Es noticia
Menú
Monserrat Caballé, la diva que hacia tarta Sacher para su familia
  1. Famosos
recuerdos entrañables

Monserrat Caballé, la diva que hacia tarta Sacher para su familia

Para la gran dama de la lírica lo más importante era su familia y, por ese motivo, nunca dejó de cultivar sus facetas más cotidianas, que tan feliz le hacían

Foto: Montserrat Cavallé (Vanitatis)
Montserrat Cavallé (Vanitatis)

Monserrat Caballé fue una diva en el mas amplio sentido de la palabra en el ambiente operístico. Decían sus seguidores que nadie interpretaba como ella a Bellini y Donizetti, que su Norma era insuperable, que era capaz de mantener durante media hora al público alemán (el mas exigente) de pie y aplaudiendo hasta que ella hacía mutis, que era delicada en el canto y en el fraseo, que sus grabaciones eran joyas, que en sus más de ochenta roles nunca se despistó.

Su voz era potente, plena y bella, dotada de tersura, nitidez y suavidad. Así la calificaban los críticos para los que nunca tuvo una mala palabra. Hace años cuando la entrevisté para la revista Tiempo me decía que era incapaz de enfadarse con determinados comentarios de gente inexperta, "ellos también se ganan la vida", decía y añadía: "Aunque sepan de opera lo mismo que yo de fabricar churros".

placeholder Montserrat Caballé, adiós a una gran artista. (EFE)
Montserrat Caballé, adiós a una gran artista. (EFE)

Tenía ingenio, sentido del humor y ese punto de autocrítica que la hacía mucho más cercana que su colega Josep Carreras, al que también llevaba su hermano Carlos Caballé. "Los hombres tienen un ego que las mujeres no necesitamos. Cuando estoy en Barcelona se me quita la tontería en el momento que cocino para mis hijos, mi marido y mis amigos. Es importante tener los pies en la tierra". Y lo contaba intercalando una risa contagiosa y a continuación daba la receta de la esqueixada y del pollo mar y montaña. "Siempre en cazuela de barra", decía.

[LEE MÁS: Muerte Montserrat Caballé, su última 'vida anónima en Barcelona]

Cuando Monserrat Caballé, la gran diva, regresaba a su casa dejaba en la puerta su profesión y cambiaba de rol. "La gente no se lo cree pero ejerzo de mamá, de esposa y me relaciono con los vecinos y voy a la compra", me contaba en una de las muchas veces en la que la entrevisté en el hotel Sacher de Viena mientras pedía (como no podía ser de otra manera) una tarta Sacher, su preferida. "Me han dado la receta muchas veces, pero creo que me engañan porque cuando la hago en casa no me sale igual"

Ella misma se maquillaba y se peinaba siempre igual. Tenía una especie de rodete que se colocaba con precisión matemática y sin espejo donde envolvía el pelo en lo que ella definía "moño de andar por casa. Los peluqueros lo llaman "moño veneciano". ¡si supieran que lo aprendi para suplir el poco pelo que tengo!"

placeholder Montserrat Caballe con su hija Montserrat Martí, en un concierto. (Getty)
Montserrat Caballe con su hija Montserrat Martí, en un concierto. (Getty)

Y no la importaba mostrar a los periodistas cómo se componía su estilismo y se vestía con unas túnicas que le cosía una costurera de Barcelona. Muchas de las telas se las regalaba el periodista Jesus Mariñas, que las compraba en una tienda de Las Palmas especializada en material para fabricar los trajes de las reinas de los carnavales.

Y para los que no nunca pisaron un teatro, o escucharon una opera, Caballé les deslumbró en ese dueto con Freddie Mercury en las Olimpiadas de Barcelona. Un tiempo cuando lo único que importaba (a toda España) era la imagen que los deportistas y la ciudad mostraban al mundo. Monserrat Caballé unió ideologías y sensibilidades al cantar con un artista que tenía una voz prodigiosa, pero que no formaba parte del circuito del elitista bel canto. Quizá uno de los aspectos que más llamaba la atención cuando se la trataba era ese acercamiento y naturalidad.

placeholder En un concierto en Polonia. (EFE)
En un concierto en Polonia. (EFE)

Para La Caballé, gran persona a la que tuve el honor de tratar en la intimidad, lo más importante fue siempre su familia y reconocía que nunca hubiera llegado a nada sin el sacrificio de su marido, Bernabé Martí: "Un gran hombre, un gran tenor que dejó todo por mí. Ese ha sido siempre mi tesoro. Él y mis hijos. Doy gracias a la vida por ese compañero de viaje"

Monserrat Caballé fue una diva en el mas amplio sentido de la palabra en el ambiente operístico. Decían sus seguidores que nadie interpretaba como ella a Bellini y Donizetti, que su Norma era insuperable, que era capaz de mantener durante media hora al público alemán (el mas exigente) de pie y aplaudiendo hasta que ella hacía mutis, que era delicada en el canto y en el fraseo, que sus grabaciones eran joyas, que en sus más de ochenta roles nunca se despistó.

El redactor recomienda