Esta es la vida de Sergio Álvarez, a dos días de la boda de su ex, Marta Ortega

Dentro de dos días, Marta Ortega se convertirá en la flamante mujer de Carlos Torretta. Un futuro marido que ha abierto a la heredera de Inditex las puertas de la 'jet' capitalina. Y es que Carlos Torretta poco tiene que ver con Sergio Álvarez Moya, el que fuera primer esposo de la hija de Amancio Ortega, que frecuentaba menos los círculos sociales y estaba más centrado en el entorno de la hípica.

Álvarez es amigo de sus amigos, casi todos jinetes de su entorno, compañeros de juegos de la infancia. Además es un padre volcado y siente verdadera debilidad por su hijo, Amancio Álvarez Ortega, que le ha cambiado la vida por completo, según reconoce. El pequeño, cuarto nieto -hasta el momento- del magnate Ortega (su hija Sandra tiene otros tres hijos), cumplió en marzo cinco años de edad y se encuentra muy unido a su padre. Ve a su progenitor con asiduidad, a pesar de la complicada agenda que el jinete maneja por su presencia en los más importantes circuitos hípicos internacionales.

Esas facilidades para poder ver a Amancio Jr. son un detalle que Sergio ha agradecido siempre a su exmujer, tanto en público como en privado. Y es que hasta que se anunciara la boda de Marta con Carlos Torretta la relación de la expareja era ejemplar, incluyendo intercambio de discretos gestos de cordialidad cuando han coincidido públicamente.

¿Se enteró por la prensa?

Cierto es que Sergio se tomó con frialdad el anuncio de boda de su ex, al menos públicamente. Quizás porque, tal y como se rumoreó, se enteró de la noticia por la prensa. Aunque los que le conocen no descartaron que pudiera tratarse de una maniobra del jinete para dejar a un lado el protagonismo ante una noticia que no le implicaba, al menos de manera directa. La relación de Álvarez Moya con la prensa es cordial, aunque su patente discreción hace difícil arrancarle declaraciones personales y más si se trata de informaciones que vinculen a su exfamilia política.

Actualmente, el que los expertos consideran uno de los mejores jinetes españoles de salto del momento, se encuentra centrado en la recuperación de la operación a la que fue sometido tras lesionarse una rodilla al caerse de un caballo. Este contratiempo le mantendrá alejado de las pistas lo que queda de temporada, aunque como buen aficionado acude con muletas a las gradas de los concursos a ver competir a sus amigos y compañeros.

Del mismo modo gran parte de su tiempo lo dedica a gestionar el Centro de Alto Rendimiento Ecuestre de su propiedad, un sueño hecho realidad tras años de esfuerzo, situado en la Urbanización La Moraleja de Madrid. Allí se dedica a la compraventa de caballos de salto y al negocio de entrenar jóvenes caballos de salto que convierte en campeones con el beneficio económico que ello le reporta. Su mano derecha en el negocio es su hermano mayor Julio, con el que además mantiene una excelente relación personal y con el que ha vivido unos crudos momentos este mes pasado tras su grave accidente hípico.

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Su vida con una amazona y arquitecta

Hace tiempo que Marta y Sergio vivieron una bonita historia de amor rodeada, como no podía ser de otro modo, de caballos. Compañeros en las pistas hípicas, el jinete ha contado en alguna ocasión que cuando conoció a Marta Ortega no sabía que era hija del magnate de la moda. Lo que comenzó como una bonita amistad y pasó por una larga convivencia, terminó en boda el 19 de febrero de 2012. Pero los intensos proyectos profesionales del jinete y la distinta forma de vida de la heredera de Inditex hicieron difícil su vida en común y en enero de 2015 la pareja se separaba para posteriormente divorciarse. Un proceso durante el cual el jinete reconoció haberlo pasado verdaderamente mal.

Tras su divorcio, el jinete asturiano rehízo su vida a finales de 2015 junto a la modelo francesa Charlotte Murray, su relación duró poco menos de un año. Actualmente Sergio comparte su vida con la arquitecta y amazona alemana Nina Ulenberg. Una relación sólida con la que el jinete recuperó por completo su ilusión y que incluso motivó que Nina trasladara su residencia a la capital de España para poder empezar una vida en común.