Javier Lambán, ante su momento más duro: de futbolista intelectual a gobernar Aragón

Quería ser futbolista, pero un expediente académico con tan buenas notas no podía perderse en el césped. Javier Lambán militó en el Real Zaragoza, el equipo de sus amores, en la época de los ‘zaraguayos’, aquella generación de los años 70 mezcla de uruguayos y aragoneses que casi meten al equipo en lo más alto. Allí estaba el ahora presidente de Aragón, en las categorías inferiores, viviendo un sueño.

Jamás imaginó que su sueño tenía más que ver con la política que con el fútbol y que llegaría a presidir su tierra. Y eso que el camino se lo fue forjando desde niño, con ese expediente brillante al que hacíamos referencia. Ahora, a este socialista querido por su sencillez y su cercanía le ha salido un enemigo en el camino: acaba de anunciar que sufre cáncer de colon. Pese a la enfermedad, ya ha dicho que no piensa renunciar a su trabajo y que seguirá al frente de la Administración.

Lambán está casado desde hace décadas (contrajo matrimonio en 1986) con Marisa Lázaro, con quien tiene una hija, Teresa, que le ha convertido en abuelo. En julio de 2019, daba a luz a la pequeña Vega, que es el caramelo de la casa, en un hospital público de Zaragoza. Toda la información relativa a su vida privada aparece en la web que lleva su nombre y que él mismo escribe, evitando así especulaciones de ningún tipo.

“Tuve pasión por la práctica del fútbol, fichando en 1974 por el Real Zaragoza juvenil. Las lesiones y la política me disuadieron pronto”, cuenta sobre su pasado futbolero. Es seguidor del equipo blanquillo y madridista tribal: “Presumo siempre de que, cuando se celebró el 75º Aniversario del Real Zaragoza, la única institución aragonesa que condecoró al club y organizó una gran exposición conmemorativa fue la Diputación Provincial de Zaragoza, que tuve el honor de presidir”.

Lector compulsivo

Bromista hasta con las malas noticias, Lambán dice que lee mucho. Vamos, que es “un lector compulsivo, no sea que la diabetes me incapacite antes de hora”. Se pirra por los ensayos, en especial los de política e historia, aunque también dedica tiempo a la poesía, como la de Cavafis y Machado, pasando por todos los clásicos.

En cuanto a sus gustos musicales, son de los más eclécticos: “Me gustan mucho el flamenco y el jazz. Adoro a Carlos Gardel y oigo con placer música antigua. Pero, por encima de todo, me emociono escuchando a dos cantautores catalanes: Lluís Llach y Joan Manuel Serrat. De este último, de quien me considero amigo, afirmo que es el mejor ejemplar de ser humano del que tengo noticia”.

Con un pasado profesional como profesor en su Ejea de los Caballeros natal, estudió Historia Contemporánea en la Universidad de Barcelona y presentó su tesis doctoral, ‘La reforma agraria en Aragón en la II República’, calificada con la máxima nota posible: apto cum laude por la Universidad de Zaragoza. Se lo pueden figurar, sí, es republicano a muerte y espera poder ver la III República. Guerra le queda para rato y, mientras pueda, seguirá al frente de su Gobierno pese a su enfermedad.