Astrid Gil-Casares y el divorcio interminable
La sentencia del Tribunal Supremo rebaja de 6 millones a 840.000 euros la indemnización que correspondería a los diez años de matrimonio con Rafael del Pino
Rafael del Pino (presidente de Ferrovial) y Astrid Gil-Casares (economista) mantienen un contencioso a raíz de su divorcio en 2017. Cuando se casaron, el 10 de junio de 2006, el empresario era viudo y padre de tres hijos menores que formaron parte de la nueva unidad familiar. En su momento, Gil-Casares planteó una separación de mutuo acuerdo, pero no fue posible ya que las condiciones económicas que planteaba el empresario (considerado por 'Forbes' la segunda fortuna de España) no eran las adecuadas al nivel de vida de las hijas ni a su educación. En aquel momento, el ofrecimiento era de aproximadamente 15.000 euros, que los abogados de la exmujer le aconsejaron que no aceptara. A día de su divorcio, se le calculaba una fortuna de cuatro mil y pico millones de euros (4.400.000.000 €), según la información aparecida en Google en aquellas fechas.
Antes de su matrimonio, Gil-Casares trabajaba en banca de inversión en Londres con un sueldo mensual en torno a los 60.000 euros. Al casarse dejó su trabajo y su vida en el Reino Unido para crear un proyecto vital en común con el empresario y sus tres hijos, huérfanos de madre. Desde el primer momento, la economista hizo todo lo posible para que los menores sintieran que, de nuevo, tenían un hogar. Quedarse sin madre a una edad tan temprana es un drama para cualquier niño.
Esta es la historia, a grandes rasgos, que ahora ha vuelto a actualizarse al filtrarse la sentencia del Tribunal Supremo donde el magistrado rebaja de 6 millones a 840.000 euros la indemnización que correspondería a los diez años de matrimonio de una de las grandes fortunas de este país. Según explican a Vanitatis desde el entorno de la esposa, “este nuevo dictamen sorprende porque equipara la dedicación de Astrid a la familia en el aspecto emocional (que es el más importante) a un ama de llaves. La sensación que da es que no solo no se promociona la maternidad ni lo que supone sacar adelante a unos hijos propios y ajenos, sino que se equipara solo a organizar la casa cuando está claro que la maternidad es algo más que eso. En este caso, el padre, por mucho que hubiera querido ejercer de amo de casa, tenía unas obligaciones fundamentales como presidente de una de las empresas más importantes de este país”.
Un millón semanal
Estas cantidades podrían resultar excesivas para cualquier familia, pero, en el caso del presidente de Ferrovial, los 6 millones que solicitaba su exmujer estarían muy por debajo de los ingresos y del patrimonio de Del Pino. Según la información que obra en poder de Vanitatis, prorrateando las cifras que se presentaron en su día al Juzgado número 25 de Madrid, Del Pino tendría un beneficio semanal en torno a un millón ciento cincuenta mil euros.
Aseguran a este medio que las pretensiones de Gil-Casares podrían resultar excesivas aunque ella abona las cantidades relativas a clases extraescolares (idiomas, matemáticas, ballet y algún deporte) cuando, en la sentencia, figura que estas partidas le corresponderían a él.
Esta nueva sentencia, que solo podría ser recurrida en una instancia superior como es el Constitucional, no se plantea, por el momento, ningún recurso, según confirman a Vanitatis. Los protagonistas de esta historia, que no tiene por ahora visos de solucionarse, prefieren el silencio.
Astrid Gil-Casares vive con sus hijas en un chalet con hipoteca a veinte años y Del Pino en otro chalet de en torno a mil metros cuadrados en el centro de Madrid. Hace dos años, en julio de 2017, Gil-Casares hacía la siguiente revelación a 'Vanity Fair': “Enfrentarse a Rafa no es fácil, es como entrar en guerra contra Estados Unidos”.
Rafael del Pino (presidente de Ferrovial) y Astrid Gil-Casares (economista) mantienen un contencioso a raíz de su divorcio en 2017. Cuando se casaron, el 10 de junio de 2006, el empresario era viudo y padre de tres hijos menores que formaron parte de la nueva unidad familiar. En su momento, Gil-Casares planteó una separación de mutuo acuerdo, pero no fue posible ya que las condiciones económicas que planteaba el empresario (considerado por 'Forbes' la segunda fortuna de España) no eran las adecuadas al nivel de vida de las hijas ni a su educación. En aquel momento, el ofrecimiento era de aproximadamente 15.000 euros, que los abogados de la exmujer le aconsejaron que no aceptara. A día de su divorcio, se le calculaba una fortuna de cuatro mil y pico millones de euros (4.400.000.000 €), según la información aparecida en Google en aquellas fechas.
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