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Blue Spot, el sueño frustrado de Gerard Piqué en Barcelona, entra en concurso
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Blue Spot, el sueño frustrado de Gerard Piqué en Barcelona, entra en concurso

Ni siquiera el futbolista que mejor se mueve fuera del terreno de juego ha podido 'salvar' su local de la Barceloneta

Foto: Gerard Piqué, este fin de semana en Dubái. (Reuters)
Gerard Piqué, este fin de semana en Dubái. (Reuters)

No ha podido ser. El sueño gastronómico del grupo En Compañía de Lobos en el que había invertido Gerard Piqué ha tenido que solicitar el concurso de acreedores. Abierto en el verano de 2018, lo tenía todo para triunfar: profesionales del sector con una larga trayectoria a la espalda, mil metros cuadrados de superficie en el ático más deseado de Barcelona y unas vistas espectaculares de 360 grados sobre la capital catalana y el mar. Lo tenía todo, menos la previsión de una pandemia global que está siendo especialmente virulenta con el sector de la hostelería catalana. El Blue Spot tuvo que pedir la semana pasada la liquidación ante un juzgado de Barcelona.

Lobobeach, la sociedad titular del local situado junto al emblemático Hotel W, se fundó con la mejor de las previsiones. Según contaba 'La Vanguardia' hace un año y medio, cuando abrieron, Tomás Tarruella y su primo Perico Cortés, del grupo En Compañía de Lobos (titular de restaurantes como Bosco de Lobos, en el Colegio de Arquitectos de Madrid, y Gallito, en la Barceloneta), habían decidido plantarse "porque ya tenían suficientes restaurantes". Pero encontraron un local que les convenció para dar el enésimo salto moral. "Nos enamoramos del espacio, pensábamos que aportaba algo distinto a Barcelona y no pudimos decir que no”, explicaba Tarruella. Se sumaron al proyecto como socios Gerard Piqué y el empresario Joan Mas.

Los resultados del ejercicio 2018 no fueron buenos, perdieron casi medio millón de euros, algo habitual en las empresas que empiezan y que no pueden obtener beneficios inmediatos. Cuando el local ya despegaba, llegó la pandemia. El cierre de la hostelería durante buena parte del año 2020 (y lo que queda) ha sido la puntilla para un restaurante que se estaba ya convirtiendo en imprescindible. El restaurante, según datos del Registro Mercantil, contaba con 30 empleados.

Foto:  Gerard Piqué, en una imagen de archivo. (Getty)

Tomás Tarruella es un empresario bregado en Barcelona desde los años 80, cuando creó con su madre, Rosa María Esteva, el Mordisco, "un simpático restaurante que no tenía más pretensiones que ofrecer bocadillos, comida casera y ensaladas en pleno Paseo de Gracia", según su web. "La idea era crear un local que fuera como estar en casa, cocina informal y mesa para compartir, un concepto muy innovador en aquel tiempo que rápidamente convirtió Mordisco en un local de referencia. El éxito les animó a ir ampliando el negocio con otros restaurantes, cada uno concebido de forma independiente y planificado con el máximo esmero".

Hoy, Tarruella está detrás del Grupo Tragaluz y de locales tan potentes como el Luzi Bombón o el Bar Tomate, en Madrid, o de los barceloneses Tragaluz y Pez Vela. La decisión de Piqué de asociarse con él para crear el Blue Spot era "una apuesta ganadora" que, sin embargo, ha sucumbido víctima de tan extraordinarias circunstancias.

No es la primera incursión de Piqué en el mundo de la restauración aunque sí la más relevante. Lo hizo antes con la hamburguesería Yours, abierta en la calle Londres, en el Eixample barcelonés, con el grupo musical Els Amics de les Arts. El local tampoco tuvo suerte y cerró en 2018, meses antes de que Piqué decidiera invertir con Tarruella en el Blue Spot. Parece que la gastronomía, de momento, es el único sector que se le resiste.

No ha podido ser. El sueño gastronómico del grupo En Compañía de Lobos en el que había invertido Gerard Piqué ha tenido que solicitar el concurso de acreedores. Abierto en el verano de 2018, lo tenía todo para triunfar: profesionales del sector con una larga trayectoria a la espalda, mil metros cuadrados de superficie en el ático más deseado de Barcelona y unas vistas espectaculares de 360 grados sobre la capital catalana y el mar. Lo tenía todo, menos la previsión de una pandemia global que está siendo especialmente virulenta con el sector de la hostelería catalana. El Blue Spot tuvo que pedir la semana pasada la liquidación ante un juzgado de Barcelona.

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