Gerard Piqué se rodea de la elite económica y política de Barcelona en el Trofeo Godó

El restaurante del Trofeo Conde de Godó se convierte cada año en punto de encuentro de la sociedad civil catalana. Están todos los que son, sin excepciones. Este miércoles, en una mesa se vislumbraba a Javier Godó, conde de Godó; en otra a Josep Oliu, presidente del Banc Sabadell; en otra a Pau Relat, presidente de la Fira de Barcelona... Nombres de las grandes empresas y familias catalanas que quedan eclipsados por la presencia de Gerard Piqué. "Pero... ¿qué hace Piqué aquí?", se preguntaban muchos.

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El jugador del Barça es cada vez más importante entre las elites, una pieza clave que mima su imagen como gran empresario y emprendedor. Su papel como impulsor de la nueva Copa Davis, que se celebrará en otoño en Madrid, es fundamental para entender su evolución social. Y en esa evolución cabe colocar la comida de este miércoles.

Sentado junto a Emilio Cuatrecasas, fundador y presidente de honor del bufete que lleva su apellido (y del que se ha apartado de forma ejecutiva), el marido de Shakira compartía mesa con la elite política y económica de Barcelona.

Eso es: Manuel Valls (Ciudadanos), Jaume Collboni (PSC), Alberto Fernández Díaz (PP), Jaume Mascarell (Independentistas) y Maite Fandos (Diputación de Barcelona). En plena campaña electoral para las generales y con un pie en la de Barcelona, el alto y guapo Piqué ha sido el centro de atención de esta jornada tenística. Donde el martes comnieron Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, ex presidente y actual presidente del Barça, el maiércoles había otros represetnantes del poder económico y social de la ciudad.

En una mesa mesa se reunían Eva Palou y Jordi Rabat, propietarios de la joyería Rabat, con Marisa Arquero, responsable de patrocinios de Rolex. La edición de este año del Godó está siendo especialmente concurrida porque la semana pasada, al ser Semana Santa, hubo poca afuencia. Las visitas se han concentrado esta semana y casi no hay oportunidad de lograr mesa en el restaurante. El sábado por la noche, que se celebra la cena de gala del torneo, es casi imposible acceder si no se ha reservado con mucha antelación. Todos quieren estar.

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Como Piqué, que saludaba a quienes se le acercaban, se hacía fotos con quienes se lo pedían y sonreía en todo momento. Cómodo y tranquilo, en la mesa se hablaba de todo menos de nada. "Al final, somos tantos que acabamos hablando del tiempo y de algún partido, si es que alguien sabe de tenis aquí", reía uno de los comensales mientras resumía el encuentro a Vanitatis.

Lo decíamos, se mostró relajado, sobre todo cuando se encontró con su amigo el periodista Jordi Basté, con quien se fundió en un gran abrazo. Ya no hablamos de un jugador cualquiera, hablamos de algo más. De alguien que jugará fuerte su baza como pieza clave en la sociedad civil catalana. Algo que pasa, sí o sí, por reunirse en el Godó.