Los sabios consejos de Sara Carbonero a su 'yo' del pasado: "No sufras más de la cuenta"

Sara Carbonero es periodista y ha hecho muchas entrevistas en su vida. Pero como personaje público también ha tenido que contestar a muchas preguntas que le han hecho compañeros suyos de profesión. Entre ellas, hay una que se repite y que la manchega no siempre sabe cómo contestar. Una que seguramente nos hemos hecho nosotros mismos infinidad de veces, y por lo sencilla y compleja al mismo tiempo, tampoco sabemos muy bien responder.

Dirigirse a tu yo de hace unos años, volver al pasado, sabiendo ahora lo que sabes, viajar en esa especie de 'regreso al futuro' para advertirte a ti mismo de lo que vendrá es un ejercicio mental que Sara ha decidido poner en práctica aprovechando el confinamiento. Y “organizando las fotos de mi ordenador”, como ella misma explica en sus stories de Instagram, “he pensado en eso”.

Carbonero ha aprovechado el momento para sincerarse y hablar, desde la experiencia, a aquella Sara de 2010 que entonces tenía 26 años, cuando aún no sabía todo lo que la vida le estaba preparando, cuando protagonizó aquel momentazo junto a Iker Casillas en pleno subidón del Mundial de Sudáfrica en el que España ganó una copa y ella un beso que se viralizó hasta la saciedad.

“Creo que le diría que no perdiera el tiempo”, empieza escribiendo. “Que se preocupara menos y se ocupara más... Que dedicara su tiempo solo a aquellas personas que merecieran la pena... Le diría que cada día de la vida es un regalo, un milagro, una oportunidad. Que no tratara de luchar... Que es mejor afrontar, aceptar y dejar fluir, nunca forzar”, continúa.

“Que dijera muchas veces 'te quiero', que besara, tocara y abrazara mucho por si llegaba el día en que no pudiera hacerlo...Le diría que la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, y que si eso ocurriera, tendría todo el derecho del mundo a llorar, patalear, enfadarse, sentir rabia, miedo, impotencia. A bajar hasta el fondo. Pero que después siempre siempre sale el sol”.

Sara, después de darle algunos consejos a esa otra Sara veinteañera sobre la seguridad en uno mismo, la necesidad de agradecerle a la vida que podamos despertar cada día por muchos palos que nos dé y la necesidad de no perder nunca la inocencia, concluye: “Por último, le darías las gracias porque a través de ella he conseguido ser la mejor versión de mí misma y valorar realmente lo importante”.