Charisse Verhaert​, la exnuera más desconocida de Preysler: espartana y alejada de las revistas

El pasado 3 de agosto, Charisse Verhaert ponía punto y final a su relación de más de 20 años con Julio José Iglesias Preysler presentando una demanda de separación en la Corte de Miami, ciudad en la que reside el matrimonio. Unos papeles que ponían de manifiesto su ruptura definitiva y que han trascendido en las últimas horas en las páginas del diario 'ABC'.

Y es que, tras 8 años de matrimonio y más de 12 de noviazgo, una boda por todo lo alto (exclusiva mediante) y una vida aparentemente idílica alejada de los paparazzi y los escándalos, la modelo belga de 38 años ha puesto el 'the end' a la que ha sido su vida hasta ahora. Quiere tomar un nuevo camino y sus redes no dicen lo contrario.

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Según ha publicado dicho diario, no se ha tratado de una ruptura amistosa: el hijo de Julio Iglesias e Isabel Preysler se niega a presentar la documentación patrimonial requerida en varias ocasiones por el abogado de Charisse y aún está en el aire la custodia de su mascota Molly, su gran amor, si hacemos caso a su perfil de Instagram, por quien la modelo exigirá una alta pensión compensatoria.

Una situación nada sencilla que al parecer se arrastraba desde hace años. Es peculiarmente llamativo el hecho de que no compartieran una foto juntos desde 2018 y que, desde entonces, las únicas imágenes en las que sale un hombre sean de Enrique Iglesias, por quien siente un gran cariño familiar y admiración como cantante.

Acostumbrada a mantener un perfil siempre bajo en lo que concierne a su vida pública, igual que su cuñada Anna Kournikova, nunca ha querido vivir de las exclusivas del papel cuché, como es costumbre en el seno de su familia política, donde la mayor parte de sus integrantes han posado (o lo siguen haciendo) varias veces al año para hablar de las novedades en su vida.

Aunque al principio de su noviazgo participó en algún evento público en nuestro país, lo cierto es que fueron pocas las ocasiones en las que los medios pudieron abordarla.

Para ella, los posados se ciñen estrictamente a su carrera como modelo, que empezó cuando todavía era una adolescente en Bélgica, al ser fichada por los padres de una de sus mejores amigas para hacer algunos trabajos en su agencia. Una carrera prometedora que, a pesar de haber fijado su residencia en Florida, la ha llevado a viajar por todo el mundo cosechando un éxito nada desdeñable.

Desde entonces, todo lo que sabemos sobre ella está publicado en su perfil de Instagram, donde intercala fotos de su mascota y de su madre, Magda Smet, su mayor apoyo, con producciones en las que ha participado como modelo.

A sus casi 40 años, Charisse posee una silueta escultural que mantiene a base de ejercicio y una dieta estricta y equilibrada que también comparte a través de esta red social. Una rutina que sigue día a día con una constancia casi militar, que empieza con los primeros rayos del día y que incluye desde carreras por el campo con su perro hasta ejercicios con pesas que le han permitido participar con éxito en la exigente Spartan Race.

¿En sus ratos libres? Es extraordinariamente familiar, viaja a Bélgica siempre que puede para reunirse con su hermano Christopher. Una vida de la que, como decíamos, han trascendido pocos detalles durante los más de 20 años que ha pertenecido al clan Preysler y que a partir de ahora, probablemente, sean aún menos.