El eterno divorcio de Arantxa Sánchez Vicario llega a su fin (aunque no en Miami)

Hace más de un año que Arantxa Sánchez Vicario espera saber si está o no divorciada. Y parece que lo sabrá en breve. Suena absurdo, porque la extenista ya tiene una sentencia del Juzgado Número 2 de Esplugues de Llobregat que dictó su divorcio de Josep Santacana en marzo de 2019. Pero los abogados de Sánchez Vicario recurrieron, lo que ha alargado el proceso judicial como un chicle.

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La jueza de Miami que lleva el caso de la expareja, puesto que viven en la ciudad estadounidense, consideró que debía ser un tribunal español el que dictara sentencia. Y parece que el recurso presentado por la extenista tendrá respuesta en breve. La Audiencia de Barcelona "ha señalado la votación y fallo de la sentencia para el 15 de julio, lo que no significa", nos dicen desde el entorno de la expareja, "que se dicte ese día, podria tardar más". Sánchez Vicario podrá conocer la resolución judicial de cerca, porque estos días está en España, donde pasará sus vacaciones.

Desde Vanitatis hemos hablado con los tribunales catalanes y no hemos obtenido confirmación oficial. Sí sabemos, no obstante, que en Miami el caso ha vuelto a estar activo, con “vistas especiales” en el mes de junio y otras programadas para los meses de julio (el 27) y agosto (el 4).

Nuevas citas en Miami

El pasado 29 de junio, el juez pidió la comparecencia de Sánchez Vicario para que presentara su afidávit, documento que le han requerido muchas veces y que se había olvidado de presentar. Con este afidávit, el tribunal puede hacerse un mapa de las finanzas de las partes y tomar decisiones al respecto. Así, el próximo 27 de julio, a petición de Santacana, se celebrará una vista en Miami para determinar de manera definitiva el apoyo económico a los niños en función de los afidávits de ambas partes. Además, se propondrá una guía de atención a los dos menores.

Riñas de la jueza

Ya en agosto del año pasado, la extenista se llevó una reprimenda de la jueza por presentar su documentación incompleta. La excampeona no aportó los documentos que la jueza había pedido con anterioridad. Sánchez Vicario se olvidó de llevar el mencionado documento legal que acredita pagos e ingresos. Lo presentó en octubre, pero faltaban datos. Tampoco había incluido su declaración de impuestos, necesaria para decidir cómo se reparte la manutención de los dos hijos de la expareja.

En noviembre de 2019, la misma jueza dictaminó que Sánchez Vicario debía pasar una pensión a su exmarido por los gastos de sus hijos, una cantidad de 637 euros mensuales. Lo adelantó 'La Vanguardia': con la guarda y custodia compartida, la jueza de Miami decidió que Arantxa abonara a su ex 720 dólares mensuales (equivalente en esa moneda) en concepto de pensión de alimentos.

Fines de semanas alternos

Además del divorcio en sí, la custodia de los dos hijos del matrimonio complica aún más el proceso. Los niños pasan fines de semanas alternos con el padre y la madre, y entre semana Santacana está con ellos los miércoles. Una especie de custodia compartida supervisada por un coordinador, figura jurídica que no existe en España y que en EEUU sirve para limar diferencias entre progenitores y tomar decisiones en favor de los niños al margen de las disputas del matrimonio. Por ahora lo han conseguido.

La jueza de Miami que dará el visto bueno definitivo a este régimen es la responsable de la gran bronca que recibió la tenista en forma de 'alegato' judicial en el que Arantxa quedaba en muy mal lugar. Lo adelantaba Vanitatis en su momento: las conclusiones fueron contundentes.

La "mala fe" de Arantxa

Así escribieron: “El tribunal entiende que la esposa llega a la corte con las 'manos sucias’ porque presenta una demanda simple de divorcio sin siquiera mencionar los acuerdos pre y posnupciales para intentar presentar reclamaciones de reparto equitativo contra los bienes probativos del esposo para saldar, según parece, sus propias infracciones tributarias”. La magistrada añadió que Arantxa acudía al tribunal con "mala fe".

Desde su entorno, como suele suceder desde hace tiempo, se llevan las manos a la cabeza. "No ha aprendido nada -nos dice una persona cercana a su familia-, sigue despreocupándose de sus asuntos y lo acabará pagando caro". La historia judicial de Arantxa, mientras, sigue eternizándose.