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Los herederos de la condesa de Romanones se reparten la herencia (y han tocado a poco)
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falleció en diciembre de 2017

Los herederos de la condesa de Romanones se reparten la herencia (y han tocado a poco)

La herencia se ha resuelto en un tiempo récord y los herederos (cinco de ellos no residentes en España) se han repartido un exiguo caudal

Foto: La condesa de Romanones en una foto de 1982 en su casa de Madrid. (Getty)
La condesa de Romanones en una foto de 1982 en su casa de Madrid. (Getty)

Aline Griffith, la que fue condesa de Romanones, lo dejó todo bien atado y calculado, como no podía ser de otra manera. Una mente de espía y un legado cocinado a fuego lento hicieron que la aristócrata asentada en el madrileño barrio de El Viso dejara todo claramente estipulado en su testamento (falleció el 11 de diciembre de 2017) y la mayoría de su legado repartido en vida, que para eso tenía ya 95 años, muchos sobrinos y nunca perdió su mente analítica, algo que sin duda encandiló al que fuera su marido, Luis de Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno.

Aunque se especuló mucho con el gran patrimonio que dejaba tras morir, luego no ha sido tal. La herencia se ha resuelto en un tiempo récord y los 17 herederos (cinco de ellos no residentes en España) se han repartido un exiguo caudal que ascendía a 102.000 euros, repartidos en dos cuentas bancarias, tal y como ha podido confirmar en primicia Vanitatis hablando con el entorno familiar. Aline sufrió los siete años de litigios con los hermanos de su marido por su herencia. Y no quería algo igual para los suyos.

LEA AQUÍ: Los herederos de Aline Griffith 'limpian' su casa de hipotecas y embargos para venderla

Aline tuvo tres hijos varones: Álvaro de Figueroa y Griffith, X conde de Quintanilla y casado con Lucila Domecq, excuñada de Bertín Osborne; Luis, casado con S.A.S la princesa Teresa de Sayn-Wittgenstein-Sayn y más tarde con María Inés Bárbara Márquez y Osorio, hija de los IV duques de Santa Cristina, y Miguel de Figueroa y Griffith; y 14 herederos más entre nietos y sobrinos. Pero vayamos por partes.

Las casas que no entraron en el reparto

El gran tesoro inmobiliario de la exespía estaba en Extremadura, a pocos minutos de Trujillo (Cáceres). Hablamos de la espectacular finca Pascualete, la que ella siempre quiso que estuviera otros 800 años más en la familia. Un lugar de recreo de más de 4.000 hectáreas presidido por un palacete en el que Ava Gardner, Audrey Hepburn, la duquesa de Alba, Franco y hasta Lola Flores (Aline es la madrina de Antonio Flores) disfrutaron en numerosas ocasiones de unos reconfortantes días de campo. Sin embargo, la propiedad -que da uno de los mejores quesos de España- no está a su nombre y está administrada por sus hijos.

Segundo, su mansión de El Viso nunca pudo repartirse en herencia porque ella tenía solamente el cien por cien del usufructo. Los hijos menores de la condesa, Luis y Miguel, son propietarios al 50% de la propiedad desde hace más de diez años. Con lo que la mansión de 270 metros cuadrados nunca entró en testamento y no ha habido más movimientos aquí que los que hicieron sus dueños antes del verano cuando 'limpiaron' la propiedad de cargas.

placeholder Aline Griffith, condesa de Romanones, en el salón de su casa de Madrid, ahora en venta. (Getty Images)
Aline Griffith, condesa de Romanones, en el salón de su casa de Madrid, ahora en venta. (Getty Images)

¿Es la clave la deuda millonaria saldada?

Ya no existen las hipotecas con el Banco Hipotecario que databan, ojo, de 1944 y 1947. Ni las que había a favor de terceros por 20.000 y 6.000 pesetas y que eran de finales de los años cincuenta. Y lo más importante, no está el embargo relativo a la participación de 1/3 de 1/2 de la nuda propiedad, adquirida por Álvaro Figueroa Griffith para responder a 3.439.000 euros requeridos por el Juzgado de Primera Instancia número 4 de Madrid. Todo con fecha de 1997.

Cabe la posibilidad que parte del dinero de la condesa sirviera para saldar estas deudas. Y los 102.000 euros sean el resultado de dejar a la noble en números verdes.

De las famosas joyas (y aquí nos viene a la imagen del collar de esmeraldas de Corinna zu Sayn-Wittgenstein), ella misma declaró a 'El Mundo': "Estoy encantada, muy feliz, porque Corinna lleva mis joyas. La conozco mucho y es una mujer muy guapa. Me alegro de haberlas vendido, porque hace poco me robaron en casa y buscaban mis joyas (...) No las vendí por problemas económicos como se ha dicho, sino porque yo ya no voy a ese tipo de fiestas. Y mis nietas tampoco. Tengo otras guardadas", comentó.

Su herencia nada tiene que ver con la de su querida Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, que murió en 2012 sin descendencia y dejó a una fundación un patrimonio estimado en 500 millones de euros, en cuyo drama familiar estaba la condesa de Romanones personalmente implicada.

Por cierto, los herederos legales de la condesa son Miguel, Álvaro y Luis Figueroa Griffith; Carla, Lucila, Álvaro, Cristina Fátima y Alonso Valentín Figueroa Domecq; Beltrán, Inés y Jaime Figueroa Márquez, Luis Felipe y Juan Figueroa Sayn Wittgestein, Luis Figueroa Imbert; Miguel, Javier y Santiago Figueroa Carral; Nicolás y Alejandro Figueroa Seilern Aspang; Cristina y Guido Guadarmino Figueroa y Miguel Figueroa Carral. No hay rastro de la familia americana de Aline.

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Aline Griffith, la que fue condesa de Romanones, lo dejó todo bien atado y calculado, como no podía ser de otra manera. Una mente de espía y un legado cocinado a fuego lento hicieron que la aristócrata asentada en el madrileño barrio de El Viso dejara todo claramente estipulado en su testamento (falleció el 11 de diciembre de 2017) y la mayoría de su legado repartido en vida, que para eso tenía ya 95 años, muchos sobrinos y nunca perdió su mente analítica, algo que sin duda encandiló al que fuera su marido, Luis de Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno.

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