Cuando Mila Ximénez era Mila Santana: del glamour de Marbella a los días difíciles
Hubo un tiempo en el que la colaboradora de 'Sálvame' era uno de los personajes omnipresentes en las fiestas de la localidad malagueña. Días felices y pasados
Mila Ximénez no quiere tristezas ni llantos a su alrededor. Lo repitió varias veces este martes cuando contó en 'Sálvame' que tenía cáncer de pulmón. Como en otras muchas ocasiones, se ha enfrentado a la realidad sin paños calientes. Y esta vez ha hecho lo mismo: “Aquí estoy con mis circunstancias y dispuesta a salir adelante y a luchar. El cáncer no va a poder conmigo”.
La contundencia de sus frases es lo que ha hecho que Mila Ximénez aparezca como una mujer fuerte y con un carácter que, a veces, no ha sido bien entendido para los que no conocían su trayectoria vital. Su vida es una especie de montaña rusa con subidas a los cielos y bajadas al infierno del que conseguía salir con el corazón roto y dispuesta a recomponerlo aunque fuera con cicatrices. Así lo hizo siempre y lo hará con esta nueva complicación.
Mila vive desde hace tiempo una etapa feliz, sin problemas económicos, con una estabilidad familiar repleta de afectos y con unos amigos a los que ahora ella tiene que animar. Así lo reconocía la tarde de su confesión: “No quiero que cuando me vean entrando en un hospital elucubren con ello. Tengo cáncer y tendré que acudir para los tratamientos y, por lo tanto, lo cuento y lo aviso. Ah, y no quiero que nadie en el programa me trate como una enferma”.
Marbella, la nuit
Mientras estuvo casada con Manolo Santana aparcaron su nombre, y para todos los que formaban parte de esa Marbella de disfrute y jolgorio continuo, ella era Mila Santana. Fueron tiempos locos donde la noche se confundía con la madrugada y la amanecida con la mañana. No era una más porque siempre tuvo ese punto de ironía y mala leche que la diferenciaba del resto de consortes de hombres poderosos. Tenía además un bastón importante en el que apoyarse que, curiosamente, no era su marido, sino Jaime de Mora, al que consideraba mucho más que un amigo.
El Tito Jimy (como lo llamaba) no permitía que nadie hablara mal de la señora de Santana en su presencia. Los descalificaba con sus afilados comentarios y el interfecto, que podía ser de ambos sexos, quedaba excluido de las convocatorias del genial relaciones públicas. De ella, Jaime de Mora decía: “A Mila la pierde su bondad y generosidad”.
Cuando Mila se separó del tenista hubo mucha gente que le dio la espalda. Hubo momentos muy duros que la llevaron al lado oscuro de las emociones y lo pasó muy mal. Volvió a recuperarse con los amigos de verdad y, sobre todo, con una familia que nunca le echó en cara su vida poco convencional. Y en esas crisis económicas y vitales, quiso que su hija no las sufriera e hizo lo que más duele a una madre: decidió que la niña se fuera a vivir a Marbella con su padre y con Otti, su pareja. Consideró que Alba iba a tener una existencia más cómoda y con más posibilidades académicas que si se quedaba con ella, que no tenía dinero ni para pagar la calefacción.
Manolo Santana podía haber tenido otra respuesta y ayudar económicamente para que madre e hija no tuvieran que separarse, y no lo hizo. Fueron esos tiempos oscuros en los que la colaboradora de 'Sálvame' sufrió más de lo necesario. De esa etapa triste y gris también salió, y su hija ha sido su mejor regalo en la vida. Ahora es Alba la que se va a encargar de levantar el ánimo a una mujer luchadora que tiene ante sí un reto difícil, pero no imposible.
Mila Ximénez no quiere tristezas ni llantos a su alrededor. Lo repitió varias veces este martes cuando contó en 'Sálvame' que tenía cáncer de pulmón. Como en otras muchas ocasiones, se ha enfrentado a la realidad sin paños calientes. Y esta vez ha hecho lo mismo: “Aquí estoy con mis circunstancias y dispuesta a salir adelante y a luchar. El cáncer no va a poder conmigo”.