Las parejas de Sáenz de Santamaría y Casado, dos formas de apoyar a los candidatos

Iván Rosa Vallejo se ha mantenido a distancia toda la campaña. El marido de Soraya Sáenz de Santamaría es una persona discreta por naturaleza, que prefiere mostrarle su apoyo de puertas para adentro, cuando se apagan los focos y los ecos de la adulación desaparecen de un portazo. Él ha sido, sin embargo, pieza clave para que la exvicepresidenta se animara a dar el paso de intentar liderar el Partido Popular. Por eso, contraviniendo sus propias reglas, estuvo ayer y estará hoy en el congreso extraordinario donde su mujer puede dar carpetazo a su carrera política o, por el contrario, liderar la renovación de la formación.

Isabel Torres también tiene previsto apoyar hoy a Pablo Casado en el Congreso. La esposa del diputado se ha dejado ver algo más en la precampaña, sobre todo en los actos importantes (como la clausura de ayer o el día de la primera votación) o en los que ha podido llevarse a sus dos hijos. Sobre todo, como señalan en su entorno, como una forma de que los niños no perdieran contacto con su padre en estos días de infarto.

Soraya Sáenz de Santamaría e Iván Rosa, ambos abogados del Estado (ella desde 1999, él desde 1996), se conocieron en 2002, durante la presidencia de España del Consejo de la Unión Europea. Ella era asesora de Mariano Rajoy en el Ministerio del Interior y él trabajaba en Bruselas. Tres años más tarde se casaron en Brasil, en una boda civil y alejada de los cánones más tradicionales. Iván, de padre portugués, tiene relaciones familiares en el país latinoamericano y es un enamorado de esa cultura.

La historia de Pablo Casado e Isabel Torres es más común. El flechazo surgió en el entorno universitario. Torres, de Elche (Alicante), estudió Psicopedagogía en la Universidad Autónoma de Madrid, la misma ciudad donde estudiaba Derecho Pablo Casado (nacido en Palencia). Ella ha sido su primera y única novia, el amor de su vida. Se casaron en la Basílica de Santa María de Elche en 2009 ante rostros tan conocidos del Partido Popular como José María Aznar, Ana Botella o Esperanza Aguirre.

Iván Rosa ha trabajado en la Comisión Europea como experto en temas comunitarios y de cooperación judicial internacional. También ha sido consejero de Justicia en la Representación Permanente de España en la Unión Europea. Desde 2012 es asesor jurídico de la división internacional de Telefónica. A medida que Sáenz de Santamaría iba asumiendo responsabilidades, el matrimonio convino que fuera él quien se ocupara principalmente del hijo de ambos. Un niño que vino al mundo ante los ojos expectantes de un país que estaba votando en las elecciones generales de 2011, las que terminarían encumbrando a su madre a la vicepresidencia del Gobierno.

Isabel Torres trabaja actualmente en un colegio del norte de Madrid, según contó 'LOC'. Ha tenido dos hijos con Pablo Casado, el último nació el 15 de marzo de 2014, con apenas 25 semanas de gestación y 700 gramos de peso. El pequeño estuvo cuatro meses ingresado en un hospital y su supervivencia (hoy está en perfecto estado y es la alegría de la casa, abusando del tópico) es uno de esos milagros que te hacen "relativizar" todo lo demás. De hecho, cuando el político cuelga en sus redes sociales alguna imagen de su familia, siempre lo hace con el hashtag #lounicoimportante.

Iván Rosa y Soraya Sáenz de Santamaría viven en una casa de la colonia Fuente del Berro, en Madrid. Les gusta disfrutar de la naturaleza, viajar cuando pueden y visitar a la familia de Rosa en Badajoz. Rosa es un atleta, corre y se entrena siempre que puede. De hecho, es ironman, la competición de triatlón más dura que existe.

Isabel Torres y Pablo Casado viven en el barrio de Salamanca con sus hijos. Les gusta hacer planes en familia y viajan a menudo a Elche, donde tienen una casa y reside la familia de Isabel. Por sus redes también sabemos que a menudo hacen escapadas de fin de semana para conocer distintos rincones de la geografía española. Tanto Isabel Torres como Iván Rosa han vivido los sinsabores de la política en propias carnes. Isabel dice a menudo que, aunque le costó, ha asumido que la vocación vital de Pablo es la política, las ganas de cambiar el mundo. "Se le da bien, tiene las capacidades y la fuerza para hacerlo, es algo que no se puede ignorar", repite.

Eso, incluso, en los peores momentos, cuando estaba en entredicho su carrera académica y hasta los más cercanos le preguntaban si merecía la pena. Probablemente ha sido una reflexión que también se ha hecho Iván Rosa a lo largo de los años. La respuesta, en unas horas.