El 'zasca' de Sara Carbonero desde las calles de Navalacruz, el pueblo de Iker Casillas

Mientras los últimos rumores sobre la pareja apuntaban a que entre Iker Casillas y Sara Carbonero había una fuerte crisis, ellos de la forma más discreta posible, se han encargado de acallarlos, demostrando que son una familia unida en lo bueno y en lo malo.

Cabe destacar que lo malo ha sido bastante, el último año no ha sido nada sencillo para el matrimonio, que han tenido que enfrentar a la vez, el infarto sufrido por el portero y el diagnóstico de la periodista, aquejada de un cáncer de ovario y cuyo tratamiento terminó en septiembre.

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Una publicación compartida de Iker Casillas (@ikercasillas) el 15 Jul, 2020 a las 2:00 PDT

“No he estado con Sara todo lo que debería”, decía Iker en la portada de ‘Semana’, y todas las alarmas saltaban. ¿Estaría la pareja atravesando una fuerte crisis que pusiera en peligro su relación de pareja? Sin pretenderlo se convertían en protagonistas de la actualidad.

Las noticias sobre ellos no dejaban las cosas demasiado claras, por un lado Iker anunciaba su retirada del mundo del deporte, lo que trae a la pareja de nuevo a España. Una decisión que acompañaba con la compra de un piso en Madrid.

Desde el medio que dio la noticia, ‘Diez Minutos’, señalaban que este inmueble, situado en una de las mejores zonas de la capital, estaría solo a nombre del portero, por lo que de nuevo hacía pensar que la relación con su mujer no pasaba por su mejor momento.

Casillas optaba por viajar a Navalacruz, un lugar que para el portero es importante y donde tiene amigos de toda la vida, con los que no ha dudado en reencontrarse, dejando constancia en sus redes sociales. Mientras tanto Sara descansaba en su pueblo, Corral de Almaguer.

Ahora la periodista se ha reunido con su marido y sus dos hijos, Lucas y Martín, en el pueblo de Ávila donde él se encontraba y allí planean pasar unos días de relax en familia, poniendo fin sin hacer ruido a los rumores que apuntaban hacia un distanciamiento.

Sara, periodista de profesión pero con alma de influencer, ha aprovechado la belleza del lugar, de la que Iker no parece cansarse nunca de presumir, para compartir algunas instantáneas, posando por las calles del pueblo que se ha convertido en su refugio familiar en los últimos días de vacaciones del verano.

Con un estiloso vestido blanco de punto con botones en la parte delantera, con el que presume de silueta y figura, Sara ha posado relajada y feliz, protegiéndose del sol con un sombrero y unas grandes gafas, que ocultan su mirada, pero dejan entrever las ganas de disfrutar con su marido y sus hijos.