Divorcio de Vicario y Santacana: el polémico yate que zarpó al ser descubierto

Son todo interrogantes. Cuando empezó su proceso de divorcio, Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana se mostraron preocupados a los suyos por saber el estado del yate Ra, anclado en el puerto del Fórum, en Barcelona. Pero el yate en cuestión no está a nombre de ninguno de ellos. Ni siquiera existe en el registro. Ra, como embarcación, no es un nombre oficial. Pero si uno se acerca al barco, no ve otro apelativo. Tampoco la bandera que ondea en la cubierta es de un país en concreto; es la bandera de la Unión Europea.

Después de Navidades, los allegados de ambas partes del matrimonio recibieron sendas llamadas para saber si el barco estaba en el puerto, como debía, o si había zarpado. Todos comprobaron que allí seguí el Ra, como siempre desde que fue adquirido.

De 25 metros de eslora, el yate costó un millón de euros, entre la compra y la remodelación, porque se trata de una embarcación construida en 1989 que necesitaba una puesta a punto.

Zarpó al ser descubierto

Estos días, no obstante, el barco no está, según indican a Vanitatis testigos que han visto cómo el amarre quedaba vacío. Este medio estuvo en el puerto del Fórum hace dos semanas y pudo comprobar que allí estaba la embarcación, tal y como habían comprobado desde el círculo de la extenista y su marido días antes.

Una vez se publicó toda la información sobre el barco y la preocupación que ambos habían mostrado por su situación, el Ra desapareció. Y eso que llevaba meses, si no años, amarrado en el Fórum, donde contaba con un capitán y un marinero a su cuidado, con un horario de 9 a 18 h.

Medio escondido en un puerto

El barco fue construido por la casa Adventurer, empresa especializada en superyates, y pesa 44 toneladas. Las aguas del Port del Fòrum, en el municipio de Sant Adrià de Besòs, han sido en las que ha descansado todo este tiempo. Hasta ahora, parece ser. Entre barcos del mismo tamaño, el Ra pasaba desapercibido, aunque todos en el puerto sabían quién lo frecuentaba.

Una llamada al puerto tampoco facilita la cuestión. No quieren decir nada a la prensa, afirman, porque se trata de propiedades privadas. Con lógica, incluso piden que nadie se acerque a las embarcaciones sin pedir permiso previo. Así que a las incontables preguntas por ahora hay pocas respuestas.