Manuel Falcó, primogénito de Carlos Falcó, un nuevo marqués en la banca

"De conformidad con lo previsto en el Real Decreto de 27 de mayo de 1912, este Ministerio, en nombre de S.M. el Rey, ha tenido a bien disponer que, previo pago del impuesto correspondiente, se expida, sin perjuicio de tercero de mejor derecho, Real Carta de Sucesión en el título de Marqués de Castel-Moncayo, con Grandeza de España, a favor de don Manuel Falcó y Girod, por fallecimiento de su padre, don Carlos Falcó y Fernández de Córdoba". Esta mañana, el Boletín Oficial del Estado ha hecho oficialmente marqués al banquero Manuel Falcó. El primogénito del marqués de Griñón será a partir de ahora el nuevo titular del marquesado de Castel-Moncayo, una dignidad nobiliaria creada por Carlos II para reconocer al embajador Baltasar de Fuenmayor y Camporredondo.

Más desconocido en España, Falcó es uno de los banqueros españoles más influyentes de la City londinense y todas las fuentes consultadas aseguran que no ha tocado techo profesionalmente. Está casado con Amparo Corsini Montero desde 1999 y tienen tres hijos (Carlos, Manuela y Mariana). Por trabajo y familia viaja a menudo a España (recientemente, le vimos en el entierro de su cuñado, Jaime Carvajal). "Ha estado muy vinculado siempre al negocio del padre. Le gustan mucho el campo y la caza", apuntaba a Vanitatis no hace mucho una fuente que prefería no dar su nombre "porque Manolo es muy celoso de su vida privada". Falcó está acostumbrado a protagonizar las noticias de los diarios económicos, pero no las de la prensa del colorín, a pesar de sus credenciales.

El hijo mayor del marqués de Griñón es fruto de su primer matrimonio con Jeannine Girod. Nació en Woodland (California), pero a los seis meses regresó a España con sus padres. Estudió Dirección y Administración de Empresas en el CEU, en Madrid, aunque ha sido en la banca de inversión donde ha desarrollado su talento. Comenzó en la banca privada de la mano de Schroders en 1998, hasta que ese negocio fue absorbido por Citigroup en 2001. Desde entonces no ha abandonado la gran firma estadounidense, donde ha ido escalando puestos y hoy es el segundo español más importante de la organización tras Paco Ybarra. En septiembre de 2018 fue nombrado codirector global de banca de inversión del grupo (hasta entonces lideraba la misma división en Europa, África y Oriente Medio). Actualmente es una pieza clave del gigante financiero estadounidense.

Tamara espera

Falcó y su mujer, Amparo, residen en una bonita casa del barrio de Chelsea, en Londres. Sus hijos estudian allí, pero nunca han perdido el contacto con España. "Ella viene más que él", explica otra persona de su entorno, "Amparo era la jefa de Publicidad de 'Vogue' hasta que se marcharon a Londres, y conserva aquí muchas amigas. Ella, Eugenia Silva, Blanca Suelves, 'la griega' [María Fitz-James] tienen un grupo muy unido, hace poco se fueron todas juntas a Marrakech". La familia conserva una casa en Madrid, muy cerca de los Jerónimos, para cuando viaja a la capital.

Mientras ya hay nuevos marqueses de Castel-Moncayo, Tamara Falcó ha decidido esperar a que se pueda celebrar el funeral por su padre para solicitar el marquesado de Griñón. Con un emotivo comunicado y una foto de los cinco hermanos juntos, los hijos del marqués agradecieron el pasado 25 de marzo el cariño que habían sentido en el último adiós a su padre, fallecido días antes por coronavirus. Era una imagen de unidad que siguió proyectándose incluso cuando se conoció la última voluntad del marqués de dejarle el título familiar y el que da nombre a sus bodegas a su hija Tamara, lo que implicaba la renuncia explícita de sus hijos mayores (que tienen mejor derecho) a reclamarlo.

Antes de poder usar el título, a Tamara Falcó, uno de los personajes más queridos del 'show business', le quedan una serie de farragosos trámites por llevar a cabo, además de pagar los correspondientes impuestos. En el caso del marquesado de Griñón, estamos hablando de poco más de 600 euros por tratarse de la transmisión directa de un título sin grandeza de España.

La diseñadora tendrá que visitar el Registro Civil varias veces para obtener la documentación necesaria. Deberá cumplimentar una solicitud dirigida a S.M. el Rey, un árbol genealógico enlazando con el cedente, fechado y firmado; la escritura de cesión otorgada ante notario, "que debe contener la aceptación del título nobiliario por parte del cesionario", según la información facilitada por el Ministerio de Justicia. "Si la cesión perjudica a cualquiera con mejor derecho, deberá prestar a dicho acto su aprobación expresa que habrá de consignarse en acta notarial", apuntan, además de un certificado de nacimiento del solicitante y certificados de nacimiento y matrimonio de todos los enlaces que figuren en el árbol genealógico presentado. "Todas las certificaciones deberán ser expedidas por el Registro Civil y presentarse originales o en fotocopia compulsada".

Para llevar a cabo este proceso tiene tiempo de sobra. Primero tendrá que hacer la solicitud y el Boletín Oficial del Estado publicarla. Si durante un mes desde la publicación del BOE no hay oposición alguna, empieza el plazo de un año para presentar toda la documentación necesaria. Será definitivamente marquesa de Griñón cuando el Rey y el BOE den su bendición: "La facultad de otorgamiento se ejerce por el Rey y se materializa a través de una Real Carta. Dicho otorgamiento surte efectos frente a terceros una vez que se publica en el Boletín Oficial del Estado el correspondiente Real Decreto de concesión".

Respecto a Esther Doña, según la norma, seguirá siendo marquesa viuda de Griñón: "Los consortes legales de quienes ostentan dignidades nobiliarias, así como los cónyuges viudos mientras permanezcan en ese estado, disfrutan del mismo tratamiento que sus cónyuges".

Hay que recordar que en la España del siglo XXI tener un título nobiliario no conlleva ningún privilegio (el último se anuló en los años 80, cuando ser grande de España daba derecho a usar un pasaporte diplomático). Solo el orgullo de llevar con uno un pedazo de historia. No es poco para los tiempos que corren.