El beso legendario de Iker y Sara que emocionó a España
La periodista y el guardameta vivieron un Mundial lleno de tensiones. La prensa acusaba al portero de estar despistado por tener a su novia tan cerca. Y al final... la emoción ganó la partida
“Madre mía...”. Atónita, muerta de la vergüenza, Sara Carbonero respondía así al beso que le dio su pareja, Iker Casillas, tras ganar la Copa del Mundo de Fútbol de Sudáfrica en 2010. En directo, ante las cámaras de Telecinco que habían retransmitido todos los partidos desde el principio y que tenían a todo el país ante el televisor, Casillas se soltó. Con la euforia de la victoria recorriendo su cuerpo, el portero respondía algunas preguntas de la periodista al acabar el partido.
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“Qué quieres que te diga, qué te voy a decir”, atinaba a contestar Casillas, entre risas y lágrimas, mientras agradecía a sus padres y a su hermano el apoyo recibido. Y entonces, casi sin poder hablar de la emoción, ella le contestaba: “No pasa nada, vamos a hablar un poquito del partido...”. Y su respuesta fue añadir que los agradecimientos eran también "a mis amigos y a ti". Y entonces llegó ese famoso beso que dejó atónita a la afición y a medio mundo. “Madre mía, bueno, pues… luego seguimos, ¿vale?”, cortó Carbonero ante las cámaras. Al fondo sonaron unos entusiastas aplausos que con el tiempo supimos que eran del entonces príncipe Felipe y doña Letizia.
Aquel partido de España contra Holanda batió récords de audiencia. En Telecinco, fue visto por una audiencia media de 12.969.000 espectadores y el 77,2% de cuota de pantalla, y el minuto de oro, con 16.815.000 espectadores y 91,0% de cuota de pantalla, fue justo antes del histórico gol de Iniesta. “Soy como todo el mundo, somos gente campechana, somos gente normal y hoy lo hemos demostrado”, dijo Casillas cuando le preguntaron por el beso.
"El broche ideal"
“Habíamos sufrido bastante”, contó hace unos años en el programa de Bertín Osborne ‘En la tuya o en la mía'. En aquel espacio, Casillas rememoró los intensos días de julio de 2010 y dijo: “Se habían metido mucho con ella y aquel momento era el broche ideal para poner punto y final a aquel campeonato”. Un beso, algo improvisado, dejó al país boquiabierto.
"¿Derrota de España? Culpen a la novia", tituló ‘The Times’ en portada al día siguiente de la derrota de España. Carbonero sufrió mucho durante aquel campeonato por este motivo, que llevó incluso a Mariano Rajoy, entonces líder de la oposición, a decir que "si España pierde, la culpa no es de Sara Carbonero". El beso con el que Casillas selló la victoria, ante las cámaras de toda España, en directo, fue una manera de darle su apoyo.
Casillas recordó ese momento en un documental de Rakuten TV, ‘Los secretos de la Roja’. El portero, en una entrevista realizada este 2020, no deja espacio a la duda: “Que el gol de Suiza, que te puedan criticar porque estaba tu pareja a pie de campo, es una estupidez, con todos mis respetos, no hay por dónde cogerlo”.
¿De dónde salió esa historia? Fue casi una casualidad. Mala suerte, quizás. Aquel julio de 2010, en la redacción de ‘The Times’ en Londres, un periodista español, corresponsal de un medio con sede en Madrid, tenía allí su mesa. Cuando Casillas, en un despeje, encajó un gol en el primer partido de la selección española, el entonces joven periodista no dudó en advertir a los colegas británicos de que la colega que estaba detrás de la portería era la novia del guardameta y, acaso, la responsable de su desconcentración.
El periódico londinense, animado por el descubrimiento, decidió llevar a portada la historia, con la foto que mandaba en toda la página. “La que he liado”, reía entonces aquel corresponsal en conversaciones telefónicas con sus compañeros madrileños.
"Complejo para Carbonero"
"En el viaje de vuelta", recuerda Juan Bautista Martínez, jefe de la sección de Deportes en 'La Vanguardia', "Casillas estuvo varias horas en la parte de atrás del avión departiendo con los enviados especiales porque entre ellos se encontraba su pareja". Martínez, que ha viajado a incontables encuentros deportivos para su periódico, nos cuenta que "la relación entre Iker Casillas y Sara Carbonero era una de las comidillas de los enviados especiales en el Mundial de Sudáfrica, porque, admite, "no se puede negar que el asunto despertaba un morbo especial y a veces generaba situaciones incómodas. Como siempre, uno de los que lo llevaba mejor era el seleccionador, Vicente del Bosque, que lo relativizaba todo".
Todos eran conscientes, además, de que era "más complejo para la propia Carbonero, que generaba una atención especial, incluso en la prensa internacional, que le dedicó diversos reportajes". Así que el famoso beso "fue uno de los momentos que han quedado también de aquel Mundial. Con la acumulación de triunfos, la relación pasó a ser como un cuento de hadas que todo el mundo aplaudía". Un broche, en palabras de Casillas, para acallar una batalla que se inició al principio del campeonato.
"Era demasiado"
Iker fue quien había levantado el trofeo en el campo, “un sueño de niño”. A lágrima viva, todos los jugadores se abrazaban y se besaban. “No hablamos, solo nos dábamos besos, llorando todos”, ha recordado Xavi Hernández. Y cuando el portero vio a su pareja, con quien no se había podido encontrar durante la concentración futbolística, se dejó ir. La tensión venía de lejos y Casillas sabía que Sara Carbonero había sufrido casi tanto como los miembros de la Roja, aunque por otros motivos.
A partir de estar en aquella diana, muchos medios dispararon contra Carbonero, quien por aquel entonces trabajaba en la sección de Deportes de Telecinco y entrevistaba a los jugadores desde el mismo campo. También Xavi Hernández habla de aquellas críticas y dice que “desde fuera, veíamos que era demasiado”.
“Madre mía...”. Atónita, muerta de la vergüenza, Sara Carbonero respondía así al beso que le dio su pareja, Iker Casillas, tras ganar la Copa del Mundo de Fútbol de Sudáfrica en 2010. En directo, ante las cámaras de Telecinco que habían retransmitido todos los partidos desde el principio y que tenían a todo el país ante el televisor, Casillas se soltó. Con la euforia de la victoria recorriendo su cuerpo, el portero respondía algunas preguntas de la periodista al acabar el partido.