La definen como "una mujer de porte felino y belleza" con "una especie de carrera proto-Kardashian"
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El 'New York Times' ha sorprendido al mundo con uno de sus últimos reportajes: el que ha concedido Mario Vargas Llosa a una de sus periodistas estrella en la mansión de Preysler de Puerta de Hierro. Una conversación en la que recorrieron media casa (“la terraza de Preysler”, “el jardín de Preysler”, “la biblioteca de Miguel Boyer”) y en la que hicieron un repaso más que intensivo a su vida, incluida su nueva etapa al lado de la socialite, mientras tomaban café “en una delicada taza de porcelana rosa”. Todo muy isabelino.
Y no nos extraña. Hoy, jueves 22, la pareja celebra su tercer aniversario en común. Una fecha que trastocó la vida del escritor hasta transformarle, en palabras de la autora del texto, en un nuevo protagonista “del mundo del entretenimiento de celebrities que Vargas Llosa siempre afirmó odiar”. “Nada puede transformar una vida tanto como el amor, pero Vargas Llosa siempre ha sido difícil de comprender”, asegura a lo largo del artículo que ya se ha convertido en viral en nuestro país.
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El intenso repaso que hacen de la vida del nobel no es nada al lado de la descripción del espacio (incluido el momento guardaespaldas de su mayordomo vestido de blanco) y, por supuesto, de la que aporta a modo de esclarecimiento para el público estadounidense de nuestra querida diosa del cuché.
De Villa Meona nos regala frases como “esta imponente casona parecía una residencia apropiada para el último gigante viviente de la edad de oro de la literatura latinoamericana” o “mientras hablábamos, el sol se deslizaba detrás de un bosque estrecho de árboles plantados de cerca, que ocultaban la calle, los altos muros de piedra y el largo camino de grava, dando al jardín la ilusión de un parque”.
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La única pega que encuentra es que estén los libros de Llosa mezclados con los de Boyer como si tal cosa. Lo demás son todo flores a la magnífica casa que, tal y como matiza, Isabel “construyó con su tercer marido".
Frases que podrían hacernos pensar que definiría a Preysler como una princesa recién salida de un cuento de Disney. Nada más lejos de la realidad. Comienza su historia cuando llegó a España con 16 años, donde rápidamente se convirtió en objeto de fascinación de los tabloides desde que se casó con su primer marido, el cantante Julio Iglesias, en 1971". Sin paños calientes.
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Aunque la cosa empeora tras el intenso repaso a la vida (obra y ¿milagros?) del peruano, cuando tras abordar el escabroso tema de su divorcio (para el que cuenta con la negativa de Llosa y, por contra, con la participación de sus tres hijos) define a Isabel de la siguiente manera: “Una mujer de porte felino y belleza que ha utilizado hábilmente la atención de los periódicos sensacionalistas en una especie de carrera proto-Kardashian presentando programas de televisión y promocionando artículos de lujo como joyas Rabat y azulejos Porcelanosa”.
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El 'New York Times' ha sorprendido al mundo con uno de sus últimos reportajes: el que ha concedido Mario Vargas Llosa a una de sus periodistas estrella en la mansión de Preysler de Puerta de Hierro. Una conversación en la que recorrieron media casa (“la terraza de Preysler”, “el jardín de Preysler”, “la biblioteca de Miguel Boyer”) y en la que hicieron un repaso más que intensivo a su vida, incluida su nueva etapa al lado de la socialite, mientras tomaban café “en una delicada taza de porcelana rosa”. Todo muy isabelino.