un lío que no acaba
María Lapiedra y Gustavo González: enésima ruptura y guía para entender su culebrón
La pareja más inestable de la televisión ha decidido poner punto y final a un idilio de año y medio. Ambos lo cuentan en sendas exclusivas que se contradicen entre sí
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Al tándem formado por María Lapiedra y Gustavo González se les ha acabado el amor, al menos por ahora. Así se narra en las revistas del quiosco de hoy, que publican sendas exclusivas donde ambos aseguran haber cortado con la relación. Él cuenta que decidió dejarla tras una publicación de María en su Instagram donde revelaba la cara de su exmujer; ella confiesa que terminó con González después de que él la humillara delante de su familia. ¿La razón? Una invitación retirada al cumpleaños del padre de Gustavo después de que se confirmara la asistencia al evento de los hijos de este.
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Hijos que, después de ser testigos del show mediático que durante dos años se ha llevado a cabo en horario de máxima audiencia, no querrían saber o tener trato con Lapiedra. Un amorío que hoy se rompe, pero que ha soportado ocho años de relación clandestina mientras Gustavo aún seguía casado con su exmujer, de quien se divorciaba recientemente, irónicamente justo cuando ponía fin a su romance con María.
Uno de los asuntos que habría dinamitado su amor es una imagen que Lapiedra subió a su cuenta de Instagram en la que se veía el rostro de la exesposa de Gustavo, persona que siempre se ha mantenido al margen y ha deseado ser anónima. María compartió dicha instantánea con sus más de 150.000 fans tras un rifirrafe con el periodista y paparazzi, el cual le ha comentado haber visto un vídeo suyo haciendo un 'striptease' en Lanzarote. Algo que, según ella, es completamente falso. Más tarde, tras el perdón de su ex, eliminó la imagen, pero el daño ya estaba hecho.
Ahora, un año y medio después de que ambos decidieran formalizar un affaire que les costó sudor y lágrimas mantener en secreto, parece que todo esfuerzo ha sido en vano mientras que, por separado, no dudan en seguir haciendo caja de un culebrón que todavía no termina.
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