María Dolores de Cospedal (y su mala pata) en el funeral de Fernando Domecq

Fernando Domeq Solís falleció el pasado lunes 21 de mayo tras padecer una larga enfermedad que acabó con su vida a los 73 años. El martes asistían a su sepelio numerosas personalidades relacionadas con el mundo del toro como José Ortega Cano, Manuel Báez, el Litri, o Victoriano Valencia. Sus restos mortales han permanecido en el Tanatorio de La Paz de Alcobendas.

Una semana después, se ha celebrado en la parroquia Virgen Peregrina de Fátima (Madrid) el funeral por el ganadero, cuya última aparición en una plaza de toros (mundo al que dedicó gran parte de su vida) fue el 7 de mayo en la Maestranza. Aquella tarde recibió el brindis de Ginés Marín que, de alguna manera, le estaba despidiendo.

Al funeral han asistido algunos rostros conocidos como Carolina Herrera o Javier Martínez de Irujo. Entre los asistentes se encontraba también María Dolores de Cospedal, que acudió con una muleta. La política, que iba acompañada por su marido, Ignacio López del Hierro, aún arrastra las secuelas de su rotura de menisco, que pone la guinda a una serie de catastróficas desdichas en el último año.

Annus horribilis

Después de haber sido presidenta del PP en Castilla-La Mancha 12 años, secretaria general de la formación una década y ministra de Defensa dos años, perdió las primarias para ser presidenta de su partido, se filtró que en 2009 Cospedal se había reunido con el comisario Villarejo y finalmente dejó su escaño de diputada: "Me equivoqué en pedir a mi marido, Ignacio López del Hierro, que me ayudara en una interlocución que no era fácil", explicó.

Desde entonces, Cospedal ha mantenido un perfil bajo con contadas apariciones públicas: una de ellas para asistir el 9 de mayo junto a la exministra de Agricultura Isabel Tejerina al acto de presentación de Dolors Montserrat como cabeza de lista del PP para las elecciones europeas. El otro para disfrutar de uno de los partidos del Mutua Madrid Open. La del funeral del ganadero ha sido la tercera vez que hemos visto a María Dolores en escena y una prueba gráfica de la 'mala pata' de la política.