El tipo que se ha gastado 320 millones de euros en dos mansiones en una semana

Hace pocos días saltaba la noticia de que Kenneth C. Griffin, inversor y gestor de fondos de cobertura responsable de Citadel, compraba una de las casas más famosas de Londres. Una mansión situada muy cerca del palacio de Buckingham que ha costado la friolera de 110 millones de euros. La residencia Carlton Garden data de los años 20 y posee casi 2.000 metros cuadrados ubicados en el prestigioso barrio de St. James, en Londres. Pero esa operación era en realidad un aperitivo. En la misma semana ha firmado una de las mayores operaciones inmobilarias de la historia de EEUU.

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Su último movimiento financiero ha sido la adquisición de un ático en Manhattan que le ha costado la friolera de 210 millones de euros. Ubicado en el número 220 de la calle Central Park South, es decir, al lado del parque, esta transacción se ha convertido en la mayor compra inmobiliaria del país entre particulares. El récord mundial aún lo conserva la adquisición de una mansión en Hong Kong por 318 millones de euros. Una cifra que supera el desplifarro económico de Griffin en una semana: dos domicilios que en conjunto le han salido por 320 millones de euros.

El pisito neoyorquino de Griffin se encuentra en un rascacielos de 70 pisos. Sus 116 apartamentos todavía están en construcción, pero a pesar de lo prohibitivo de sus precios, ya se han vendido el 85% de las viviendas. Entre ellas, podría estar la futura morada de la leyenda del rock británico Sting, que se mudaría junto a su esposa, Trudie Styler.

Todo es poco cuando se trata de una obra arquitectónica del reconocido Robert A.M. Stern, el cual ha diseñado este edificio que rozará los 300 metros de altura, es decir, uno de los más altos de la isla.

Ken Griffin se hizo popular en nuestro país por liderar uno de los principales ‘hedge funds’ que apostó por la caída en bolsa del supermercado Dia. La pérdida estrepitosa de las acciones del supermercado benefició considerablemente al magnate millonario, que se enriquece cuando una de las empresas por las que apuesta se desploma. Ahora solo cabe esperar para saber cuál es su siguiente predicción nacional.

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