Eugenia Martínez de Irujo luce 20 años después la diadema de su boda con Fran
La duquesa de Montoro ha compartido una imagen en su Instagram Stories en la que la vemos con esta joya que perteneció a su madre, la duquesa de Alba
Pocas bodas dieron tantos titulares como la de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo, que tuvo lugar en la catedral de Sevilla el 23 de octubre de 1998. No solo porque emparentaban dos familias con mucho tronío, los Alba con los Rivera Ordóñez, una saga de toreros que se remonta a varias generaciones.
Fueron muchos los focos de atención en este gran acontecimiento, empezando por los padrinos, Cayetano Martínez de Irujo, que se vistió con el uniforme de maestrante (el mismo que ha lucido su sobrino, el duque de Huéscar, en su boda con Sofía Palazuelo), y Carmen Ordóñez, que lució un ceñidísimo y escotado vestido azul con mantilla a juego (con permiso del traje de la novia, el más comentado). En aquel entonces, la Divina, apelativo con el que se conocía también a una de las mujeres más guapas y carismáticas de nuestro país, estaba casada con el bailarín Ernesto Neyra, cuya relación acabó, como es sabido, en muy malos términos.
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Por supuesto que la duquesa de Alba fue también muy protagonista. Es más, fue la entrañable aristócrata la encargada de recibir en el templo a la infanta Elena, entonces casada con Jaime de Marichalar (¿quién se iba a imaginar su 'cese temporal de la convivencia'?), pero si hubo alguien que generó comentarios (a día de hoy se sigue recordando) fue Mar Flores, en aquel entonces novia del duque de Arjona, otra relación que tampoco tuvo un final feliz. Ni muchísimo menos...
Nulidad eclesiástica
Sorprende que ahora que justo se celebraría el 20 aniversario de este matrimonio, que fue anulado por el Tribunal de la Rota en 2014, Eugenia Martínez de Irujo haya decidido volver a lucir esta diadema para un reportaje fotográfico para la revista 'Harper's Bazaar', que la propia aristócrata agradece a Josie en su perfil de IG.
Sin duda, la joya tiene más allá del valor material, un gran simbolismo para ella. Eugenia, vinculada como diseñadora e imagen a la firma Tous, no se ha caracterizado nunca por la ostentación, más bien todo lo contrario. Ni en sus estilismos, ni en sus complementos, ni en las alhajas. Así que la reivindicación de esta delicada pieza de orfebrería tiene un motivo...
La duquesa de Montoro, que lució el día de su boda un vestido de corte medieval de Emmanuel Ungaro, tiene mucho cariño a esta impresionante diadema de perlas, diamantes y platino, que en su día había pertenecido a la emperatriz Eugenia de Montijo, tía bisabuela de la duquesa de Alba, que la heredó. Con tan joyón sobre su cabeza, es normal que ese día solo la combinara con unos pequeños pendientes de brillantes y la alianza de casada (una vez pronunciado el 'sí, quiero', claro está).
Respecto a su relación con la tía bisabuela de su madre, ella misma lo había explicado en su perfil de Instagram: "En el año 68, al poco de nacer, viajo con mi madre a Laussane, porque la reina Victoria Eugenia, madrina de mi madre, a la cual adoraba e incluso es por ella que me llamo Eugenia, quería conocerme".
Así que Eugenia ha decidido que es un buen momento para el recuerdo y para que la gente conozca estaba bonita historia personal y familiar...
Pocas bodas dieron tantos titulares como la de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo, que tuvo lugar en la catedral de Sevilla el 23 de octubre de 1998. No solo porque emparentaban dos familias con mucho tronío, los Alba con los Rivera Ordóñez, una saga de toreros que se remonta a varias generaciones.