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Francisco Igea, ciclista "fondón", hijo y nieto de médicos y un amor para toda la vida
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REVOLUCIÓN EN CIUDADANOS

Francisco Igea, ciclista "fondón", hijo y nieto de médicos y un amor para toda la vida

Impulsivo y apasionado, dice que su mujer es quien le da cierto equilibrio. Casado con Margarita, también médico (como él), desde hace 30 años, tienen dos hijos

Foto: Francisco Igea, en Valladolid. (EFE)
Francisco Igea, en Valladolid. (EFE)

Impulsivo y rebelde por naturaleza, la primera vez que Francisco Igea apareció en la prensa nada tenía que ver con la política. No al menos de primera línea. Fue en 2012, cuando el Hospital Río Carrión de Palencia, en el que Igea era el jefe de Servicio Digestivo, decidió acometer despidos de personal por falta de recursos. Contrario a la medida, Igea se aventuró a llevar a cabo una huelga a la japonesa que le llevó a los papeles de todo el país. Se encerró en el hospital durante días y trabajó con ahínco para cubrir las labores de sus compañeros despedidos y para denunciar los citados despidos.

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El gesto del hombre que reta ahora a Inés Arrimadas al frente de Ciudadanos no gustó a sus superiores, claro, y al cabo de unos meses, en 2013, fue destituido como responsable del servicio. Mantuvo su plaza, puesto que es un centro público, pero no como director de servicio. Su intención, dijo en su momento, era denunciar los recortes en sanidad del Gobierno leonés.

El fuerte carácter de este médico metido a político le ha granjeado algunos enemigos pero también amistades leales, como la de Luis Garicano, uno de sus padrinos en Ciudadanos. Igea se acercó a la política con UPYD, donde militó un tiempo antes de afiliarse a Ciudadanos. En el partido naranja también ha protagonizado alguna revuelta, como la que le llevó a ganar las primarias de Castilla y León tras denunciar un pucherazo de la presidenta, Silvia Clemente.

La muerte del padre

“Aquello fue lo más jodido que he pasado en mi vida, después de la muerte de mi padre. Nunca he sido muy ingenuo, pero se me cayeron los palos del sombrajo”, dijo en su momento. Su padre, Francisco Igea Laporta, un prestigioso médico, falleció en 2016 a los 88 años. El matrimonio formado por Igea y Rosario Arisqueta tuvo siete hijos, casi todos ellos médicos. Ninguno, sin embargo, tan apasionado y rebelde como Paco Igea (así le llaman los amigos).

Esa manera de ser la lleva a todos los ámbitos de su vida y él mismo ha reconocido que quienes le rodean se arman de paciencia. Su mujer, Magdalena, es quien más equilibrio le ofrece, según él mismo dice. Juntos desde hace 30 años, tienen dos hijos, y ambos estudian también Medicina. El año pasado, Teresa, la mayor, se graduó en la Universidad de La Laguna, en Tenerife, con la ausencia del padre, que estaba de campaña electoral.

Hijo y nieto de médicos, está especializado, como decíamos, en aparato digestivo y con su mujer creó una empresa, Endoscopia Palentina SL, que extinguió en 2016, cuando su papel en política estaba ya en marcha. Divertido y ruidoso, se define a sí mismo como “ciclista fondón y creyente lleno de dudas”, y admite que si lo de la política sale mal, siempre puede volver a la medicina. Que no se le daba nada mal pese a esos golpes de mesa que dieron dolor de cabeza a más de uno. Mientras tanto, será Inés Arrimadas quien padezca los síntomas de tener cerca al rebelde Igea.

Impulsivo y rebelde por naturaleza, la primera vez que Francisco Igea apareció en la prensa nada tenía que ver con la política. No al menos de primera línea. Fue en 2012, cuando el Hospital Río Carrión de Palencia, en el que Igea era el jefe de Servicio Digestivo, decidió acometer despidos de personal por falta de recursos. Contrario a la medida, Igea se aventuró a llevar a cabo una huelga a la japonesa que le llevó a los papeles de todo el país. Se encerró en el hospital durante días y trabajó con ahínco para cubrir las labores de sus compañeros despedidos y para denunciar los citados despidos.

Inés Arrimadas