Lola Dueñas: de su insólito vínculo con Pantoja a su reivindicación de la naturalidad

“En el momento de mi vida en el que rodé 'Viaje al cuarto de una madre', tenía una estrella muy parecida a la que Estrella muestra durante toda la historia. Así que se puede decir que esta película me ha salvado de la tristeza cuando más lo necesitaba”.

La frase es de Lola Dueñas, nominada al Goya a la mejor actriz por 'Viaje al cuarto de una madre' y una intérprete a la que la industria adora. Para muestra, los dos Goya que ganó por 'Mar adentro' y 'Yo, también'. Sin embargo, da la sensación de que el gran público no ha acabado de reconocer la enorme versatilidad de una intérprete que se maneja bien en varios registros. Muchos ven en su madre abnegada y dependiente la oportunidad de ganar el tercer premio de la Academia, de hacer historia.

Poco amiga de ventilar su vida privada, Dueñas se ha ganado el respeto de la profesión a base de constancia. Hija de María Navarro, la mujer de confianza de Isabel Pantoja durante mucho tiempo, la actriz ha conseguido esquivar ese tema en entrevistas y chascarrillos. Cuando se habla de ella nadie saca a colación a la tonadillera, sino a la inolvidable Sole de 'Volver' o la Laura Valiente de 'Yo, también'. Y eso que su madre fue la sombra de Pantoja hasta 2013.

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En aquel año, Navarro se bajó del tren profesional de la cantante para cuidar de otra de sus hijas, Ana. La joven abogada estaba enferma y falleció en febrero de 2016, cuando estaba a punto de cumplir medio siglo de vida. También hija del actor Nicolás Dueñas (a su vez pareja de Emma Ozores), Ana era uno de los miembros más queridos de la familia. Tanto Lola como su madre pasaron momentos muy duros con su enfermedad.

Durante todo el aparato promocional de 'Viaje al cuarto de una madre', Dueñas ha mencionado la principal dificultad para encarar su personaje: ella no es madre ni posee instinto maternal. “Dicen que haría todo por un hijo. Por eso no los tengo”, dijo una vez. Eso es lo más cercano que ha estado de hablar de sus relaciones personales, cuestión que protege a capa y espada. En cambio, sí es vox populi que pasa largas temporadas en París, donde ha rodado con varias directoras. También que 'Tiburón' fue la película que más le marcó y que su gran fobia son las arañas.

Otra de las cosas que más odia es la parafernalia que rodea a los estrenos de cine. “Cada vez soy más consciente de que tengo que vender algo. Cuando empecé a trabajar, en los años 90 con 'Mensaka', recuerdo que íbamos a los estrenos en vaqueros”, declaraba hace unos días a 'Fotogramas'. Si hay algo que no soporte, es lo antinatural y la tendencia al adorno y a la parte más frívola de la industria del cine. Esa parte inevitable de la promoción que no resta autenticidad a esta mujer de 47 años de sonrisa perenne y maneras discretas. Todo sea por que el público crea en sus personajes más allá de quién esté detrás de ellos.