A Chabelita Pantoja nadie la quiere en Cantora

Chabelita para la prensa, Isa P para el mundo artístico y 'mi niña' para Dulce (su cuidadora afectiva desde que llegó a España), tiene muy claro desde hace años que salvo su madre nadie la ha querido en Cantora, el reducto inexpugnable de la familia Pantoja. Ella misma lo ha contado y esta falta de afecto ha sido una de las razones para no acudir al hospital cuando Ana, la matriarca del clan, ha estado ingresada. Y en este sentido no ha querido hacer el numerito de la nieta doliente. Eso sí, llamó a su madre un par de veces, pero la artista no fue muy comunicativa. "No me dio muchas explicaciones y como no había conversación colgaba". Se enteraba por la tele de la evolución de la anciana.

Esta falta de conexión la afectaba al principio. Ahora ya no. Ha contado varias veces que cuando estaban comiendo en Cantora todos juntos, solo la hablaba su madre. El tío Agustín y la abuela iban a lo suyo: "Solo me dirigía la palabra mi madre y mi hermano cuando estaba".

Así se ha desenvuelto durante estos últimos tiempos y ya pisa poco este campo que tanto quiso Paquirri. La figura del torero sigue estando muy presente y mientras Chabelita fue pequeña sentía esos fenómenos paranormales entre ella y el marido de su madre con los que ha crecido. Lo contó su hermano Kiko y nadie de la casa lo ha desmentido. Con lo cual hay que darlo por bueno. Son las cosas de Cantora.

Este Halloween ha preferido pasarlo en Dubái con su novio, su hijo y Dulce. Ha colgado las fotos en su cuenta de Instagram y lo mas novedoso: este viaje no es patrocinado como sucede con otros personajes de su perfil, que se van a hoteles de cinco estrellas cuando tienen complicaciones con Hacienda. Isa P. lo ha pagado de su bolsillo y no hay cartel de gratis total.

Cuando vuelva, tendrá que retomar los frentes que tiene abiertos. Por primera vez ha decidido demandar a quien considera atentan contra su dignidad y derechos fundamentales. El primer juicio civil será contra Omar Montes el 13 de diciembre en un acto de conciliación. Si no hay un acuerdo, pasará a una reclamación penal. Contaba su abogado que "es una cuestión de dignidad. No todo vale". Y aseguraba que no es una cuestión economica: "Se piden 6.000 euros porque es una cifra baja. No hay intención de enriquecerse con esto. Mi cliente lo está pasando muy mal".

Y mientras en Cantora, silencio administrativo. Del "no me quieren" al "soy invisible".