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Arantxa Sánchez Vicario nunca se ha reconciliado con toda su familia y entorno
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BATALLA JUDICIAL Y FAMILIAR

Arantxa Sánchez Vicario nunca se ha reconciliado con toda su familia y entorno

La tenista recuperó la relación con su hermano mayor, Emilio, que vive en Florida, y con su madre, a quien ve de vez en cuando. No se habla con Javier ni con sus antiguos asesores

Foto: Arantxa Sánchez Vicario y su madre, Marisa. (EFE)
Arantxa Sánchez Vicario y su madre, Marisa. (EFE)

En diciembre de 2017, hace poco más de un año, Arantxa Sánchez Vicario se presentó en casa de su hermano Emilio hecha polvo. Su marido, Josep Santacana, la había dejado, tenía otra pareja y ella se sentía hundida. Emilio, que siempre fue mentor además de hermano, abrió las puertas de su casa a la pequeña, la díscola, la que había dejado de hablarse con toda su familia por defender a su marido, Josep Santacana, el mismo que acababa de romperle la vida en pedazos.

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La extenista reinició en aquel momento las relaciones con su familia. Pero no con toda. Sí que volvió con su madre, ya viuda, quien vio en aquel momento la oportunidad de recuperar a su hija. Pero el resto de hermanos, con Javier a la cabeza, no han vuelto a hablar nunca con Arantxa. Tampoco parte de su círculo barcelonés, como Buenaventura Castellanos, quien fuera su abogado durante décadas. Bastaba con pedir perdón, algo que nunca ha llegado.

placeholder Emilio y Arantxa Sánchez Vicario, en una imagen de archivo. (EFE)
Emilio y Arantxa Sánchez Vicario, en una imagen de archivo. (EFE)

Arantxa Sánchez Vicario emprendió en 2012 una guerra judicial contra su familia que salpicó a otros miembros de su entorno, como el citado abogado y también su gestor, Francisco Oró. Les acusaba de haber maltrecho su economía, de haber abusado de su posición para enriquecerse y un sinfín de descalificaciones más que terminó retirando cuando llegó a un acuerdo extrajudicial con sus padres. Es decir, la extenista demandó a su familia por haberse quedado con su patrimonio, pero retiró la demanda una vez llegó a un pacto con sus padres. En ese pacto, sin embargo, no estaban incluidos el resto de afectados -hermanos, abogados, gestores-, quienes siguen esperando un gesto de disculpa que nunca llega.

Santacana, enemigo nº 1

La disputa familiar había empezado años antes, cuando Arantxa empezó a salir con Santacana y cuando en 2007, tras unos meses de relación, anunció que se casaban. Tanto los padres de Arantxa como sus hermanos y su entorno la habían prevenido de lo que ellos pensaban que eran malas intenciones de Santacana. Contrataron incluso a un detective que siguió el rastro del empresario, lo que no sirvió más que para unir a la pareja con mayor intensidad. Pasaron 10 años y con la pareja ya instalada en Miami llegó el momento augurado por muchos: Santacana decía que se había enamorado de otra mujer y pedía el divorcio.

placeholder Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana, en una imagen de archivo. (Getty)
Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana, en una imagen de archivo. (Getty)

Como si de un hijo pródigo se tratara, Arantxa volvió a casa y la relación con su madre se reencaminó. Aunque nunca podrá volver a ser como antes. Porque cuando el padre, enfermo durante años, murió, la extenista se presentó en el funeral con su marido, lo que provocó duros enfrentamientos con la familia. Su madre sufrió incluso un desmayo. Ahora, Marisa ya es mayor y está cansada. Lo cuentan desde su entorno, quienes dicen que “le cuesta mucho ir a EEUU a visitar a su hija y a sus nietos y que cada vez que vuelve tiene que reposar”.

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Emilio, afincado en Naples, a casi dos horas en coche de Miami, vuelve a ser el hermano puntal para Arantxa. Pero el resto sigue distante, incluso ausente. Por mucho que se haya dicho que Arantxa ha recuperado la relación con su familia, nada de eso es cierto. Y el lunes, cuando Santacana contó que hablan “cada día por teléfono” y que habían cenado juntos el sábado para celebrar el cumpleaños de su hija, muchos se echaron las manos a la cabeza. “Esta niña no aprende”, comentaba una de las personas que más cerca ha vivido de la tenista.

En diciembre de 2017, hace poco más de un año, Arantxa Sánchez Vicario se presentó en casa de su hermano Emilio hecha polvo. Su marido, Josep Santacana, la había dejado, tenía otra pareja y ella se sentía hundida. Emilio, que siempre fue mentor además de hermano, abrió las puertas de su casa a la pequeña, la díscola, la que había dejado de hablarse con toda su familia por defender a su marido, Josep Santacana, el mismo que acababa de romperle la vida en pedazos.

Arantxa Sánchez Vicario