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Un fleco fiscal rompe 'in extremis' el acuerdo millonario del divorcio de Pesquera
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Un fleco fiscal rompe 'in extremis' el acuerdo millonario del divorcio de Pesquera

Según ha podido saber este medio, el trato es inminente. Será el final de una guerra que ha partido la Ribera de Duero en dos: los partidarios de Alejandro Fernández y los de sus hijas y su exmujer

Foto: Alejandro Fernández. (Cortesía)
Alejandro Fernández. (Cortesía)

Jueves 29 de octubre. En Valladolid, varias personas se reúnen para redactar de forma oficial el acuerdo al que han llegado unos días antes. El texto es el resultado de más de un año de áspera negociación, en él se despedaza y reparte uno de los proyectos vinícolas más emblemáticos de España, el que dio lugar a la Denominación de Origen Ribera de Duero. Se trata de la fractura familiar y empresarial del matrimonio formado por Alejandro Fernández y Emilia Rivera. El conocido empresario del vino y su esposa decidieron separarse hace tres años, ambos ya octogenarios. Los esposos eran poseedores "en gananciales" del 97% de las sociedades que conforman el Grupo Pesquera, hoy rebautizado como Familia Fernández Rivera. Su divorcio, con múltiples flecos legales y litigios por el control de la empresa y el Tinto Pesquera, se transformó en una larga guerra civil que proyecta su batalla final con las fuerzas ya exhaustas.

Tras muchos meses de trabajo, sus respectivos equipos legales han llegado a un acuerdo. El divorcio civil del matrimonio se firmó hace tiempo, pero es el económico y empresarial el que ha llevado a este grupo de personas a sentarse a esa mesa, algunos por videoconferencia. La actitud "era positiva, había entendimiento", remarca una de las partes. Uno de los testigos explica que, sin embargo, cuando ya estaban a punto de firmar, el asesor fiscal de la Familia Fernández Rivera muestra de repente sus reservas por la fórmula pactada para abonar algunos impuestos (un 'fleco' que podría superar los tres millones y medio de euros por cada parte): "Dijo que no lo veía claro y al final no firmamos, se frustró todo".

Este sobresalto es el enésimo capítulo en un largo enfrentamiento que está a punto de llegar a su fin. Las partes han convenido en contratar a un experto fiscal independiente, que será quien dictamine quién y cómo se tendrá que pagar esa factura fiscal que les hizo levantarse de la silla. Una parte opina que la factura fiscal deberá repartirse al 50%, otra que debería ser solo responsabilidad de Fernández. El bodeguero ya ha dicho que acatará lo que diga el experto. "Nosotros tampoco nos vamos a echar atrás ahora por este tema, llevamos años peleando y solo queremos firmar el acuerdo lo antes posible", dice una fuente de Familia Fernández Rivera.

Los detalles del pacto general no han trascendido, pero ambas partes admiten que es el mejor posible para ambos, que es generoso en los términos y que habrá aspectos que van a sorprender en la comarca. "Lo lamentable de todo esto es que un asunto familiar que debe tratarse en privado salga una y otra vez en la prensa", se lamentan fuentes cercanas a las hermanas Fernández Rivera.

Una de las claves será la tarjeta vitícola para que se pueda comercializar con la D.O. Ribera de Duero, que es propiedad de Alejandro Fernández

A lo largo de este tiempo, los contendientes han estado a punto de sellar la paz en varias ocasiones. Durante los últimos meses, también en la pandemia, las dos partes han estado negociando la disolución razonable del patrimonio familiar a brazo partido. Los mejores abogados del ramo están empeñados en esta tarea. "En mayo estuvieron muy cerca de firmar un acuerdo, pero luego no se llevó a cabo. Alejandro Fernández ha hecho un gran esfuerzo para ceder y lograr el entendimiento familiar".

Mientras han durado las negociaciones, ambas partes han mantenido la discreción, pero en la pasada campaña de la vendimia las trifulcas volvieron a saltar a la prensa cuando 'El Norte de Castilla' publicó que Fernández había denunciado a la empresa familiar ante la Guardia Civil por el "robo de la vendimia". El Grupo Pesquera tiene arrendado un terreno propiedad de Fernández para vendimiar sus viñas. Este contrato de arrendamiento es objeto de una investigación judicial, porque Fernández asegura que es falso, pero la Justicia no se ha pronunciado de forma definitiva. En el centro de la cuestión está la tarjeta vitícola, el 'pasaporte' para que el vino se pueda comercializar con la D.O. Ribera de Duero, y que actualmente es propiedad de Alejandro Fernández. Una de las claves del acuerdo inminente es conocer quién se quedará con la tarjeta.

Foto: Alejandro Fernández, junto a sus hijas y su exmujer.

El del contrato de arrendamiento es solo uno de los conflictos legales que mantienen, que ya afectan a las dos grandes bodegas del grupo, Tinto Pesquera y Condado de Aza, y que se ha extendido fuera de nuestras fronteras con pleitos en California y Londres. "Al final, todos pierden", concedía hace unas semanas José María Mohedano, abogado de Alejandro Fernández. Porque mientras no llega ese punto de consenso, las dos partes tienen que lidiar "con el deterioro de la empresa, de la marca y, si me apuras, de toda la Denominación de Origen Ribera de Duero". "Mientras sigamos en esta tesitura nadie gana", algo con lo que está de acuerdo la otra parte. Félix S. Pérez, abogado de Emilia Rivera y sus hijas, reflexionaba en el mismo sentido: "Los tribunales no nos van a resolver el problema. Hay que tener paciencia, sentarse en una mesa y encontrar una solución de una vez".

Alejandro Fernández, uno de los grandes bodegueros españoles, que hoy tiene 88 años, hizo pública la disputa familiar al considerar que su mujer y tres de sus hijas (una cuarta le apoya) querían echarle de la empresa que él mismo había creado una vez que decidió separarse de su mujer. Hasta entonces, su nombre estaba asociado al buen vino y a sus excelentes relaciones. Hoy día, con el enésimo problema planteado para firmar el acuerdo, "está muy enfadado", según Mohedano, "pero mantiene la fuerza y el ánimo". "Es su manera de ser, fruto de toda una vida trabajando en el campo".

placeholder El rey Juan Carlos y Alejandro Fernández. (Cortesía)
El rey Juan Carlos y Alejandro Fernández. (Cortesía)

El Tinto Pesquera ahora en litigio es uno de los favoritos del rey Juan Carlos I. El padre de Felipe VI es amigo del fundador de esta bodega desde hace varias décadas. Fernández, de hecho, conoció al actual Rey cuando era niño, de la mano de su padre, y mantiene con él una buena relación. Lo contó el propio bodeguero en 'El Español': se han visto en varias ocasiones, una de ellas en China, cuando la reina Letizia vio al bodeguero y dijo: "¡Felipe!, está aquí Alejandro Fernández, ¡ven a saludarle!".

La de Fernández ha sido una historia de éxito. El gurú del vino Robert Parker, con quien también ha labrado una amistad, define el Pesquera como uno de los cinco mejores vinos tintos del mundo y el cantante Julio Iglesias le ha apadrinado. Pero de nada han servido al empresario estas amistades en sus horas más bajas. A sus 88 años, ha visto cómo una disputa familiar está violando la reputación del grupo que creó hace tres décadas, mientras la ansiada paz se resiste a llegar.

Jueves 29 de octubre. En Valladolid, varias personas se reúnen para redactar de forma oficial el acuerdo al que han llegado unos días antes. El texto es el resultado de más de un año de áspera negociación, en él se despedaza y reparte uno de los proyectos vinícolas más emblemáticos de España, el que dio lugar a la Denominación de Origen Ribera de Duero. Se trata de la fractura familiar y empresarial del matrimonio formado por Alejandro Fernández y Emilia Rivera. El conocido empresario del vino y su esposa decidieron separarse hace tres años, ambos ya octogenarios. Los esposos eran poseedores "en gananciales" del 97% de las sociedades que conforman el Grupo Pesquera, hoy rebautizado como Familia Fernández Rivera. Su divorcio, con múltiples flecos legales y litigios por el control de la empresa y el Tinto Pesquera, se transformó en una larga guerra civil que proyecta su batalla final con las fuerzas ya exhaustas.

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