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La Casa de Alba en tiempos de coronavirus: palacios cerrados, nuevos planes y un ERTE
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La Casa de Alba en tiempos de coronavirus: palacios cerrados, nuevos planes y un ERTE

El duque de Alba permanece confinado en el palacio de Liria junto a su hermano Fernando. Desde allí orquesta una pequeña revolución para cuando esto pase

Foto: Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, en Liria. (EFE)
Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, en Liria. (EFE)

Aterriza el plan de desescalada como un paracaidista sobre la sociedad hambrienta. Quien más quien menos quiere saber fechas, hacer planes (o deshacerlos) arrancar el motor o vender el coche para siempre. También en un vetusto rincón de Madrid esperan las noticias con paciencia, golpeados como el resto de los españoles por esta crisis mundial provocada por el coronavirus. Consciente de que pesa sobre sus hombros la continuidad de una institución histórica, Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, medita estos días con sus colaboradores qué hacer de cara al futuro. Pero sin angustia. Había planes antes y nos atreveríamos a decir que hay aún más planes ahora. Porque aunque la institución cruje a veces y se encorva sobre el bastón de la Historia, la Casa de Alba parece estar más viva que nunca.

Esta semana llegó a la redacción la noticia de que el duque se había visto obligado a pasar el confinamiento en su casa de campo, en El Carpio (Córdoba). "Es falso", confirmaba rápidamente a Vanitatis la secretaria personal del duque. El duque de Alba está en el palacio de Liria desde que empezó la cuarentena, y desde allí dirige la orquesta en la que se ha convertido una institución en pleno proceso de modernización. Junto a él también está confinado su hermano Fernando. Desde Liria ha contado en la revista 'Hola' cómo se sintió al conocer que va a ser abuelo en otoño: "Estoy muy contento, es una futura duquesa de Alba, porque va a ser niña. Es emocionante tener una nieta".

placeholder Vista exterior del palacio de Liria, en Madrid. (EFE)
Vista exterior del palacio de Liria, en Madrid. (EFE)

"Es verdad que antes de que el Gobierno decretara el confinamiento estuvimos pensando en que era mejor para el duque estar en El Carpio durante la previsible cuarentena: es tiempo de cosechas, hemos ampliado la explotación termosolar de allí y había alguna gestión pendiente. Finalmente decidimos que era mejor que se quedara aquí y está en Madrid", explica Emilio Ramírez, secretario de la Fundación Casa de Alba. La familia posee cerca de 3.200 hectáreas de terreno en esta localidad cordobesa, donde cuentan con explotaciones agrarias y ganaderas, además de otros intereses económicos.

Incalculable

Siempre se ha dicho, y es verdad, que el valor del patrimonio de la Casa de Alba es incalculable, sobre todo en términos históricos. Muchas de sus propiedades se encuentran cedidas a las instituciones públicas para su explotación y correcta conservación, ya que sería prácticamente imposible gestionarlas todas. Otras son gestionadas directamente por la Fundación Casa de Alba. Aunque durante mucho tiempo, las tres joyas inmobiliarias de la familia se consideraron inaccesibles al público, eso cambió con la muerte de Cayetana de Alba. El 'nuevo' duque, más sensible al signo de los tiempos, levantó las sábanas polvorientas y puso en marcha una política completamente diferente. El primer paso lo dio en marzo de 2016, cuando decidió abrir al público uno de los palacios privados más famosos de España, Dueñas, en Sevilla. El proceso se completó con la apertura del palacio de Monterrey (Salamanca) en 2018 y Liria en 2019.

Pero la crisis ha afectado de lleno a la Casa de Alba y ahora los tres monumentos están cerrados al público. Están capeando el temporal como pueden. "Seguimos manteniendo a la mayor parte de nuestros empleados, la gente del campo, de las oficinas de Córdoba, Sevilla, Madrid y Salamanca, todos siguen de alta y trabajando. Solo hemos tenido que aplicar un ERTE a cinco trabajadores del palacio de Liria. Estamos haciendo un gran esfuerzo", advierte Ramírez.

placeholder El palacio de Monterrey, en Salamanca. (EFE)
El palacio de Monterrey, en Salamanca. (EFE)

Las visitas al palacio de Liria están gestionadas directamente por la Fundación Casa de Alba, como confirma la Dirección General de Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid a Vanitatis: "El Ayuntamiento no tiene nada que ver con la gestión de las visitas. Todo lo gestionan ellos. Con lo recaudado por las entradas, la Fundación Casa de Alba paga gastos y reinvierte en conservación del palacio". El ERTE ha afectado a los guías y al personal de seguridad que tutelaba las visitas al histórico edificio de Ventura Rodríguez.

El resto de monumentos, Dueñas y Monterrey, también se han visto afectados. "El Ayuntamiento de Salamanca es quien explota el palacio de Monterrey", explica Emilio Ramírez, "y se han visto obligados a suspender el contrato con la empresa que gestionaba las visitas, pero no tiene nada que ver con nosotros". Al menos de momento. La Casa de Alba tiene planes para este monumento. A pesar de ser el más pequeño de los tres palacios, se ha convertido en uno de los refugios predilectos del duque de Alba, quien suele viajar con frecuencia a Salamanca para alojarse en su residencia más privada. "En cuanto se pueda, vamos a recuperar nosotros la gestión", anuncia el secretario de la Fundación, "este verano si puede ser".

placeholder El interior del palacio de Dueñas, en Sevilla. (EFE)
El interior del palacio de Dueñas, en Sevilla. (EFE)

La mejor prueba de que el duque de Alba no se está equivocando al descubrir al público las tripas de sus mejores propiedades son los datos de visitas. Según cifras facilitadas a Vanitatis por el Observatorio Turístico de Salamanca, en el primer año de su apertura (desde el 11 de mayo de 2018 a la misma fecha de 2019), Monterrey recibió un total de 24.470 visitantes. Solo en la primera semana de apertura del palacio de Liria, los Alba recibieron 1.800 visitas y generaron una lista de espera de varios meses. Respecto al palacio de Dueñas, los datos son muy satisfactorios. La ruta por las casas-palacio en la que está integrada es la más popular de las que se hacen en Sevilla, y la tercera entre los monumentos más demandados, con cerca de 385.000 visitas en un año.

"No pueden teletrabajar"

El palacio de las Dueñas, que ocupa cerca de 2.000 metros cuadrados, fue construido entre los siglos XV y XVI y es BIC. Debe su nombre al antiguo monasterio de Santa María de las Dueñas, con el que lindaba, y mezcla en su construcción el arte gótico mudéjar con el renacentista. Está gestionado exclusivamente por la Fundación Casa de Alba, que fue quien costeó las reformas necesarias para hacerlo visitable. El monumento no tiene guías físicos (se visita con audioguía), pero sí cuenta con personal de taquilla y un equipo de seguridad subcontratado a otra empresa con la que han tenido que suspender temporalmente la relación. "Es gente que no puede teletrabajar, pero seguiremos necesitándola cuando abramos otra vez, la idea es recuperarlo todo en cuanto nos dejen", aseguran en la Fundación.

Y avisan de una pequeña revolución: "Estamos preparando novedades".

Aterriza el plan de desescalada como un paracaidista sobre la sociedad hambrienta. Quien más quien menos quiere saber fechas, hacer planes (o deshacerlos) arrancar el motor o vender el coche para siempre. También en un vetusto rincón de Madrid esperan las noticias con paciencia, golpeados como el resto de los españoles por esta crisis mundial provocada por el coronavirus. Consciente de que pesa sobre sus hombros la continuidad de una institución histórica, Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, medita estos días con sus colaboradores qué hacer de cara al futuro. Pero sin angustia. Había planes antes y nos atreveríamos a decir que hay aún más planes ahora. Porque aunque la institución cruje a veces y se encorva sobre el bastón de la Historia, la Casa de Alba parece estar más viva que nunca.

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