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Miguel y Lucía Bosé, una relación de amor y ausencia
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Miguel y Lucía Bosé, una relación de amor y ausencia

Madre e hijo se han caracterizado siempre por tener unas personalidades fuertes. Esta semana hemos podido volver a comprobarlo en el juicio contra la 'mamma'

Foto:  Lucía Bosé. (Jate)
Lucía Bosé. (Jate)

Lucía Bosé no puso paños calientes para justificar la ausencia de su hijo en el juicio que se ha celebrado estos días en Madrid contra ella por apropiación indebida. El testimonio de Miguel era importante para dirimir si el famoso dibujo de Picasso dedicado a la tata Reme era de su propiedad o no. La matriarca del clan fue muy clara cuando le preguntaron a las puertas del juzgado: "¿Por qué no ha venido Miguel?". Con el mismo desparpajo que otras veces respondió: "Porque no le ha dado la gana".

Y esa era la pura verdad. No puso excusas poco creíbles o justificaciones filiales de amor incondicional que muchas veces han sufrido tsunamis y vaivenes emocionales importantes.

placeholder Rafa Sánchez, Lucía y Miguel Bosé en la Gala del Sida de 2017. (Cordon Press)
Rafa Sánchez, Lucía y Miguel Bosé en la Gala del Sida de 2017. (Cordon Press)

Mucho se ha hablado del fuerte carácter de 'Don Diablo'. Así le llamaban en una época a Miguel, utilizando uno de su éxitos musicales para definir sus enfados dentro y fuera de la familia. Unas veces con razón y otras extemporáneas, como también le ha sucedido en muchas ocasiones con la prensa.

Cuestión de ADN

Miguel tiene los genes Dominguín y Bosé, y si se ponen en funcionamiento, tanto para lo bueno como para lo malo, son de una gran intensidad. Cuando los polos son negativos arrasan con lo que se ponga por delante, ya sea su madre, sus íntimos, sus parejas o resto de familia.

¿Por qué no ha venido Miguel? Porque no le ha dado la gana

A la vez es de una generosidad extraordinaria y se ha encargado económicamente de muchos de los negocios que no han funcionado de los miembros más directos del clan Bosé Dominguín. Ayudó a Lucía Bosé con el Museo de los Ángeles de Turégano y cuando ya vio que no era viable y que tenía una nula rentabilidad, se desmarcó. Esa fue una de las muchas separaciones afectivas con la matriarca del clan que nunca han durado demasiado en el tiempo.

placeholder Lucía Bosé junto a su hijo Miguel Bosé. (EFE)
Lucía Bosé junto a su hijo Miguel Bosé. (EFE)

"Sucede que Miguel es el componedor de los líos empresariales y a veces está harto de los desaguisados que le rodean. Él ya tiene su unidad familiar, a la que se dedica en cuerpo y alma, pero nunca dejaría tirada a Lucía Bosé ni a nadie de los suyos", explican amigos de toda la vida que saben cómo funciona la cabeza del artista.

Hace muchos años decidió comprar el chalet de Somosaguas que había sido el hogar de sus padres cuando se casaron y tras el divorcio, el núcleo central de la saga capitaneados por la 'mamma' Lucía. Cuando sus hermanas volaron, se quedó con la casa y ahí ha recibido a su madre siempre que lo ha necesitado. A la inversa, ha sucedido lo mismo. Lucía ha sido uno de los grandes apoyos que ha tenido Miguel ante la demanda interpuesta y publicitada por Nacho Palau, su pareja desde hace veintiséis años, relacionada con los cuatro hijos que tuvieron por maternidad subrogada. La relación filial es como una noria. Unas veces arriba y otras abajo.

Lucía Bosé no puso paños calientes para justificar la ausencia de su hijo en el juicio que se ha celebrado estos días en Madrid contra ella por apropiación indebida. El testimonio de Miguel era importante para dirimir si el famoso dibujo de Picasso dedicado a la tata Reme era de su propiedad o no. La matriarca del clan fue muy clara cuando le preguntaron a las puertas del juzgado: "¿Por qué no ha venido Miguel?". Con el mismo desparpajo que otras veces respondió: "Porque no le ha dado la gana".

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