Miquel Iceta: dos casas, urbanita, fan de Rocío Jurado y cinéfilo

La noche antes de las últimas elecciones autonómicas catalanas, Miquel Iceta se fue al cine. Al que tiene más cerca de casa, los Renoir Floridablanca, que proyectan las pelis en versión original. Ahora tiene menos tiempo libre y va al cine cuando puede, sin tener en cuenta la versión original. El socialista vive en el Eixample Esquerra, un barrio donde se engloba el Gayxample, y es habitual verlo en cafeterías, restaurantes y tiendas de la zona con su pareja, un chico del que no quiere hablar porque vive ajeno a la vida de los focos.

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Convertido estos días en protagonista de la agenda política al ser propuesto por el PSOE como presidente del Senado, Iceta, siempre dispuesto a hablar con la prensa, ha dado un paso atrás y espera que su nombramiento se confirme (o no) para hacer declaraciones. Mientras, nos quedamos con las conversaciones que ha mantenido con quien esto escribe y con otros periodistas, con quienes suele sincerarse en esa manera suya de hacer las cosas: directa y sincera.

Iceta fue el primer político español en salir del armario. Fue en 1999 y ya entonces hablaba a corazón abierto sobre sus inquietudes. Decía que quería casarse con su novio (es otra pareja) y pedía que se aprobara el matrimonio entre homosexuales, algo que logró su propio partido y que al final él no ha usado. No está casado.

Nada de 'novio de'

De su parejan o quiere ni que se sepa su profesión para no dar pistas. A pesar de haber hablado de su intimidad en múltiples ocasiones, siempre ha dejado de lado a sus parejas, temerosas de aparecer en la prensa como ‘novio de’.

El líder del PSC es un urbanita apasionado, que dice que le falta el aire cuando sale de la ciudad. Le encanta, decíamos, el cine y suele llorar con ‘Love Actually’. Es llorón, sí, y folclórico: su artista favorita de todos los tiempos es Rocío Jurado y se sabe sus canciones de memoria. Se las canta a sí mismo, dice, para ponerse a tono. Nos lo imaginamos bailando en casa a ritmo de 'la más grande', como bailó sobre los escenarios en un mitin con Pedro Sánchez. Su espontaneidad se convirtió en marca de la casa y cada vez que se subía al estrado se marcaba unos ‘dancings’.

Esto nos decía entonces: “Mi baile ha tenido mucho impacto y algunos creen que es impostado, pero nada eso: fue algo espontáneo. Tanto es así que la segunda vez que me pusieron la canción y salí bailando le pedí a mi equipo que no reincidieran, que buscarán otra música, y les di mi lista de canciones de Spotify. Si me vuelven a poner la canción de Queen, no podré aguantar y volveré a bailar. Soy muy marchoso y me encanta el baile”.

Ahora es más de salir a cenar que de salir a bailar. Por la ciudad se mueve mucho a pie y si tiene que irse algo más lejos, lo hace en su viejo Golf TDI, un coche de segunda mano que compró en 2014. El socialista tiene dos casas a su nombre, adquiridas en 1999 y 2007, respectivamente. Le gusta el arte y ha llegado incluso a invertir 10.000 euros en una pintura. Cultivado, lee y habla en inglés y francés, y escribe haikus -poemas cortos de inspiración japonesa- que publica en internet.