Julio Iglesias y el casi mortal accidente que podría estar detrás de su deteriorada salud

Fue volviendo de la fiesta de su vigésimo cumpleaños con un grupo de amigos cuando el coche en el que circulaba se estrelló contra unos arbustos en Majadahonda. Aquel sábado 22 de septiembre de 1962 se esfumaba la prometedora carrera en el mundo del fútbol de Julio Iglesias, que ya había debutado con el primer equipo del Real Madrid.

El entonces jugador merengue recibió un demoledor parte médico inicial que aseguraba que no volvería a caminar. Pero él nunca se rindió y a base de esfuerzo logró obrar el milagro tras un año y medio de rehabilitación. Lo hizo con la ayuda de Eladio Magdaleno, enfermero que a la postre sería vital en su carrera musical.

Pero aquella tragedia y sus lesiones en la espalda le dejaron secuelas de por vida. Unas secuelas que podrían estar detrás del deteriorado estado de salud que ha exhibido en las primeras imágenes suyas que han salido a la luz en varias semanas, mostradas en el programa 'Sálvame'.

El artista, que canceló su extensa agenda de conciertos tras el estallido de la pandemia de coronavirus, aparece en una playa de la República Dominicana luciendo un preocupante aspecto, muy delgado y con una pierna vendada. En las imágenes se observa como Iglesias trata de avanzar por la arena con la ayuda de dos jóvenes que tienen que sostenerlo en todo momento.

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Durante el programa de Telecinco, los colaboradores recordaron también aquel fatídico accidente de 1962. "Siempre ha padecido de dolores de espalda a raíz del accidente que tuvo", comentaba Lydia Lozano, que añadió además que el entorno cercano del cantante asegura que "está fatal de dolores".

El otro frente abierto de Julio Iglesias es la batalla judicial por la supuesta paternidad de Javier Santos. En plena pandemia, su abogado Fernando Osuna envió documentación a la OMS y diversas instituciones médicas, y ahora es al Supremo a quien dirige sus peticiones. En este recurso se denuncia la indefensión judicial que está viviendo su representado desde hace cuarenta y cuatro años.

"Mi derecho a conocer mi verdadera filiación es un derecho a la identidad de la persona humana. Se presentó una prueba de ADN que acredita en el 99,9 por ciento esa realidad. El Tribunal Supremo es el siguiente escalón y llegaremos donde haga falta", asegura Santos, que se niega a arrojar la toalla.