Italia encumbra a Georgina Rodríguez como celebrity: su millonaria carrera

“Chi é?”. Es la pregunta que recorre las páginas de Gente y de Deportes estos días en la prensa italiana. ¿Quién es Georgina Rodríguez? Muchos pensaban que la novia de Cristiano Ronaldo era una exdependienta de una tienda de lujo que enamoró al futbolista con su belleza. Solo eso. Y al verla sobre el escenario en el Festival de Sanremo, desenvuelta, dulce, despampanante y bailando un tango de impacto, quienes no lo sabían se dieron cuenta de que había más. Así que han llegado las respuestas.

LEA MÁS: Cuatro vestidos de infarto de Georgina Rodríguez en Sanremo

Han descubierto que es bailarina (llegó a titularse como docente en esta especialidad por la Royal Academy of Dance de Londres), que tuvo una carrera de modelo y que tiene tablas. Algunas de las respuestas, eso sí, son erróneas, porque al bailar tango dicen que es argentina. De nacimiento, pero criada en Jaca (Huesca). Todos los medios llevan tiempo siguiéndole los pasos a la WAG más poderosa del momento. Tiene 16 millones de followers, un número mágico que en España solo ostenta ella (es la española más seguida), y cobra unos 8.500 euros por post en Instagram, según la web Money.it.

Desde que la pareja llegara a Italia, el papel de Rodríguez no ha hecho más que crecer. Parece que se sacudió la timidez y el agobio súbito de convertirse de pronto en la novia de uno de los futbolistas más famosos del planeta. Y ha sabido convertir su imagen en marca. Ella misma ha dicho en alguna entrevista que quiere ser independiente, y parece que ha encontrado el camino.

Agencia top

La representa a nivel global la agencia de modelos UNO Models, con sede en Madrid y Barcelona, una agencia de tops como Laura Ponte y Bar Rafeli. En la página web de la empresa aparecen las campañas que ha protagonizado la aragonesa desde que se instaló en Italia. Y no son pocas. 'Elle' y 'Grazia' son dos de las publicaciones especializadas que han contado con la novia de Cristiano como modelo, además de marcas como Yamamay y Twinset.

Es embajadora internacional de Chopard, lo que la llevó a estar presente, por ejemplo, en el Festival de Cannes. Su primera aparición pública en Italia fue en el Festival de Venecia, donde deslumbró. Desde su entorno laboral nos cuentan que mide sus colaboraciones al milímetro. “Cuando empezó, buscamos rendimiento y equilibrio en su carrera -dicen- y ahora mismo es como una estrella de Hollywood”. Con todo, matizan: “Si enamoró a una de las personas más buscadas del mundo es por su sencillez y naturalidad, es una persona normal, que viaja en jet privado, sí, y que muestra el lujo en su vida, porque es su trabajo, pero siempre tiene una sonrisa y pregunta por todos”.

Vida familiar

La modelo y el futbolista viven en una gran casa en Turín, vecina a la de personajes como John Elkann. Es una mansión de color gris conocida por los paparazzi del país porque es inaccesible para el común de los mortales. Se entra por una calle privada, informan desde ‘Donna Glamour’, y es enorme, con solárium, gimnasio, piscina y una gran terraza.

Todo lo podríamos deducir, también, por su cuenta en Instagram, donde Georgina muestra su día a día, muy familiar, con su hija biológica y el resto de niños de la familia, los hijos que Cristiano tuvo por embarazo subrogado y que ella ha hecho suyos también.

"Divertida y cercana"

Su carrera en la moda empezó a tomar forma en 2017, cuando conoció a su pareja, aunque había hecho alguna incursión en el mundillo, según ella misma ha contado, antes de iniciar la relación. En la agencia UNO la definen así: “Espontánea, divertida y cercana. [...] La naturalidad es su seña de identidad”. Trabaja duro a diario para consolidar esa carrera que cada vez tiene más cimientos. Sus proyectos de futuro, que no se pueden desvelar, son cada vez más ambiciosos.

Con todo, añaden que “es consciente de su posición privilegiada e intenta ayudar a muchas causas benéficas", como su colaboración en Madrid con la Fundación Nuevo Futuro, entre otras, la misma que organizaba el rastrillo solidario capitaneado por la recientemente fallecida Infanta Pilar. Georgina estuvo el pasado verano en Porto Cervo, en una de sus apariciones más estelares, donde amadrinó una gala benéfica de Unicef de la mano de Chopard.

“No se olvida de dónde viene”, dicen las mismas fuentes. Algo que ella misma ha corroborado en alguna de las pocas declaraciones públicas que ha realizado: “La danza se quedó en Jaca. El ballet es un deporte muy caro, sobre todo en un pueblo. Hay que pagar la academia y el material. Unas puntas valen 50 euros y, bailando tres horas diarias, te duran cinco días. ¡Haz cuentas! Luego están los viajes, los concursos, la ropa...”. Georgina Rodíguez tuvo que abandonar su sueño, un sueño que parece que poco a poco recupera. Y lucha, desde su atalaya, para que otros puedan lograrlo también.