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El día en que un paparazzo hacía guardia para fotografiar a Rocío Carrasco detenida por la Guardia Civil (y quizá esposada)
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Flores-Carrasco Confidencial. CAPÍTULO 3

El día en que un paparazzo hacía guardia para fotografiar a Rocío Carrasco detenida por la Guardia Civil (y quizá esposada)

Un día después del altercado entre madre e hija, el 28 de julio, sábado, Rocío Carrasco entra en el cuartel de San Agustín de Guadalix para declarar...

Foto: Imagen: EC Diseño
Imagen: EC Diseño

Una hija, acompañada por su padre, denuncia a su madre por presuntos malos tratos en un cuartel de la Guardia Civil, pero finalmente es ella la que acaba condenada por dicho delito. No es un trabalenguas. Tampoco una fábula, embuste o patraña, ni siquiera una hipérbole. Es la historia real, nunca antes narrada, de Rocío Carrasco Mohedano (la madre) y Rocío Flores Carrasco (la hija).

[ Vea todo el especial: Rocío Carrasco o su hija, ¿quién es la verdadera superviviente? ]

Nos ponemos en contacto con un abogado especializado en defensa de menores para que nos describa el protocolo a seguir en estos casos. “Lo primero que abre la Guardia Civil es un atestado y a partir de ahí se da parte a un juzgado de instrucción y se abren de inmediato las diligencias de un proceso penal, en el que la progenitora se enfrenta, si se demuestra su culpabilidad, a una posible pena de cárcel”, nos comentan desde el despacho de penalistas Sanz Cabrejas. Dicho y hecho. Eso es exactamente lo que pasó en el caso que nos ocupa.

Auto del Juzgado de Instrucción n.º 1 de Alcobendas

“Las presentes actuaciones tienen su origen en el Atestado n.º 110/2012 instruido por la Guardia Civil de San Agustín de Guadalix [...] por un presunto delito de malos tratos en el ámbito familiar cometido por Rocío Carrasco Mohedano sobre su hija menor de edad, Rocío Flores Carrasco, denunciado inicialmente por la menor a través de su padre, Antonio David Flores Carrasco”.

Diligencias previas n.º 3698/2012

¿Rocío Carrasco? Diga usted “pa-ta-ta”

Un día después del altercado entre madre e hija, el 28 de julio de 2012, sábado, Rocío Carrasco entra en el cuartel de la Guardia Civil de San Agustín de Guadalix, cerca de su casa, para declarar. Conocemos este hecho no solo porque figura en los documentos judiciales a los que Vanitatis ha tenido acceso, sino también porque varias revistas del corazón publicaron la imagen de ese momento, lo que a su vez viene a significar que había fotógrafos esperando a la puerta. Se desconoce, eso sí, quién les avisó. O si, por el contrario, la imagen fue producto de la mera casualidad, ya que Dios juega, de vez en cuando, a los dados con el mundo.

Nos ponemos en contacto con la Guardia Civil para conocer el devenir del protocolo interno en estos casos.

-Vanitatis: ¿Cuáles son los pasos a seguir cuando una hija denuncia a uno de sus progenitores por malos tratos?

-Guardia Civil: No siempre se actúa de la misma forma, depende del estado clínico de la menor, del parte médico que presente, de las situaciones de riesgo a las que nos expongamos…

-V: ¿Se va a buscar al acusado en un coche patrulla de forma inmediata?

-GC: No siempre. Nuestra obligación es localizarlo y que acuda a declarar.

-V: Pero, en principio, ¿es lo normal?

-GC: En más del 90% de los casos sí, se le va a buscar y se le lleva a declarar.

-V: ¿Se suele esposar al detenido?

-GC: No tiene por qué, pero podría darse el caso, por ejemplo si se resiste. No obstante, intentamos preservar el honor de cualquier detenido. Y hay muchos niños que se inventan este tipo de cosas.

placeholder Rocío Carrasco.
Rocío Carrasco.

Era previsible, por tanto, como suele ser habitual en estos procedimientos supuestamente delictivos, y dada la especial diligencia requerida en los temas relacionados con los malos tratos en el ámbito familiar, que Rocío Carrasco apareciese en ese cuartel ocupando los asientos traseros de un coche del cuerpo, puede incluso que esposada y custodiada, por lo que la imagen habría tenido un impacto brutal. Y, por ende, un precio desorbitado en el mercado negro de la cosa rosa. Sin embargo, el gozo de los paparazzi en un pozo: la acusada apareció andando por su propio pie, con las manos libres de metal y vestida con un atuendo veraniego de color rosa.

Los medios que reprodujeron dicha foto narraron la noticia de manera un tanto errónea. Se aseguraba en esos textos que la Guardia Civil se había personado en la casa de Rocío Carrasco y otra serie de datos que, con la documentación en la mano, son a todas luces producto de la elucubración más absoluta. Ni siquiera las fechas de los hechos narrados cuadraban con las que figuran en el dosier judicial del proceso.

Un juez sobreseyó la causa contra Rocío Carrasco y dio parte de toda la información recabada a la Fiscalía de Menores

Una vez en el interior del cuartel, Rocío Carrasco declinó la posibilidad de declarar. Su pareja, Fidel Albiac, por el contrario, sí lo hizo. Negó haber presenciado los hechos enjuiciados, pero relató algunos de los episodios que habían tenido lugar en esa casa en los días precedentes, obertura triste de la opereta que estaba por venir. Con todos los datos que había recabado, la Guardia Civil remitió el atestado al Juzgado de Instrucción número 1 de Alcobendas, que en la misma fecha abría diligencias previas para investigar lo acontecido. Rocío Carrasco Mohedano, heredera universal de Rocío Jurado, se enfrentaba en ese momento a una posible pena de cárcel.

Hasta aquí el relato de lo acontecido los días 27 y 28 de julio de 2012, en los que se escribió el prólogo del calvario familiar de los Flores Carrasco. Lo que ocurrió después ya lo venimos anunciando: un juez sobreseyó la causa contra Rocío Carrasco y dio parte de toda la información recabada a la Fiscalía de Menores, por lo que se abrió de oficio una investigación paralela contra su hija, Rocío Flores, motivo por el que acabaría finalmente condenada por “maltrato habitual” contra su madre. Pero ¿qué pasó antes de la agresión? ¿Cómo se llega a esta situación? Todo comenzó en realidad veinte años antes. Retrocedamos ahora, por un instante, esas más de dos décadas.

Yerbabuena, año 1

Ella tenía dieciocho; él, diecinueve. Las crónicas de la época, corría el 31 de marzo de 1996, narran que los miembros de la hermandad de Almonte entonaban un tema compuesto especialmente para la ocasión mientras Rocío Carrasco llegaba acompañada por su padre, Pedro Carrasco, a la ermita de Las Vírgenes, en la finca Yerbabuena, donde estaba a punto de celebrarse el enlace matrimonial. Unos minutos antes, al aparecer el novio, un sonriente Antonio David Flores, declaraba ante la prensa acreditada: "No sé cómo es el vestido. Será maravilloso, como ella. Lo que sí sé es que cuando entre ahí [en la ermita] veré cumplido el sueño de mi vida", tal y como referenció la revista ‘Diez Minutos’.

“Las pesadillas también son sueños”, dijo en cierta ocasión Oscar Wilde.

Ese matrimonio duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks, filosofía de Sabina mediante; esto es, bastante poco. Apenas tres años y dos hijos después, Rociito y Antonio David, como les bautizaron popularmente los hacedores de las revistas del cuore patrio, estaban ya jugando al Risk y al Monopoly sobre el tablero de los juzgados de Alcobendas, bien cerquita de La Moraleja.

La separación llegó a finales de 1999, quedando la custodia de los hijos a cargo de la madre y los fines de semana alternos y mitad de las vacaciones en manos del padre. Ese fue el comienzo de una lucha interminable en los despachos, en las salas de vistas y, por desgracia también, en aquella cocina que fue testigo silencioso de una agresión y algún que otro conato más (lea el capítulo 1).

El psiquiatra de Rocío Carrasco “manifestó en el plenario que los problemas que padece dicha paciente están claramente relacionados con la difícil y complicada situación que mantiene con su hija”

Fue un camino, el que recorrieron en dirección contraria dos padres divorciados dispuestos a no encontrarse frente a frente nunca más, donde cupieron más espinas que rosas. Con la documentación que Rocío Carrasco y su exmarido generaron en forma de demandas, contestaciones o procesos de modificación de medidas sobre la custodia de sus hijos, entre otras dispares ocurrencias jurídicas, se podría empapelar aproximadamente, vía hipérbole, varias veces el interior del Taj Mahal.

Un volcán en erupción

Sin embargo, nada hacía presagiar, a pesar del enconado conflicto personal y judicial entre progenitores, lo que estaba aún por llegar. De hecho, los informes psicológicos de la hija del matrimonio, Rocío Flores, previos a la adolescencia (Vanitatis posee varios ejemplares firmados por diferentes profesionales) indicaban que existía una estupenda relación entre madre e hija. Incluso, como suele ser habitual a esas edades, se podría afirmar que la segunda idolatraba a la primera.

placeholder Rocio Flores.
Rocio Flores.

Pero todo cambió con el tiempo, como ha quedado reflejado en los documentos judiciales recabados por este medio. Rocío Carrasco declaró ante el juez a principios del año 2013 que su hija se encaraba con ella permanentemente desde que cumplió los 12 años y que la situación en casa era “insostenible”, por lo que había necesitado ayuda psiquiátrica.

Este dato se confirmó durante el proceso judicial abierto por malos tratos, ya que la jueza llamó a declarar al especialista que trataba a la hija de Rocío Jurado desde diciembre de 2011. “Manifestó en el plenario que los problemas que padece dicha paciente están claramente relacionados con la difícil y complicada situación que la señora Carrasco mantiene con su hija Rocío”, se puede leer en la sentencia del Juzgado de Menores n.º 4 de Madrid, la ya citada 44/2013.

La cosa, por tanto, venía de lejos. Aquellas dos mujeres no se levantaron una buena mañana y se enzarzaron en un proceso penal por supuestos malos tratos porque les diera una ventolera. Sin embargo, toda esa tensión acumulada en un par de años entre madre e hija iba a estallar como un volcán en erupción en julio de 2012. ¿Por qué?

Visita el resto de capítulos de este especial:

Capítulo 1. El día que Rocío Flores tiró al suelo y “propinó varios golpes” y “patadas” a su madre, Rocío Carrasc

Capítulo 2. El día que un juez condenó a Rocío Flores por “maltrato habitual, amenazas e injurias” contra Rocío Carrasco

Capítulo 3: El día en que un paparazzo hacía guardia para fotografiar a Rocío Carrasco detenida por la Guardia Civil (y quizá esposada)

Capítulo 4: El día en que un informe judicial aseguró que Antonio David Flores condicionaba a su hija

Capítulo 5: El día en que un juez enumeró los insultos que se escuchaban en casa de Rocío Carrasco

Capítulo 6: El día en que Rocío Flores se negó a cumplir su pena y optó por 6 meses de libertad vigilada

Capítulo 7: El día en que un juez ‘desheredó’ a Rocío Flores por su historial delictivo

Vea todo el especial: FLORES-CARRASCO CONFIDENCIAL

Una hija, acompañada por su padre, denuncia a su madre por presuntos malos tratos en un cuartel de la Guardia Civil, pero finalmente es ella la que acaba condenada por dicho delito. No es un trabalenguas. Tampoco una fábula, embuste o patraña, ni siquiera una hipérbole. Es la historia real, nunca antes narrada, de Rocío Carrasco Mohedano (la madre) y Rocío Flores Carrasco (la hija).

Rocío Carrasco Rocío Flores Carrasco Antonio David Flores