La decisión de Ana Soria, la novia de Enrique Ponce, para evitar ser mediática

La novia de Enrique Ponce está harta. O, al menos, eso se deduce del cierre momentáneo de sus redes sociales. Ana Soria ha dado carpetazo, este miércoles, a su perfil de Instagram y lo ha cerrado. Actualmente es imposible entrar en ese espacio virtual que estos días se ha convertido en un auténtico hervidero de visitas. La mejor prueba de ello es que, en apenas unos días, la cuenta de la joven pasó de tener de 500 a 30.000 mil seguidores.

Durante estos días, Ana se ha encargado de denunciar, una por una, las muchas cuentas que suplantaban su identidad. Sin embargo, lo peor ha sido soportar la presión a la que estaba sometida apareciendo en varios medios a la vez. Su 'despedida' momentánea de la red ha coincidido con las entrevistas de Enrique Ponce y Paloma Cuevas que han aparecido en las revistas este mismo miércoles. El diestro, de hecho, libra a Ana de cualquier culpa de la ruptura de su matrimonio.

"No le he sido infiel a Paloma. Cuando la conocí, ya estábamos separados", dice. Además, el diestro añade que tanto él como la chica han sido muy discretos "por respeto a Paloma". También revela un dato importante: "Nosotros llevábamos separados desde hace dos años largos, pero seguíamos juntos por las niñas". Los compañeros de Ana en la Universidad de Granada (estudia allí Derecho pese a que es de Almería) la definen a este medio como "una chica muy abierta, simpática y que estudia lo justo para aprobar. Al ser tan guapa, tenía a los chicos que quería. Está en tercero de carrera y, cuando acabe, hará las prácticas en el despacho de su padre. No va a tener problema para encontrar trabajo, aunque dudo mucho que lo haga. Ella quiere ser influencer tipo Paula Echevarría o Mar Torres, la exnovia del hijo de la infanta Elena”.

La inesperada popularidad de la joven ha hecho que su perfil de Instagram sea una fuente informativa de primer orden. Pese a que en principio reabrió su cuenta eliminando sus fotos con el torero, ahora ha optado por cancelarlo de un plumazo. Tener 21 años y ser la protagonista de las conversaciones de medio país debe ser, desde luego, algo difícil de llevar.