Marisol, Goya de Honor 2020: una vida jalonada por circunstancias dramáticas

Pepa Flores, Marisol, hace años que no está presente en los medios de comunicación de forma voluntaria, pero sigue estándolo indirectamente. De hecho, nunca había estado tan presente como en los últimos dos años en los que su figura sigue siendo foco informativo.

Hace unas semanas veíamos en TVE un programa sobre su vida narrada en las voces y los testimonios de personas muy cercanas a ella, como su hermana Vicky y su hija pequeña, Celia, y posterirmente el programa 'Huellas de elefante' arrancaba nueva temporada con la artista como protagonista. Todo ello justo un año después de que la artista padeciera dos duros golpes: la muerte de su madre y la revelación de los supuestos abusos que sufrió de niña.

Ahora la irrepetible estrella es noticia porque la Academia de Cine ha decidido otorgarle el Goya de Honor 2020 por "sus inolvidables interpretaciones y por ser una de las acrices más queridas y recordadas por el público".

2018, el annus horribilis de Pepa

Pepa Flores, a sus 71 años, sigue queriendo ser Pepa Flores, no Marisol. Ni siquiera cuando hace un año los supuestos abusos que sufrió de niña volvieron a salir a la luz y su nombre regresaba al foco informativo. También entonces Flores siguió un principio que ha mantenido durante 30 años: el silencio. Eso incluye todo lo relacionado con respecto a la muerte de su madre, que falleció en Málaga en septiembre de 2018 a los 95 años. Doña María, que así la seguían llamando, fue un personaje fundamental para entender la carrera de la pequeña Marisol.

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Fue ella la que la acompañó en sus giras por todo el mundo (incluyendo una a Japón) y la que estuvo presente en rodajes como los de 'Un rayo de luz' o 'Ha llegado un ángel', primeros éxitos de una niña que se convirtió en el gran fenómeno pop de la España franquista. Tal era el amor que doña María sentía por su hija que, allá por mayo de 2015, asistió en silla de ruedas a 'El resplandor de un mito', exposición con medio centenar de retratos de Marisol. La anciana se mostró visiblemente emocionada ante las muestras de cariño hacia su hija que, una vez más, prefirió quedarse en casa. “Ella tiene la puerta abierta”, aseguraban los organizadores de la muestra.

Doña María es, precisamente, una de las razones que esgrimió entonces el entorno de Pepa Flores para poner en tela de juicio el tema de los abusos. La base de la historia estaba en unas conversaciones entre ella y Paco Umbral en las que la propia artista revelaba detalles escabrosos de su carrera infantil. Abusos sexuales, para ser más exactos. “¿Tú crees que los padres de ella habrían consentido eso? Me resulta bastante increíble. A mí jamás me ha comentado tal cosa (…). La madre siempre estuvo junto a ella y no en una pensión de mala muerte como se ha dicho”, aseguró cuando apareció la noticia a Vanitatis una de las personas más cercanas a la artista.

Aquella supuesta conversación entre Marisol y Paco Umbral, que hoy se guarda en la fundación que lleva el nombre del escritor, es bastante controvertida. “Me llevaban a un chalet de El Viso y allí había gente importante, gente del régimen, a verme desnuda, a mí y a otras niñas. A mi madre, cuando venía a verme, los Goyanes la ponían a comer en la cocina”, decía la artista. Años más tarde, la propia Marisol se desdijo y desmintió la historia a uno de sus biógrafos, Javier Barreiro. Y, como siempre, lo hizo indirectamente, sin abrir la boca. “Lo único que Barreiros le pidió a ella cuando escribió 'Marisol frente a Pepa Flores' es que tachase lo que no era real y ella tachó precisamente esa historia”, añaden desde su entorno.

Verdad o mentira, lo cierto es que Pepa Flores quiere olvidar aquella etapa y que alguna vez fue Marisol. Por esa razón, ni siquiera se molesta en volver a comentar aquello que una vez le pudo contar a Umbral. Lleva años siendo una persona anónima que huye de los ecos de su propio mito; una leyenda que, como todo mortal, ha vivido con tristeza la reciente muerte de su madre en los últimos meses. Al fin y al cabo, doña María era la única mujer en el mundo para la que Marisol era, simplemente, su 'niña'. Las que sí han intentado seguir su legado han sido sus hijas, especialmente Celia en la música y María como actriz.

Celia Flores

“Ha sido una experiencia maravillosa, un periodo de investigación precioso... Es lo más bonito que haré en toda mi carrera". Así describía la cantante su disco homenaje a su madre, ‘20 años de Marisol a Pepa Flores’, en el que interpreta algunas de sus canciones más conocidas.

Dedicada desde joven al mundo de la música, formó parte de la Compañía de Antonio Gades como cantante y ha lanzado ya tres discos. Celia vivía antes con su madre en Málaga y ahora vive sola con su hijo Currito, fruto de su relación con el guitarrista Manuel de la Curra.

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Sobre la noticia de los abusos que sufrió su madre, que Marisol contó para su biografía nunca publicada al periodista Francisco Umbral, Celia declaraba a ‘Jaleos’ que "mi madre está ahora en la gloria, le da igual lo que hayan sacado porque está viviendo otro momento. Que cada uno hable lo que quiera. En su día decidió estar al margen de todo y continúa en esa línea".

María Esteve

La popular actriz abandonó Málaga muy joven para probar suerte en Madrid. Cuando le llegó la fama con la comedia 'Al otro lado de la cama' (2002), hacía ya 10 años que pisaba escenarios y platós.

Entre trabajo y trabajo –su última experiencia en la televisión ha sido en la serie ‘Sabuesos’– mantiene el espíritu de su padre vivo presidiendo la Fundación Antonio Gades, y también es fotógrafa y hasta youtuber. Abrió un canal sobre trucos de belleza que ella misma guionizaba, dirigía, montaba e iluminaba.

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Muy implicada en el proyecto del disco homenaje a su madre de su hermana Celia, no cree que Marisol vuelva a repetir la experiencia de subirse a un escenario con su hija como ocurrió hace un par de años. "Fue un momento mágico y especial. No creo que fuera consciente de lo que estaba haciendo y no creo que lo vuelva a hacer", sentenciaba ante los medios de comunicación para decepción de los seguidores de la eterna artista.

Tamara Esteve

Es la más desconocida de las tres hijas de Marisol y Antonio Gades. Psicóloga de profesión, es madre de una niña. La mediana de las hermanas es también la única que ha permanecido alejada por completo del mundillo artístico.

Coordinadora de la Fundación Secretariado Gitano en Málaga, declaraba en una entrevista al ‘Diario de Sevilla’ que el legado más grande de su familia es la educación en valores tan grande que le han dado. “Siempre me han dicho que fuese respetuosa con los demás, que ayudara a las personas y que para crecer no le pisara la cabeza a nadie. Mi padre empezó a trabajar con 10 años de botones, fue autodidacta y mi madre también. Se formaron ellos solos y tuvieron que luchar mucho, ellos siempre han querido para nosotras que tuviéramos una formación, en lo que quisiésemos, pero que nos esforzásemos en ser buenas profesionales porque nada nos venía dado en la vida”.