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Carmen Alborch, la ministra que descubrió a Issey Miyake
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falleció a los 70 años

Carmen Alborch, la ministra que descubrió a Issey Miyake

Feminista, comprometida, amiga de sus amigos ("No hay que despreciar a nadie porque todos te pueden aportar algo bueno en la vida", decía) y fan del diseñador japonés

Foto: Carmen Alborch por Jate.
Carmen Alborch por Jate.

Carmen Alborch ha sido una de las mujeres, dedicadas a la política, más respetada por sus colegas y querida por los periodistas. Y no solo los que se dedicaban a la información parlamentaria, sino a todos en general. No ponía pegas a las entrevistas salvo si no tenía tiempo, que era precisamente lo que muchas veces le faltaba.

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No hacía diferencias entre aparecer en un dominical o en una revista de entretenimiento. Acudía siempre que se la llamaba a encuentros donde se reivindicaban los derechos de las mujeres. En una ocasión, alguien le preguntó por qué era feminista. Y ella respondió: “¿Y qué otra cosa se puede ser?”. En su caso, tuvo la suerte de vivir en un entorno familiar libre donde las mujeres de la casa no tenían que levantarse de la mesa para recoger los platos. Y contaba cómo su padre cuidaba a su madre con “una dedicación de amor increíble”.

placeholder Carmen Alborch, en un debate en el Instituto Cervantes de Tokio, Japón. (EFE)
Carmen Alborch, en un debate en el Instituto Cervantes de Tokio, Japón. (EFE)

Esta educación le enseñó que no había techo de cristal cuando una mujer quería cumplir sus sueños: “Tardamos más, pero al final lo conseguimos”. No se tomaba a mal los piropos y, como anécdota, contaba la primera vez que llegó al Congreso y un diputado la llamó guapa mientras ella se colocaba en su escaño. Y lo ponía como ejemplo del cambio que había experimentado la sociedad a la hora de aparcar actitudes con respecto a las mujeres: “Ahora sería impensable”, decía cuando recordaba la historia.

Luchar y 'festear'

Carmen tenía un currículum académico y profesional importante, que desarrolló tanto en Madrid como en Valencia, dejando siempre un recuerdo de persona inteligente, íntegra, divertida y bondadosa. Sabía equilibrar trabajo y ocio con su grupo de amigos, donde no faltaban los periodistas, gente del cine, de la moda y personajes pintorescos de los que ahora se denominan 'socialite': “No hay que despreciar a nadie porque todos te pueden aportar algo bueno en la vida”, decía.

Fue pareja durante años del periodista José Luis Gutiérrez (Guti) y los dos acudían muchos viernes a la Turba, un bar de copas en el barrio de Chamberí. Allí se organizaban tertulias que podían durar hasta que se cerraba el local y donde Carmen puso de moda la palabra 'festear'.

placeholder Carmen Alborch, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Valencia. (EFE)
Carmen Alborch, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Valencia. (EFE)

Era fija en las cenas del Club de las 25, un grupo heterogéneo de mujeres profesionales que todos los años entregaban en el hotel Palace un premio a hombres destacados. Alborch aparecía radiante con su pelo rojo y presumiendo de pendientes que le regalaba (y hacía para ella) la periodista Amalia Sánchez Sampedro. Después de la cena había baile y junto con Teresa Fernández de la Vega eran las primeras en animar la noche y las últimas en marcharse.

A Carmen le encantaba la moda. Se vestía con ropa de diseñadores jóvenes rompedores o con modelos poco convencionales del valenciano Francis Montesinos. Puso de moda, entre el mundo no experto, a Issey Miyake, el rey de los plisados. Una de las apariciones más impactantes de Carmen fue con un vestido en plata del japonés que combinaba, como si fuera la traca de San José, con su pelo color fuego.

Carmen Alborch ha sido una de las mujeres, dedicadas a la política, más respetada por sus colegas y querida por los periodistas. Y no solo los que se dedicaban a la información parlamentaria, sino a todos en general. No ponía pegas a las entrevistas salvo si no tenía tiempo, que era precisamente lo que muchas veces le faltaba.

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