Chocolatería San Ginés, un clásico madrileño que triunfa por el mundo
Es un 'must' para todos los que vienen a la capital, para los amantes de la vida nocturna y para los que quieran disfrutar de una merienda que no olvidarán
La chocolatería San Ginés, que abrió por primera vez sus puertas en 1894, se encuentra en un pasadizo al costado de la iglesia del mismo nombre en el Madrid de los Austrias. No hay que dar demasiados detalles urbanos porque es uno de los locales que no necesita referencia cuando se habla de chocolate con churros y porras. Mandatarios, artistas y empresarios extranjeros, premios Nobel, familia real al completo han pasado por el local para disfrutar del único menú que se reparte en San Ginés. El presidente norteamericano Jimmy Carter pidió expresamente que le llevaran con sus mujer y sus hijos al pasadizo para degustar esta tradición de la gastronomía de la capital. Se marcharon encantados.
La mecánica es la misma todos los dias. El chocolate espeso que se mantiene en su temperatura justa y seis sartenes especiales, donde varios maestros churreros fríen la masa para que lleguen calentitos a la mesa o para que los clientes que lo prefieran se los lleven a casa o se los coman mientras pasean por la calle Arenal.
Y otra alternativa es degustar el chocolate de madrugada a la salida de Joy Eslava, como explica el empresario Pedro Trapote, propietario de la discoteca y de San Ginés, entre otros locales de ocio: "El chocolate tiene una propiedad que anula el exceso de alcohol y por eso hay gente que cuando sale después de una noche bailando y con alguna copa de más pasa a la churrería que está abierta y se recompone. Es una buena opción".
Trapote con buen ojo pensó que adquirir San Ginés era una excelente oportunidad comercial, como así ha sido. "La dueña era una señora mayor que ya había trabajado mucho y quería descansar. Lo compré hace cuarenta años y el arquitecto Federico Echevarría se encargó de remodelarlo manteniendo la esencia, que era lo que queríamos. El día de la reinauguracion, Lola Flores y Gina Lollobrigida fueron las madrinas y el duque de Cádiz, el padrino. Fue una fiesta preciosa", recuerda el empresario, que ya tiene sucursales en México (abrió esta primavera), en Bogotá, en Shanghái y en Tokio, que funcionan como un reloj suizo.
En su día, cocineros asiáticos estuvieron una temporada en Madrid aprendiendo la técnica. Desde cómo debían ser los recipientes para mantener el chocolate en perfecto estado y sin grumos a la temperatura del aceite (de oliva, por supuesto) de las sartenes, pasando por los ingredientes para la masa y cómo mantener la textura del churro y la porra.
Cualquier visitante que llegue a Madrid en Navidad y haga la ruta de la iluminación por el centro no se pierde su visita a San Ginés. En días señalados y a la hora de merendar hay cola: "Y no solo en estas fechas. Es una tradición muy nuestra. Forma parte de la ruta gastronómica de Madrid".
La chocolatería San Ginés, que abrió por primera vez sus puertas en 1894, se encuentra en un pasadizo al costado de la iglesia del mismo nombre en el Madrid de los Austrias. No hay que dar demasiados detalles urbanos porque es uno de los locales que no necesita referencia cuando se habla de chocolate con churros y porras. Mandatarios, artistas y empresarios extranjeros, premios Nobel, familia real al completo han pasado por el local para disfrutar del único menú que se reparte en San Ginés. El presidente norteamericano Jimmy Carter pidió expresamente que le llevaran con sus mujer y sus hijos al pasadizo para degustar esta tradición de la gastronomía de la capital. Se marcharon encantados.
La mecánica es la misma todos los dias. El chocolate espeso que se mantiene en su temperatura justa y seis sartenes especiales, donde varios maestros churreros fríen la masa para que lleguen calentitos a la mesa o para que los clientes que lo prefieran se los lleven a casa o se los coman mientras pasean por la calle Arenal.
Y otra alternativa es degustar el chocolate de madrugada a la salida de Joy Eslava, como explica el empresario Pedro Trapote, propietario de la discoteca y de San Ginés, entre otros locales de ocio: "El chocolate tiene una propiedad que anula el exceso de alcohol y por eso hay gente que cuando sale después de una noche bailando y con alguna copa de más pasa a la churrería que está abierta y se recompone. Es una buena opción".